

Warriors of the Dawn (Daeribgoon , The Proxy Soldiers , Daerib Forces , Daeripgun): Visto el panorama de películas históricas (histéricas más bien, con Cleopatras nubias y Napoleones metidos en Liaisons Dangereuses) que se nos ofrece, yo me quedo con las coreanas. Porque si cogen la historia real por el cuello y se lo retuercen, no passssa nadaaaa, yo no sufro. Que lo cierto es que se toman muchas menos alegrías que los modernos rompedores (acaban de anunciar por la radio una versión de Don Juan donde “doña Inés se salva a sí misma”, Virgencita del Pilar que susto). Y encima visualmente son muy llamativas, tienen el toque exótico y los actores son mas que solventes. Pues eso, que hoy toca una de Joseon, el reino que se quedó atrapado en el tiempo

El rey Seonjo tenía una gran vocación: ser un aburrido burócrata. Cuando empieza la película, el hombre está hartito y abrumado, superado por la invasión japonesa mandada por Hideyoshi, y se las pira al Imperio Ming (o sea, China), dejando el marrón al Principe Gwanghae (su segundo hijo, concebido con una concubina). Hala, majete, eres príncipe coronado, o sea heredero, y si eso vete arreglando el cortijo.


La historia es muy heroica y muy patriótica, con escenas apabullantes (los carros en llamas, la huída por las montañas…), muy recomendable a amantes del cine bélico. Un ejemplar desarrollo es la evolución y maduración del chavalote (que empieza siendo un señorito embutido de importancia y acaba empatizando con el pueblo que se supone va a gobernar y manchándose las manos con la vida real). No hay tiempo ni para el romance ni para el chiste

Otro asunto destacado es la verdadera pasta de los héroes (que siendo soldados de pago resultan ser los más cumplidores y leales).Y es que los que se dan de tortas mas contundentemente y demuestran ser mas patriotas que los cortesanos son las Fuerzas Daerib; conformadas por personas a las que se les paga para servir en el ejército en nombre de los demás, uno pensaría que escurrirían el bulto a la primera oportunidad.

Estos “soldados pagados” equivaldrían a los muy españoles “tropas de sustitución”, como los que en 1775 permitieron a Navarra cambiar a sus quintos por otros reclutados no navarros; en el resto de España, autorizados por la ley de 1856, se permitía el cambio de número entre los mozos sorteados, y las familias con posibles, previo pago, mandaban de quintos a otros con menos recursos. En 1874 se suprimió esta clase, y sucesivamente se limitaron las sustituciones a parientes hasta el 4º grado (1877) y entre hermano en la península (1882). Anda que no se calentó el asunto con la guerra de Marruecos y sus rejemanejes. La cosa se fue estirando hasta 1940, que no está mal…


El señorito redimido, pues un actor principal (Yeo Jin Goo) tan bueno como siempre: nos dejó embobados haciendo de detective, nos hizo salivar cocinando para nosotros… qué voz, qué voz… y de jefe de los sustitutos, Lee Jung Jae, que jugó a los calamares, cazó espías, juzgó muertitos… otros os dejo que los localicéis, es curioso encontrárselos tan zarrapastrosos.

Nada más empezar la película y conocer al rey a la fuga, le cogemos una manía espantosa al Seonjo. Claro, los que no estamos en la Historia de Corea no sabemos los antecedentes; el rey Seonjo llegó al trono con 16 añitos recién cumplidos, verde cual ciruela. Interés le echaba al negocio, si si; empeñado en mejorar la vida de la gente, y convencido de que el confucianismo era la mejor doctrina posible, se dedicó a promocionarlo y a devolver a los estudiosos su lugar bajo el sol (ahem… los que habían sobrevivido a las cuatro purgas anteriores). Reformó los sistemas de exámenes nacionales (reduciendo la exclusividad de la literatura e incluyendo historia y política… si, lo de contratar técnicos en agricultura, leyes, industria, sanidad etc les superaba) y en general consiguió cierta paz y tranquilidad, tan necesaria para el crecimiento económico. Bueno, pues la cosa duró lo que duró. Un rey que funcionaba muy bien en tiempos de paz (a pesar de de las zancadillas de los que medran en Palacio y usan Joseon como su tablero de Baduk -versión coreana del Go-) pero no supo o no quiso o no pudo atender las recomendaciones de estudiosos como Yi I de reforzar el ejército -porque el japonés Oda Nobunaga y otros estaban metiendo mucha caña en China-; las rivalidades entre facciones (y la burricie de algún politicastro) impidieron llevar a cabo las medidas que los profesionales estaba pidiendo a gritos,

Total que en Abril de 1592 llegó un ejército japonés y fue subiendo a gorrazos a los mandatarios joseoneanos hacia el Norte (el pueblo, como se puede suponer, se quedó en su sitio, muriendo a puñados) cuando los japoneses se presentaron en las costas, y es verdad que salió pitando, dejando a su hijo, el príncipe Yi Hon (luego, Príncipe Gwanghae), al mando. 17 añitos tenia el chaval, y no estaba ni preparado ni apoyado.

Encima, cuando consigue desalojar a los invasores y tiene que reconstruir el país (arruinado y despoblado), los nobles de las facciones Soron (que apoyaban a su hermano pequeño) y Noron se dedican a malmeter todo lo que pueden. Durante años, además de hacer equilibrios entre manchúes, la dinastía Ming y los nipones, tiene que vérselas con esos elementos, a los cuales les importaba un pito el país y sus paisanos, y al final después de muchos líos se salen con la suya y lo derrocan, mandándolo desterrado a Jeju y poniendo en el trono a su sobrino, que era un infeliz manejable por sus incompetentes consejeros.Adios a las buenas intenciones


Estoy deseando verla, por suerte la he encontrado. Gracias 😊
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Pues vista. Muchas gracias por el consejo, me ha gustado muchísimo 😊
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Ay, las cosas del poder, siempre lo mismo y no aprendemos
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