
Vampire Prosecutor: Una serie algo antigua, con sólo dos cortas temporadas, y a veces con rebufos anticuados en la parte técnica (como esos zooms en los primeros planos), pero que se disfruta por sus aciertos. A mi me recordaba a ratos las clásicas policiacas de Starsky&Hutch, o Corrupción en Miami, con esas escenas de aspecto alborotado y los montajes compulsivos y convulsivos para crear tensión y velocidad. Por mi, está bien; hasta les perdono chocantes empalmes de la misma escena donde se aprecia algo extraño, como si hubieran juntado dos tomas y se notara las ligeras diferencias. Para empezar, es de agradecer que tengan ese humor socarrón y sibilino, que sin ser negro sí es necesario cuando trabajas en criminología, y un desparpajo en lo políticamente incorrecto que asoma la patita de vez en cuando, refrescante en estos tiempos de puritanismo.

Los golpes de guion corren sobre todo a cargo de los secundarios, especialmente esa pareja Pim y Pom que se basa en un ex-gánster reciclado en detective (Lee Won-jong, otro característico que sale por todas las producciones) y un científico forense interno (Kim Joo-young, jovenzano que se lo toma con calma) que lo mismo vale para un roto que para un descosido. Súmese una fiscal novata (Lee Young-ah), con familia ahem… “en los negocios” y coladísima por su jefe (Yeon Jung-hoon), el fiscal al que no le gustan los ajos

Ojito al señor fiscal, que tiene tela. Si, es un vampiro, pero del subgrupo de los vampiros coreanos, que son atípicos a rabiar: esta categoría exótica incluye neovampiros que no les importa estar al sol, que a veces se toman un pelotazo en el bar, y que llevan vida de cartujos en monástica austeridad. Nada de bestias desenfrenadas que no se contienen en sus impulsos crápulas, frecuentando institutos para disimular sus ansias pedófilas, o zangolotinear haciendo inanes entrevistas a cual mas insulsa.

Heredero directo del Drácula de Frank Langella, el seductor deja que asomen ante el espectador y su único amigo sus miedos e inseguridades. Ante la sexualidad animal del romántico vampiro original, Príncipe de la Noche, el neovampiro ofrece sensualidad contenida de caballero medieval, manteniendo a raya sus impulsos para evitar caer en los abismos donde se pierde la humanidad. Por eso el caballero hace abstinencia de todo, TO-DO, y lo de andar asaltando dormitorios de doncellas (y si se tercia, donceles, todos víctimas deseosas de ser incluidas en el menú degustación), se acabó. Y mira que el personaje es tremendamente atractivo (guapo, tenebrosos, elegante, inteligente, educado, SEXYYYY…), vamos, lo que los ingleses llaman Hot, y en castizo «arrímate, mozo, para un ratito en el henil»… en modelo bitensión. Morbazo, lo que este fiscal tiene es morbazo.

En la segunda ya se cortan un poco más, le dejan un guardarropa más sobrio y resuelven elegantemente varias insinuaciones sobre ese bar arcoíris al que no sólo se viene a beber y deprimirse.

Incluso se permiten darle un aire juguetón en algunas escenas, con sutiles ternuras (que vamos, no es de extrañar que a la aprendiza se le caiga la baba) e insinúa una atracción devuelta hacia su subordinada, que si no fuera por su determinación en ser buen chico, bien a gusto hubieran pasado a discutir los casos entre batallas en campos de almohadas (habría que preguntar a la dama si lo de los colmillos y las bolsas de sangre en la nevera le estorban mucho, igual no es tan importante). Que oyes, igual la que hubiera seguido los caminos del arrebato Sturm und Drang sería la aprendiza enamorada, aceptando la profecía de Luna, merendándose al fiscal con mucho arroz y luego que saliera el Sol por Antequera o por Busan

La serie dejó un cliffhanguer como un camión, esperando continuar en una tercera temporada que nunca se rodó. Una pena, mucha gente se quedó con las ganas. Igual algún club de fans se dedicó a escribir fanfic donde por fin (¡por fin!) se resolvía la evidente tensión sexual (me contesto: si, existen foros con esas producciones de fans, aunque no sé si se quedan en la suavidad de «novelas para adultos con reparos» o se despeñan por el porno hardcore, una deriva habitual) . O directamente se sacaron novelas de bolsillo continuando el guion (con mas aventuras y casos del cuarteto chascarrillero), o alguien metió tableta gráfica y sacaron webtoons…

Otro punto típico atípico de estos vampiros orientales es su capacidad de amar. Amor romántico (detenido en su marea arrolladora por el sacrificio para no arrastrar a los otros), pero también amor de familia, porque eso es lo que son. Una familia basada no en los genes, sino en la lealtad de los unos con los otros. Y sin necesidad de andar reptando por los techos. El vampiro occidental por definición es egoísta y hedonista, dedicado en exclusiva a sí mismo y su apetito, pero aquí el vampiro jefe pelea no sólo por encontrar respuestas a su drama personal, sino a solucionar los casos que se le presentan y a velar y defender con uñas y dientes (sobre todo dientes) a su equipo/amigos/familiares.

Lo que si coincide con los vampiros clásicos es que tiene superfuerza, supervelocidad y capacidad de recuperarse cuasimilagrosamente de las heridas. Las escenas de lucha son molonas: entre que el zanquilargo actor debe practicar artes marciales y que están bien filmadas (con planos brevísimos de montaje sincopado), quedan muy marchosas. Fostiazo va, fostiazo viene

Lo que peor llevo es que los archivos que encontré para descargar tienen poca calidad, y yo que disfruto con la fotografía me dejaba los ojos. Enfin, c’est la vie…

Muchas gracias, sigo ampliando mi lista 🤗
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Donde esté un vincent price o nuestro queridisimo christopher lee no hay vampiro coreano que los iguale, vampiros buenos no existen por definicion
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por dios menospreciar asi a frank langella! en castigo ya sabes que peli vamos a ver este finde!
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ohhh, como te gustan los vampiros coreanos..y OCN.
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jaisjaisjiass es que los vampiros de toda la vida tienen un jenesaiscuac…y francamente, los chuchurrios esos modernillos alterachavalas como que no me alegran el ojillo…ande vas a comparar… los coreanos si que siguen la tradición chupasangres eroticofestiva
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