
La Princesa Mononoke: Cuando mi adlátere domi me confesó que no había visto esta película, no me lo podía creer. Cariño…¿Cómo has podido perderte esta maravilla?. Que mira que tiene años (es de 1997), pero sigue siendo una supernova en la galaxia de estrellas de Studios Ghibli. Recuerdo haber leído sobre ella (ay madre qué tiempos, cuando me compraba el Fotogramas y me lo empollaba para estar al día), y acechar impaciente el estreno en el videoclub. Total, que cuando por fin lo pusieron en las estanterías, lo colocaron…en la sección “infantil”, entre Heidi y el Valle Encantado. ¡¡¡Virgendelapatarrastra!!!. Que si, que en aquellos tiempos lo de anime no nos cabía en la cabeza, que si eran dibujos animados eran cosas para críos… ¿Pero no les mosqueó a los distribuidores y quioskeros que en la portada saliera una chica con toda la cara llena de sangre? ¿Pensaban que se le había corrido el pintalabios? ¿O es que sacaron otra portada, la del dragón en el bajorrelieve? La cosa es que meter el DVD (o la cinta) en el reproductor y darle al Play debió ser como una explosión de olla (exprés) en los domicilios donde la alquilaron o compraron “para los nenes, que se queden quietecitos frente a la tele y nosotros nos desentendemos”.

Y no por la violencia en sí: entonces los niños podían ver cosas bastante moviditas en las pantallas y los tebeos (pongan aquí su lista de series infantiles favorita con la que se criaron estupendamente), sin estar censurados por las actuales hordas del Ejército de Salvación bienpensante, así que una batalla con muertos y trozos de gente volando era algo fuertecillo, pero no tan radical. Lo que debió sacudir a los pedugos que se pusieron delante del ordenador fue el propio concepto de “película adulta con dibujos”. Porque adulta es la idea de un dios susceptible de sufrir una corrupción y de morir (al menos en alguna de sus formas), corrompido por la intervención humana (la bala que enloquece a ambos dioses jabalí, la que está envenenando a la Diosa Lobo, la que corta la cabeza del Caminante Nocturno). Nada menos que cuatro dioses sufren el proceso. Muy Nietzschesiano todo (Errrrr, ahora que caigo… Semana Santa y todo su fondo metafísico, con todo un Dios hecho hombre, torturado, muerto, sepultado y resucitado… La herencia del dios Mitra… upppsss). Y el Ciclo de la Regeneración, y ese animismo que forma el andamiaje de la película … no me extraña que haya gente que no haya entendido nada de la filosofía base, y que se hayan quedado en el aspecto “ecologista” de la trama (que sí, que está ahí, pero hay más capas debajo) o incluso (¡¡¡Herejiaaaaa, Herejiaaaa!!!) se hayan ABURRIDO. Enfin, que ya el pobre San Francisco de Asís tiró la toalla predicando a los ceporros de su pueblo, y se bajó al puerto a predicar a los peces junto con San Ictícola, que les daban menos disgustos… no es de extrañar que haya quien la encuentre “sosa, ñoña, pesada”, o se planteara pegarle el tijeretazo en el metraje (vamos, como quien dice que le sobran lanzas en el cuadro y propone recortarle para ajustarlo en un marco comprado en cierta tienda sueca). Maldito Weinstein, al final si que te cortaron algo por mastuerzo: La Maldición del Dios Venado te alcanzó por impío

El Sintoísmo es la segunda religión mas practicada en el Japón, y seguramente mucha gente se quedará con el aspecto folklórico de su práctica (folk-lore en el sentido de “conocimiento popular”, los ritos y prácticas que se pasan de generación en generación y no tienen un órgano rector teológico). Pasarán por los portales de madera Torii, encenderán sus varillas de incienso en el santuario Jinja, sacarán sus Mikoshis en procesión… Y buscarán la guía moral para sus comportamientos en otras fuentes, porque el Sintoísmo se limita a ofrecer fórmulas para vivir en armonía y buenas maneras con los mencionados kami, o sea el entorno natural. Por eso en esta película no hay “buenos” y “malos”, no hay condenaciones o recompensas para los personajes, tan sólo consecuencias de tus actos. Incluso si han hecho barrabasadas: si al final vuelven a recolocar las piezas y se alcanza de nuevo el equilibrio, bien está.

La verdad es que la primera impresión del protagonista (el príncipe Ashitaka) con su amor no es para los de corazón delicado. Encontrarte conque la princesa del cuento no es una arrebolada damita bordando en su torre, sino una asalvajinada niña de las monjas en versión lupina, con la boca llena de sangre…y aun así encontrarla bella y prendarte como un becerrico… vamos, enamorarte como se enamoran estos héroes, que se dejan la vida para sacarlas del lío pero son incapaces de un detallito, no sé… tomarla de la manita, regalarle flores y bombones, hacerle promesas que no se van a cumplir…

Esa imparcialidad frente a las dos mujeres poderosas que no necesitan machotes ni paladines (tan solo lugartenientes y compañeros), comprendiéndolas por igual y salvándolas a ambas, deja descolocados a muchos que no se enteraron de nada. Equilibrio, equilibrio entre la Naturaleza y el Progreso.

Aceptación del Otro, de sus razones, de sus decisiones… Evitar el prejuicio, evitar juzgar para no ser juzgados. Pelear hasta el final para cambiar tu Destino porque a lo mejor tu Misión es darle la vuelta o estar en alguna otra parte, algún otro lugar.

Responsabilizarse de las consecuencias de tus actos (si matas a un dios/destruyes un ecosistema, no creas que vas a irte de rositas, algo pasará que te alcanzará antes o después)…. Anda que no hay temitas para hacer moverse los engranajes mentales

Reconocedlo francamente, en cuanto visteis a los kodamas os enamorasteis de esos pequeños duendes del bosque sano y equilibrado. Cliclicliclic… a rotar la cabeza. Como no tengo jardín para ponerles un refugio, me conformaré con un fanal donde instalarlos en casa, con sus setitas, su musguito, sus ramitas y tal

Como es la norma de la casa, cada escena es una delicia visual. Para empollarla plano a plano. Casi en su totalidad dibujada a mano, sólo tiraron de ordenador y pintura digital en algún punto porque no les daba tiempo a acabarla. Sangre, sudor, lágrimas y algún infarto hubo que poner en el ara del sacrificio para lograr esta película, que aun hoy es objeto de culto (como tiene que ser).

Para verla en familia, resolver dudas de los peques, compartir discusiones en la sobremesa, debatir de todo lo debatible, disparatar con la fenomenología religiosa/espiritual, bucear en Internet para aclarar detalles (como la variedad de armas mostradas, totalmente históricas) o ver en callada epifanía y comunión con vuestra pareja y susurrarle al oído: cariño, ¿nos vamos este finde de excursión al bosque a buscar al Caminante Nocturno y hacernos el cubil en una cuevita?

Me imagino a la greta ecologeta estudiando cada fotograma de la peli para ver en donde se equivoca su idea mística. Que no que la naturaleza no está arraigada a una religión pero se influencian mutuamente
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