
Lo habitual es que las series coreanas sólo tengan una temporada. Ocho, diez, doce o dieciséis capítulos que a veces, de forma casi agónica, se alargan hasta los dieciocho a costa del guión. No, los culebrones y seriales de chorrocientos capítulos no cuentan. A veces, los astros se alinean y se puede seguir en nuevas temporadas con las aventuras y desventuras de los personajes. Hoy, dos k-dramas que despertaron el interés del público y los patrocinadores, y cuya primera temporada ya comentamos en el blog

Missing 2: De la primera temporada ya comentamos que tenía su gracia. Cerramos los ojos a las incoherencias del guión (que las había, y muchas) y nos divertimos con el estafador de medio pelo y el abuelo tristón resolviendo las cuitas que los espíritus del pueblecito fantasma (Brigadoom a la coreana) habían dejado en este valle de lágrima: mayormente, encontrar sus cuerpos (sobre todo, por haber sido víctimas de asesinatos y haber sido escondidos) y darles una sepultura decente. A aquel pueblo en las montañas ya no pueden llegar, pero sí a otros pueblos repartidos por todo Corea. Debe ser que han sido designados embajadores “a lo divino”. En dos años han mejorado sus circunstancias, y comparten una casa estupenda con la moza hacker. Y hala, de pronto vuelta a ver espíritus desmemoriados, a ir y venir por el tunel misterioso, a enfrentarse a los causantes del desaguisado…

En este nuevo pueblo, la jefa de todo es la responsable de la tienda multiusos, el Capitan Kang, y es la que recoge a los perdidos al pie del árbol-puerta. Cena caliente, limpiar los sorbitones y a buscarles acomodo. Si, a Lee Jeong Eun la hemos visto en muchas series, como la del pueblo del chachachá. Y mas que la veremos, porque esta mujer no para de trabajar. La hacker (Ahn So Hee, sobre todo ha hecho programas de tv y ha trabajado de cantante y modelo), que además ha decidido abrir un café para pijos en una zona industrial abandonada, no ve espíritus… de momento, porque tenemos sospechas de que pronto se incorporará al negocio. Hay casos que se resuelven en dos episodios, otros duran varios capítulos, y de una manera u otra el pobre inspector de policía que se quedó sin novia en la primera temporada (Ha Joon, se prodiga poco) apechuga con la parte oficial. Hay un gran arco a cuenta de unos asuntos de mafiosos que giran en torno de un malo malísimo (Kim Tae-Woo, este tiene muchísimo CV) que debe ser descendiente de un intrigante en la corte de nuestra mejor reina. Los actores que repiten (Go Soo, esta vez con una melenaza que nos tiene flipadas, y Heo Joon Ho, que por el camino se escapó de Mogadiscio) siguen siendo eficaces y ocupan la pantalla, aunque a ratos parezca que van en automático. Normal, con un guión deslavazado y hecho a trompicones, y un rodaje interrumpido por el covid dichoso, cuesta seguirlo.


Work later, drink now 2: ¡Ah, la amistad empapada en alcohol como un bizcocho borracho de Shoju….!. Si os acordáis, dejamos a las tres amigas con sus afanes de bebercio en una situación agridulce: dos de ellas (la guionista arrebatada y la papirofléxica impasible) con parejas más o menos apañada (el director mugroso y el guaperas pocholo) y la tercera (la sonriente con amores de quita y pon) pasando por quirófano por un tumor de mama. Venga, a ver como salimos del brete… pues que ante la idea de tener que pasar por quimioterapia y perder todo el pelo, la chica desinhibida decide darse un respiro. Y ahí que la acompañan en una temporada de vida salvaje sus dos amigas. Las tres se fabrican un campamento en medio de la montaña, y a hacer dieta depurativa

A la vuelta de la dichosa naturaleza, ¡oh milagro! La amiga se ha curado, y cada una retorna a la rutina diaria. Aprovechando su estancia nemorosa (o sea, en el bosque), la amiga de amores ligeros y breves se pone a trabajar en un estudio de yoga, donde alborota y contradice a la jefa todo el tiempo (no sé ni cómo la soporta, en la vida real hubiera durado dos minutos antes de ser despedida) y sacude de lo lindo al estirado hermano de su jefa (eso está bien, el tipo es un insoportable, no le irá mal que le sacudan la tontería). La papiroflexista reparte comida a domicilio y tantea con cuidado la relación con el pocholo (que resulta ser un artista y profesor para las chicas de un centro de internamiento juvenil) ¿tantear? Al pobre lo lleva por la calle de la amargura. Parece como si se divirtiera fastidiándole, a ver si el tipo se harta y ella puede quejarse de que la ha dejado. Igual que la de la TV sigue con su pedazo de pan con ojos, ahora algo más adecentado, pero igual de enamorado. Ambos terminan explotando y pidiendo un poco de respeto, porque los siguen usando de saco de boxeo para resolver sus conflictos personales. Si, las tres tienen cuentas pendientes con sus propias familias, y se resarcen con los tres tipos que las adoran

Repiten: Lee Sun Bin (por el camino se subió al monte Jirisan), Han Sun Hwa (hace muchos shows de tv) y Jung Eun Ji como las tres amigas; Choi Si Won como el director desastrado, Yoon Shi Yoon como el artista (asomó la carita en el final de la anterior temporada y ahora ya está en lista), Yoon Da-Kyung como la doctora (que en otro hospital le amargaba la vida al cirujano poseído) y Kim Jung Soo como el camarero que las aguanta. Nuevos en la plaza tenemos al fotógrafo gruñón Joo Eo Jin (este acaba de aterrizar) y a la dueña de la academia de yoga Yu In-Young (chica lista, empezó de modelo y se hizo un hueco en las series, la tv y el cine, probando suerte en la dirección y la escritura)



De la primera no comento nada pero de la segunda ,si….viva las mujeres poderosas , las que saben lo que quieren, las que no ser achantan ante la adversidad, las que estan unidas en sus aventuras las que les pasa de todo y siguen adelante, las que se enamoran y desesnamoran y vuelven a enamorarse, las que luchan por lo que quieren….serie para publico femenino y aviso para el masculino
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