El hospital de los fantasmas

Ghost Doctor: Mmmmmmmm veo que hace días que no hablamos de series de asuntos sanitarios. Un género que tiene un público fiel, ese que ojea las escenas quirúrgicas poniéndose las manos en la cara y echando vistazos entre los dedos, pero disfruta con los “dramas de bata blanca”. Y también hay un sector crítico en el público que observa con atención la parte técnica con el móvil en la mano para buscar las referencias, si hace falta la imagen congelada sometida a escrutinio, y señala con el dedo acusador las pifias mientras bufa NOOO ASI NOOOOO ANIMALLLLL CHAPUCEROOOOOOOO QUE LO VAS A MATARRRRRRR. Bueno, vale, confieso sin pudor que yo estoy en el segundo grupo. Pseeeee manías que tenemos algunas… Bien, pues en este k-drama la parte “señalar los fallos médicos” casi no la he tocado. Alguno hay… no sé, ahora mismo no recuerdo ninguno…La parte técnica, desde luego, está muy bien representada: las funciones en el quirófano, los procedimientos y en los diálogos los personajes hablan con propiedad … que os puedo contar, en la escena en que para coser una aorta el cirujano pide Prolene 5 ceros se me escapaban las lágrimas de alegría ¡Si señor, el asesor de la parte médica ha triunfado!

A ver, anestesista, un poquito alto de frecuencia cardiaca lo tienes… sube el sevofluorano y los goteros que empezamos mal… Las escenas del presente llevan lencería de quirófano azul y batas deshechables, las del pasado lencería verde y batas de tela. Bonito detalle…

El argumento no es precisamente novedoso, vale, una especie de Hospital Central en menudo mezclado con un tema de fantasmas (o espíritus errantes) que han quedado, por una causa u otra, atrapados en el entorno hospitalario. Cuando los pacientes están en tránsito hacia el Mas Allá, su esencia queda atrapada en “tierra de nadie”, ni vivos ni muertos. Ese limbo puede ser breve (apenas unos instantes) o prolongarse en circunstancias especiales (los pacientes en coma), y a veces el espíritu pierde el pasaje y se queda atrapado en algún lugar especial o ligado a una persona. Hasta aquí, nada original. Generalmente, los hospitales han sido catalogados como verdaderos sumideros de energías, generalmente malas o, mejor dicho, asustadas y doloridas. En una serie o película, si un médium entra al hospital, aunque sea para rellenar un formulario, sale pitando acosado por todos los espectros ululantes, susurrantes o amenazantes.

Aquí no, aquí los espíritus asentados entre servicio y servicio son de lo mas afable. Casi todos, pendientes del estado comatoso de su cuerpo, los problemas de sus familias llorosas y más aburridos que ostras – con excepción de Tess, un afable fantasma que actúa como tutor y guía de las almas descarriadas -. Ninguno puede estar demasiado separado de su cuerpo inerte, y existe una especie de “barrera” que no pueden cruzar

Otra excepción es el protagonista, el cirujano cardiovascular jefe del servicio que todo lo que tienen de genio, lo tiene de mal genio. Por culpa de un ¿accidente? ha entrado en coma, y su espíritu ronda el hospital buscando una solución. Como estas series de fantasía aplican el Deus Ex Machina a destajo, este caballero tiene la capacidad de poseer a otra persona viva y actuar en el mundo físico. Al que le ha tocado la china de aguantar ser poseído es a un joven residente que vivía feliz vegetando en su puesto de “niño-rico-bueno-para-nada”.

Desde que echas un ojo al cartel sabes que empezarán discutiendo, seguirán peleando y acabarán en un bromance.

En los papeles de co-protagonistas están Rain (cantante y sobre todo bailarín), que defiende el papel (a pesar de que es muy cliché) y en la otra banda, devolviendo el saque, Kim Bum, que tiene mejor cancha para jugar. Lo siento, mi corazón se quedó atrapado en la Cordillera de Baekdudaegan entre dos zorros a cual más encantador, y estamos en pleno síndrome de abstinencia esperando el retorno de los gumihos. Aquí se les ha ido la mano aplicando el filtro Beauty del programa de edición de imagen, y sale el colega con un cutis mas liso y radiante que un culito de bebé, y a veces se hace hasta risible tanta suavidad. La que solo hace bulto y nos deja indiferentes es la pobre UEE, que con un personaje de exnovia metido con calzador para justificar que al yacente no lo tiren directamente al cubo de la basura, parece que solo sabe poner cara de susto y sufridora en bata. Algunos secundarios son buenos (como Sung Dong Il, que ya conocimos haciendo un papel muy similar de benévolo supervisor en la casa de los solteros) y otros son infumables

TRI-CE-RA-TOPS, tienen un fósil de TRI-CE-RA-TOPS en los pasillos del hospital. Y un modelo de las alas de Da Vinci. ARGHHHHHHHH YO QUIERROOOOOOO

El guión hace verdaderos equilibrios malabares para justificar los agujeros del guión, explicar los razonamientos y antecedentes que cada personaje lleva detrás y que les empujan a una u otra decisión, permitir que los fantasmas interaccionen con los objetos… y muchas veces quedan en el aire colgando las incoherencias rampantes (un mensaje que hace que el cirujano salga disparado del hospital, el trato agresivo contra la única que lo ha defendido tras el coma…). Desde el episodio 14 la historia se desboca, y parece un copypaste con recortes y descartes, o volantazos provocados por los comentarios de los espectadores que exigen a toda costa ver esto y lo otro, venga o no a cuento; el episodio final se hace bola intentando cerrar todas las historias y poniéndose moñas, recogiendo velas del excesivo alargamiento de la tensión chico-chica. Técnicamente, también las parte técnica se resiente: hay líos de raccord, se cruza la línea de los 180º en los diálogos, se cargan la regla de salto de eje sin un maldito travelling,  la cámara salta nerviosa de un actor a otro con planos de dos segundos o menos (para evitar que el ojo se fije en los errores y tembleques), las frases de los personajes son cortísimas (para no tener que memorizar muchos párrafos y poder hacer unas tomas apuntador-actor: el apuntador recita cada frase y el actor la repite, y luego se monta todo cortando al apuntador), el montaje es descuidado… Algo poco habitual en las siempre impecables series coreanas. La BSO es almibarada, y a veces tan exagerada que parece que la han colocado de broma, con música entre heroica (que esto no es 300, caramba) y los coros angelicales tan empalagosos que dan ganas de pasarse a la legión infernal (que hay galletitas y R&R). Tan dulzarrón como el etalonaje en tonos brillantes que inunda muchas escenas, mucho flou y glow dorado, que nos chorrea el glamourrrrrr por los lagrimales. Menoa mal que otras han respetado el rodaje invernal en exteriores, y se han dedicado a los tonos pardos, amarillos y azules pálidos de la época, ayudadas por unos vestuarios en tonos neutros

Aun siendo fantasmas, los coreanos se las apañan para plimplar sojhu

Dicho esto, os la recomiendo si queréis disfrutar de la parte médica y podéis suspender el espíritu crítico en la parte cinematográfica (al revés que lo habitual). Divertíos con la interacción de los conflictos entre los dos protagonistas, recordad cuantas veces habéis visto a los novatos cayendo en las pifias del residente que no quería ser médico (¡esa sonda urinaria!), abandonad toda esperanza de entender algunas de las historias (yo no me he aclarado quien es quien en la familia del residente espirituado… tampoco me importó demasiado) y dejad que los vericuetos del macguffin (el dinero que todo lo pudre) acabe rescatando el juramento hipocrático entre los restos del naufragio de la conciencia de los médicos

Hay que respetar la iluminación natural de los quirófanos, y eso exige un poco de pocardía en las luces. El foco principal es la enoirme lámpara halógena del techo, y hemos rellenado mínimamente las sombras. Si los aparatos y paredes están oscuras da igual, porque lo importante son las pantallas de los monitores. Al fantasma que está comprobando que esta vez no hay milagro quirúrgico lo hemos vestido de verde, a tono con los paños de quirófano de la mesa de instrumental. Una iluminación concreta y un poquito falsa en ese personaje es aceptable, al fin y al cabo no es «real», así que le hemos colocado un pequeño foco cenital amarillo. Un punto de vista elevado de la cámara nos permite quitarnos de en medio elementos como los palos de gotero, paños, bandejas… y es lógico que distribuyamos a los actores (que se miran entre sí completando el círculo) alrededor de la mesa de intervención, que queda oculta por el cuerpo de un ayudante. La mesa de instrumental separa a los personajes vivos del triste fantasma. No podemos permitirnos fantasías con la distribución real en un quirófano, así que mejor mover la cámara

Publicado por directoraymas

Apasionada por la fotografía. Mas de 40 años viendo cine de todo tipo y últimamente decidida a hacer sus incursiones en el asunto. Viajera siempre que puede, pudo y podrá. En la mesa lo mismo puede haber una tortilla de patatas que un wok de verduras o una selección de mezzes... Con semejantes antecedentes, solo podía organizar un blog ecléctico entre la curiosidad y el desparpajo

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4 comentarios

  1. Yo soy de las tuyas, me encantan las series de hospital, para recordar mis buenos tiempos y para buscar las pifias, Esta me gusto mucho, me lo pase muy bien y también me encanta el zorrito 😍. Por cierto, si te ponen mala las barbaridades sanitarias, no veas Dr lawyer, las meteduras de pata son atroces (la primera, echar alcohol sobre guantes estériles y tubo de inrubar recién sacado de su bolsa estéril… Supongo q para esterilizar 😵.

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  2. Pues el tema de vida tras la muerte es interesante y no es especulación sin más, las «VIVENCIAS» DE LOS PACIENTES que han pasado por un estado de muerte está descrita abundantemente, otra cosa es que podamos intervenir en ellas para su estudio. Lo de que un fantasma dirija a otro ya es fantasía.

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