
Thermae Romae: Despues del viajecito por las oscuras cavernas del Mal, vamos a hacer un poquito de relax veraniego con una producción ligerita, ligerita. Algo que no nos deje tiritando y nos afloje la contractura del alma. Venga, a reírse sin complejos con esta gamberrada japonesa. Sean pues las aventuras desventuradas de un arquitecto de termas romanas (el sufrido Lucius Modestus) que vive, trabaja y se desespera en la época del emperador Adriano, y al cual por arte de birlibirloque ha sido bonificado con billetes de ida y vuelta al Japón contemporáneo. Cada vez que tiene un tropezón acuático, es atrapado por un remolino temporal y reaparece en el Japón del siglo XXI, en algún lugar relacionado con el agua. Un spa, una bañera doméstica, un jacuzzi… In puribus cuéribus y como mucho una bolsita con moneditas, debe sobrevivir como puede en un mundo completamente alienígena (al principio cree que son las estancias y baños de los esclavos extranjeros, luego va cambiando de opinión). Crisis existencial, crisis de identidad y crisis personal, todo junto. Menos mal que solo pasa unas horas (a lo sumo uno o dos días) perdido en el mundo de los “cara plana”, porque si no acaba majara perdido. Como tonto no es, y los baños de humildad bien aplicados espabilan el cerebro, descubre muchas ventajas en ese nuevo mundo que, cuando es devuelto a Roma por un chapuzón o remojete, adapta con ingenio.

Del éxito y buen pasar de sus excursiones en la modernidad también son responsables los bondadosos japoneses con que se encuentra. No solo sonríen y comprenden que un extranjero sin referencias y sin conocer el idioma se encontrará perdido cual oca capitolina en un hangar aeronáutico, sino que echan una mano al romano. Cuando el puede, claro, devuelve el favor al universo nipón ayudando. Lucius, que ha escalado en la sociedad y ha llegado a diseñar una terma privada para el emperador, otra pública patrocinada por su hijo, otra para las rehabilitación de las legiones… es una persona decente y trabajadora, a la que el éxito no se le sube a la cabeza.



Casi al mismo tiempo, se estrenó en Japón la adaptación de una película Live Action (es decir, rodada con actores en escenarios naturales) que, para diferenciarse del anime, hace un derrape y desarrolla una historia de amor entre el antiguo romano y una japonesa contemporánea. Yo creo que fue una excusa para poder marcarse un viaje a Roma entre amigos y poder filmar en Cinecittà. Otro punto de marcar diferencias fue elegir actires de rasgos duros y morenos, como Hiroshi Abe, que encarna un Lucius bien formado (pero que muyyyyy bien formado) y que pasea culi…digooooo palmito sin vergüenza (a ver, que fue modelo en sus inicios, ay sus carnes morenas).

Luego este actor ha seguido haciendo pelis de esas que las premian en Cannes y tal, y dramas y minidramas, y de todo lo que le echen. Entre la panda de amigos, se apuntaron a la juerga Kitamura Kazuki (que tiene CV como samurai, como poli y como lo que le pidan) haciendo de perverso Ceionius, (Lucius Ceionius Commodus como personaje histórico, luego renombrado Lucio Aurelio Vero tras su adopción por parte de Antonino Pío), Masachika Ichimura disfrazado de emperador, Ueto Aya como magaka enamorada y un montón de gente que hace de figurantes o minipapelines, mayormente de si mismos. Aunque la crítica diga que era muy floja, la gente se lo tomó a chufla e hicieron caja. Cuando rodaron la segunda parte dos años mas tarde, la cuadrilla se fueron a pasar unas vacaciones a Bulgaria, con una producción a todo trapo con extras a porrillo y tal.


La última reelaboración fue el anime Thermae Romae Nova, que en 2020 sacaron directamente del manga. Una jautada (que diría mi abuela) con un Lucius castaño y mas aventuras. Para reírte y soltar un “¡anda ya!” cada dos minutos. Sin interés de ser fiel a la Historia (ni falta que le hace), mucho chiste tongue in cheek, mucha crítica somarda (la aparente ingenuidad occidental y pomposa superioridad japonesa es una suave burla del etnocentrismo nipón), mucha exageración…

Está claro que, para financiarse, los productores han llamado a las puertas de los negocios de aguas termales y estos han respondido: después de cada capítulo, hay un minirreportaje sobre termalismo en Japón, y la mangaka convertida en presentadora nos va mostrando diversos onsen, a cual mas pintoresco y delicioso. Para poner los dientes largos. Si os toca la lotería y os vaís a conocerlos en vivo, acordáos de repasar las normas de comportamiento, no seáis bárbaros
Venga, os dejo relajaros con las medusas del Emperador Adriano. Os lo poneis en el móvil, os metéis en la bañera con un puñado de sal y unos trozos de algas de las que venden en los supermercados chinos, y tan contentos
Visto lo visto se agradece una gamberrada de estas de vez en cuando y aprendes de las últimas innovaciones en spa para viajes futuros, algo de historia (poca) y entretenimiento ( a ver con que nos sorprenden). Para pasar un rato divertido.
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