Menosprecio de Corte y alabanza de Aldea

Hometown Cha Cha Cha (El amor es como el chachachá; Mr. Handy; The Sea Village Cha Cha Cha; Fishing Village Cha Cha Cha; Chachachacha In The Seaside Village; Mr. Hong; The Seashore Village ChaChaCha; Seaside Village Chachacha): Me bajo a tomar mi café al bar del chaflán y al pasar por delante de la tienda del chino resulta que ya han puesto el escaparate de Navidad… Rayos, es verdad, hoy es primer Domingo de Adviento, Navidades se nos viene encima como un tren AVE lanzado por la depresión del Valle del Ebro. Pues además de empezar a rascarnos la cabeza habrá que ir seleccionando las películas y series que vamos a ver en esas fechas tan señaladas. Venga, algo suave, de buen rollito, que te entretenga y no te haga sufrir mucho. El empujón de otras series que han dado la campanada en la despistada parrilla europea ha animado a los distribuidores a traer más productos de Corea del Sur, y montada en la Hallyu, la Ola Coreana, ha aparecido esta serie. Verla anunciada en las páginas de descargas (ahem, ahem…si ya sabéis cómo soy…) me alegró el día como a Harry el Sucio el asalto a la cafetería donde desayuna. Así que los que no podéis seguir los subtítulos en español (y menos aún en inglés) podéis escucharla doblada al español no latino (yo prefiero los subtítulos; las voces de los actores coreanos, cuando te acostumbras, son muy dúctiles y bien educadas, y en los personajes de comedia le dan un puntazo poder oír la entonación). Así que si os apetece ir viendo capítulos mientras se hace el asado en el horno y haciendo tiempo para montar la mesa, esta del chachachá a la orilla del mar es una opción estupenda. Tenéis 16 capítulos de una hora, con un argumento más que previsible en su final (caray, que desde el poster de entrada lo veis venir cómo va a acabar), de desarrollo “blanco e inocente”, que hace cerrada defensa de la vida relajada y sencilla y la buena vecindad, sin grandes desastres y con mucho humor -sobre todo en los personajes secundarios, que casi se comen con patatas a la pareja protagonista-. En realidad, es un remake de «Mr. Hong.», película de 2004 que en su momento fue muy popular, así que el final ya se lo sabían los espectadores y seguramente hubieran montado la marimorena y exigido la cabeza del guionista si hubiera intentado alguna maniobra de dispersión

Y es que es ver a una de esas yayas con pantalones y camisolas floreadas, con su gorro en la cabeza y más majas que paqué, y quedarme embobada, con una sonrisa de oreja a oreja.. ¡Ostras, la abuela con el hijo cerdo de la serie del acupuntor viajero del tiempo!

La idea original está bastante vista, claro: un profesional de alto nivel (en este caso, una dentista) que por un conflicto en su trabajo en Seúl se lía la manta a la cabeza y se va a un pueblecito de pescadores a varias horas de la capital (la ficticia ciudad de Gongjin), donde abre una consulta al constatar que la gente de la zona no cuenta con servicio de odontología, a pesar de haber muchas personas mayores y jóvenes que necesitarían asistencia. Evidentemente, entre la idiosincrasia de los paisanos y las costumbres que tiene ella (a ver, que no es que sean malas, simplemente chocan con lo habitual en el pueblo, como lo de ir a correr con mallas, que los alborota de mala manera) empieza con algún traspiés. Anda, mira, como Doctor Mateo. ¿Y quien es el -o la- aborigen que se baja de la moto y empieza a gritar VAAAAAAACAAAAAAAA para quitar la fastidiosa rumiante de la carretera? Pues un tipo que parece el perejil de todas las salsas, ángel de la guarda de todo el pueblo, no hay oficio que no ejerza y tarea que no practique (de hecho, tiene TODOS los carnets que haga falta), que responde a la denominación de “jefe” y es más libre que los gorriones del parque.

O sea… EL BARCO DE CHANQUETE. La guitarrica le falta al mozo para cantar el No Nos Moverán…

La única intriga no es cómo van a acabar, sino los vericuetos que van a dar para terminar juntos, y aun más las historias secundarias que se mueven alrededor y se enredan entre sí. La dueña del restaurante de pescado, su ex y la tercera en discordia; el matrimonio de la tienda del pueblo (incluye escena de parto en medio de un ciclón), el propietario con un bar-café, que fue una estrella de la canción y ahora se estrella haciendo de padre de una adolescente; la propietaria del restaurante chino que se ríe con toda la boca abierta (¡la maruja norcoreana de Crashlanding in Your Hearth!); la ayudante de la dentista que tiene al policía de enamorado… Todos con una historia agria detrás, que resisten ayudándose entre ellos, y tienen claro que en el pueblo se sobrevive mejor que en la capital. A ver, tranquilos, esto no es Twin Peaks, no son TAN raros ni se han cargado a Laura Palmer. Mayormente es un sainete de Arniches aggiornado, y eso no es demérito

Menudo armario tiene la señora, que no repite modelito. La reina de las compras online. A partir del episodio 10 se empieza a notar que está mas integrada en el pueblecito, porque va adoptado la moda de vestir de la gente de la zona. Con ustedes, Shin Min-A, que lo petó en A Bittersweet Life. Definitivamente, una buena actriz de comedia en este drama
Lo mas irreal es que a un caballero soltero, sin novia, guapo, inteligente, simpático, con chupeteables hoyuelos, independiente y tal, no le estén entrando las damas locales y visitantes hasta por la gatera para darle calorcito del bueno. Aunque estuvieran con la mosca detrás de la oreja de que al mozo no le gustan las mozas, seguro que habría colas de voluntarias para rescatarlo de su craso error. Sin embargo, no hemos visto ni una sola escena en la cual las más decididas lugareñas intentaran algo. Por muy conservadores y modestos que sean en el pueblo, las noches de invierno son frías, y la casa del jefe Hong (una delicia hogareña en madera) tiene una despensa llena de frutas en licor que bien merecen ser compartidas.

Al final acabaremos conociendo sus historias, y también nos enteraremos de qué hace un tipo tan listo como el jefe Hong haciendo de chico de los recados en Quintalapuñeta de Abajo. Que luego no es tan remota, ojo, que hasta allí llega un equipo de televisión en plan “vamos a poner a un grupo conocido de k-pop (DOS, una boyband ficticia) a actuar en un festival de aficionados y a cocinar en una casa tradicional”. O sea, Masterchef con menos tontería. Los del pueblo encantados de codearse con los mozos y pegarse una merendola, la dentista encantada de reencontrarse con un antiguo amor (meeeeec meeeeec peligrooooo peligroooooo)…

No digamos la niña de la cafetería que es groupie total del cantante, en pleno momento fan cuando SU idolo actúa en su pueblecito

Revisión de lista para decidir si la ponemos para apaciguar a la familia en reuniones familiares. Veamos… ¿escenas de sexo? Pudibundez absoluta, todo es tannnn ligth… ¿Momentos de terror que luego los peques tengan pesadillas? Tampoco, como mucho, intriga. ¿Escenas desagradables? A menos que te impresione ver limpiar una jibia, estas a salvo. ¿machismo o denigración de la mujer? Para nada, aquí las mujeres mandan y ordenan, se ganan su sustento y con aciertos y errores, sacan su vida adelante ¿mensaje moral? Vive y deja vivir, ayuda y déjate ayudar, pero no seas una carga para nadie, y no creas que por tener más dinero has triunfado en la vida, que la codicia es veneno. Todo eso en una producción con la impecable realización coreana de lujo: preciosos escenarios (se filmó en el turístico barrio de pescadores de Pohang, que en realidad es muchísimo mas grande y tiene hasta superpuerto), fotografía excelente, escenas de postal, etalonaje en colores brillantes, situaciones un poquito estrafalarias pero no irreales y al final todo va encajando en su hueco

En Corea tambien comen pescado crudo -llamado allí Hweh- desde tiempos inmemoriales (solución lógica para la falta de combustible), y en vez de los platos y barquitos limitados de los japoneses sashimis, prefieren meter montañas de laminillas y puñados de trocitos en cuencos y bandejas. El pescado se remoja en soja o en chogochujang dulce y picante, y se puede envolver en hojas de lechuga roja o de perilla para engullirlo. Si acaso, un cuenco de arroz al lado para echar en el paquetito, y si no directamente palillo y a la boca

Al actor principal (Kim Sun Ho, que lleva pocos años de carrera y hace de galán estupendamente), justo al acabar esta serie y en plena promoción, le explotó un asunto bastante desgradable en los morros. Una ex-novia que saca los trapos sucios de su relación a la vista de todos, y la alegría descerebrada de los medios que deciden hacerle una campaña de acoso y derribo, colgando testimonios de supuestos compañeros de rodaje proclamando el «lado oscuro» del aparentemente yerno ideal. Bastante malo es que una ex eche cubos de basura en tu espalda, cuando debería ser cosa de la intimidad de la pareja que fue (y si no es así, a denunciar a la policia), pero que se monte un escándalo a base de clickbaits… Ya no se si todo o en parte es verdad (hay mucho de autopromoción a base de tirar con escopeta a personajes públicos), o es que al departamento de marketing se le fue la mano y la olla con lo de menear titulares en la promoción (no sería la primera vez). La cuestión es que lo echaron del programa que estaba grabando y por los pelos no se queda fuera de los futuros castings per in saecula saeculorum. Bulos y follones que ya en el Hollywood del cine se meneaban desde los propios estudios cuando una estrella amenazaba con terminar su contrato y largarse a la competencia. Da igual que solo sean rumores o directamente mentiras: las productoras echan a los sospechosos antes de que haya cualquier complicación, y luego ya veremos. Unos actores han conseguido sobrevivir a las polémicas, y otros no. Y mira que a algunos el follón que les montaron parecía un guión de hard-boiled con femmes fatales, chantaje, grabaciones al rojo vivo…

Otra vez una composición de parejita de espaldas con paisaje al fondo. Por fin nos enseñan la parte del superpuerto, pero de noche, para que la iluminación industrial se convierta en luces difusas, y las estructuras se transformen en fantásticas imágenes perfectamente equilibradas. La pareja en el banco sigue la ley de los tercios, en el ángulo inferior derecho. Para destacar la figura masculina (vestida de oscuro y con el pelo negro), la hemos colocado en la zona de luz blanca del reflejo en el agua. El jersey blanco de la chica es lo bastante reconocible para poder usar de fondo el agua negra. Un poco de contraluz en el halo del pelo, y voilá! Piquito pudoroso. La cámara no está perfectamente paralela al borde del muelle y el banco, pero a la hora de elegir prima el contraluz. Ya haremos unos planos antes y despues donde colocaremos la cámara en otros ejes, y montaremos la escena de modo que no quede extraña al ver la pareja un poco de refilón

Publicado por directoraymas

Apasionada por la fotografía. Mas de 40 años viendo cine de todo tipo y últimamente decidida a hacer sus incursiones en el asunto. Viajera siempre que puede, pudo y podrá. En la mesa lo mismo puede haber una tortilla de patatas que un wok de verduras o una selección de mezzes... Con semejantes antecedentes, solo podía organizar un blog ecléctico entre la curiosidad y el desparpajo

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2 comentarios

  1. Parece ser que todo está ya arreglado la culpable es la dama, ya han empezado a recontratarle y/o a decir que nunca le habían hecha do. Parece ser q en el fo do es más bueno q el pan, y hasta aprendió a preparar sopa de algas para hacérsela después de la intervención a la susodicha (es lo único que sabe cocinar y lo dijo en un programa de TV, así q el chico es un amor)

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  2. Crónicas de un pueblo, serie de hace algunos años a la coreana le falta las fuerzas vivas aunque las difumina en algunos rasgos

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