Píncheme aquí, doctor

Live Up to Your Name (Pon tu nombre en alto, Live Up to Your Name, Dr. Heo / Deserving of the Name): Esto ya empieza a ser toda una sección de la videoteca, la de “médico que aparece en algún periodo temporal que no es el suyo y tiene que adaptarse o reventar”. En este caso, una comedia amable con alguna subtrama más trágica. Lo normal, siendo de asunto médico: aunque la medicina actual haga milagros, siempre es un pulso con el dolor y la muerte. La cuestión es que, aparte de eso, la resolución de la historia es benevolente con casi todos los personajes, que o bien son capaces de encontrar solución a sus problemas, o bien se arrepienten y logran la absolución de sus pecados (nota: llegar hasta la escena postcréditos. Toda oveja encuentra su pareja, aunque sea descarriada). Aparte de eso, parece talmente un enorme anuncio de propaganda de la medicina tradicional coreana, presentando la acupuntura, la moxibustión y la fitoterapia como complementos bien fundados que pueden combinarse con la moderna medicina occidental, esa que te hace recambios valvulares o te apaña el corazón en un trasplante. No sé qué lugar ocupará hoy realmente la Medicina Tradicional en Corea, si es tan importante como la presentan en el drama o solo es un frívolo divertimento para ricachones que sueltan la pasta jugando a los alternativos: los coreanos, que son muy pillines, en cuanto vieron a oportunidad de vendernos la moto a los occidentales fascinados por la exótica posibilidad del acerico milagroso, intentaron vender la moto de su origen peninsular, jijiji que traviesos. Tampoco es que dieran el cambiazo total, porque sus textos clásicos habían influido en el resto de países del entorno profundamente, pero vamos.. que los chinos, mal que les pese, les llevaron la delantera

Menudas lanzas maneja el colega… Vale, que el verdadero Heo Im fue el inventor de la acupuntura kinética, que debe ser una fusión entre fisioterapia y acupuntura. Como no tengo mucha idea del asunto, no sé si eso de meter la aguja de medio metro como el que pincha olivas zas zas, banderilla de Qi, es habitual. O lo de andar pellizcando y haciendo vibrar la aguja… lo que sí sé es que esas lanzas largas y gruesas que maneja con cara de concentrado ya no se usan, y menos esos puñales aplanados o con punta abiselada. Ahora todo es mucho más ligth y aséptico. Como la relación con los pacientes. Mucha bata blanca, poco corazón

En épocas anteriores, visto lo visto, supongo que sería la mejor opción. Dado que se cree que los tatuajes encontrados en algunas momias neolíticas podrían ser terapias precursoras, y las primeras agujas de bronce encontradas datan del 800 aC, seguro que Otzï recibió la terapia mas avanzada de su época para su artritis antes de pasar a la posteridad en el dichoso glaciar.

Actualmente, ningún acupuntor se atrevería a meter así una aguja, de lado a lado de una muñeca (y menos, los gruesos virotes de épocas pasadas). No me extraña que el protagonista vea las finísimas y cortísimas agujas actuales y haga «pfffffff» con cara de desprecio.

Lo reconozco, tengo mis dudas a favor y en contra de dicha terapia. No voy a descartarla completamente, pero tampoco considerarla una solución para todos los casos. Yo, que os voy a decir, lo que diga la Cochrane, y lo que dice es que no hay muchos estudios serios y sí muchas trampas de investigadores fulleros. Si de verdad funcionara tan bien como proclaman sus defensores, los muy pragmáticos jesuitas que la importaron a Europa en el siglo XVI la usarían extensivamente, y los gobiernos asiáticos que la declararon ilegal y superchería indeseable durante el siglo XX hubieran seguido apoyándola. Sólo la decisión política del gobierno de Mao de que era “lo que tocaba” en la China Comunista alejada del perverso Occidente la trajo de vuelta a su país de origen. Normal, total es barata y encima a Mao le sobraban chinos, si alguien del Comité Central se podía malito ya lo ingresarían en los pocos selectos hospitales “manejados por el maligno” que había, o lo sacarían a hurtadillas en un avioncito para tratarlo en el extranjero. El resquicio de duda que no se cierra radica en que sí que existen algunos casos (sobre todo en el tratamiento del dolor muscular) en que parece que, efectivamente, tiene un efecto real (no sólo de placebo), y visto que en el caso de cuadros como la fibromialgia hay quien apunta a las fascias como agentes en la sombra, pues igual van por ahí los tiros. No sé, también los receptores benzodiacepínicos eran unos desconocidos (y las patologías psiquiátricas, “enfermedades del alma”) hasta que alguien concluyó que la depresión era cualquier cuadro que podía revertirse con 5 mg de diazepam, y si había una llave es porque en alguna parte estaba su cerradura. El veneno siempre está en la maximalización, ahora tenemos ejércitos de zombies del carrito de la compra que se van a dormir con el Príncipe Valium para aguantar, cuando lo que necesitarían es un buen consejero que les sostuviera el ánimo y las energías para enderezar sus vidas

A ver, que para que la acupuntura funcione también hace falta que el pinchador sea alguien que, como el buen Heo Im del k-drama, tenga esa especie de TAC sensorial que tomando el pulso, examinando su aspecto y sobre todo “sintiendo” al paciente, lo diagnostique en cuerpo y alma. Esa empatía y compasión es la que echan de menos los pacientes de la medicina actual, y lo que activa dentro de ellos su impulso vital.

El protagonista, lejanamente inspirado en el original e histórico Heo Im (no confundir con Heo Jun, otro médico contemporáneo con quien suelen confundirlo en los textos en Internet) , el anti-House de la Historia, un tipo que no es tonto (ni un pelo del que tiene sujeto por el moñete) ni soso (menuda guasa se gasta), trabajador y dispuesto a aprender todo lo que pueda si beneficia al paciente, con su genio si hace falta que saque las uñas, y que de sus pocos pecados (todos explicados) se redime por la vía de la confesión y la penitencia, cambiando la avaricia por la aspiración a pertenecer a una familia (esa escena con los niños en el bosque…).

Además, generoso con su esfuerzo, protector de los mas infelices, convencido feminista, antirracista de palabra y obra, cumple como un campeón con la Patria, salta de una línea temporal a otra y demuestra ser más flexible y adaptable que la mayoría (signo de inteligencia)

En algún blog comentaron que afeitado y con el pelo cortado fashion está más guapo… a mí me mola más con su recogido bien colocado bajo el sombrero Gat , sus barbitas y esas túnicas de seda ainsssss, hasta con el uniforme de sanitario Joseon luce estupendo. No me fastidies, que con traje moderno parece un ejecutivo o un vendedor de electrodomésticos. Su historia de amor y Betadine con la protagonista es una goma que les mantiene yendo y viniendo, y la mitad del tiempo pasa por discusiones y peleas tontorronas. Bueno, dos que mucho riñen, mucho se quieren. Luego tienen sus escenitas amorosas ohhhhhhh que potitasssss para que comprendamos que la renuncia al buen amor por el bien servir a la gente es el mayor sacrificio de un médico de verdad. Hasta luego, cielo, no me esperes para cenar, que voy a discutir con los invasores de nuestro amado país

Obras son amores y no buenas razones… hala, a tratar pobres en el Metro… Y la explicación de porqué la acupuntura era tan popular en todos los tiempos: es muy barata y no hace falta sofisticados métodos diagnósticos ni costosísimos tratamiento, colección de agujas, ojo clínico y a cruzar los dedos

Bien rodada, bien montada, guion lleno de humor con algún puntazo escatológico (una constante en las k-comedias, un asunto que aparece en el cine oriental como el chascarrillo del personaje con orinal de Plauto y Terencio) y buenos actores: más que creíble la actriz principal, Kim Ah‑jung como cirujana cardiotorácica en otro papel de “mujer, profesional y echá p’alante”. Y qué decir del protagonista Kim Nam-gil, otro que hace de todo, todito, todo, que siendo muy conocido (merecidamente) en papeles cómicos (esa risa desbocada JUASJUASJUASJUASJUAS debe ser marca de la casa), como malo perverso y cruel puede estar genial (tengo una película suya localizada haciendo de asesino que pienso regalarme para un domingo tontorrón)

Otra vez la foto analizada está basada en el dualismo. Una pareja rodeada de elementos domésticos desenfocados que la enmarcan y otros que la definen (esos detalle que muestran que es una casa viva, no un catálogo de Ikea). Colores complementarios (rosa palo y azul empolvado) que destacan sobre el fondo de gama parda con detalles en rojo, verde y naranja y un cristal en la puerta azulado para señalar la cabeza morena del personaje. Luz cenital sobre ellos complementada con una fuente lateral. Colocados a ambos lados del eje, sus posturas también son complementarias: inclinada hacia adelante la masculina con la cabeza oculta, recogida la femenina mostrando la cara. Las dos actitudes distintas que ambos personajes muestran durante el drama, aquí por fin relajados y aceptándose en un momento íntimo y familiar

Publicado por directoraymas

Apasionada por la fotografía. Mas de 40 años viendo cine de todo tipo y últimamente decidida a hacer sus incursiones en el asunto. Viajera siempre que puede, pudo y podrá. En la mesa lo mismo puede haber una tortilla de patatas que un wok de verduras o una selección de mezzes... Con semejantes antecedentes, solo podía organizar un blog ecléctico entre la curiosidad y el desparpajo

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4 comentarios

  1. que bonita. Como se nota la investigación histórica sobre el tema de la acupuntura de la que escribe, y como siempre hay fotografía analizada. si es que el blog no tiene desperdicio.

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  2. Como te gustan las historias de médicos y como juegan a hacer inventos del futuro en el pasado, así avanza la medicina si señor

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