La vida es complicada después del Apocalipsis

Badland Hunters (Wilderness; Cazadores en Tierra Inhóspita): Cuando vi que nuestro campeón de los mamporros favorito estaba en la película, me dije para mí: da igual si es buena, mala, regular o excelsa, esa peli hay que verla. Si sale buena, pegados a la pantalla, si sale floja, con un alegre despiporre. Y salió lo suficientemente buena para tenernos enganchados y aplaudiendo las mejores escenas de acción y cachondeo. Si lo vuestro es el cine “de autorcillo”, ese que premian en festivales con críticos babeando, o que parece un anuncio de colonias hipertrofiado con ínfulas de “sensible”, este no lo es es. Pero para hacer el gamberro y ponerse en comunidad a ver este “wild ride” con pizza y tinto de verano, i-de-al.

Alguna referencia he encontrado de que está basado en la segunda parte de un webtoon (“Happy boy”, de Kim Soong Nyoong) pero no he conseguido encontrar la fuente original. De hecho, ni siguiera hay una indicación de dicha segunda parte en la red. Principio a sospechar que es una falsa pista para ver quién copia a quién (como lo de meter palabras inventadas en los diccionarios, o pueblos fantasmas en los mapas para identificar a los que copypastean la fuente original). Y aunque haya quien insista en que es un spin off de otra película (Concrete Utopía, ya la veremos más adelante), el estilo, la esencia y hasta la cinematografía es muy distinta. Ambas, claro, son de corte postapocalíptico: la mencionada como original transcurre en el tiempo de la catástrofe, con la gente muriendo y sobreviviendo a los enormes terremotos que dejan Corea (¿y también el resto de Asia?) destrozada. La verdad es que la precuela mas directa que se me ocurre para ambas es aquella serie tan curiosa y de cinematografía experimental de la que ya hablamos (Ramsom), el hotel donde el poli, la falsa prostituta y montones de supervivientes jugaban al gato y el ratón (ojo, el ratón también comía gato). Si os acordáis, al final de la serie el trío de infelices veía en el horizonte una Seul envuelta en llamas, con edificios destrozados, sin evidencias de servicios de emergencia actuando en el desastre

En las dos películas que se suponen hacen tándem, lo que nos cuentan es lo que pasó en Seul, mientras en el hotel se perseguían y engañaban los unos contra los otros. Los que salieron reptando de las ruinas intentan reorganizarse, y el peso de la película “seria” recae en las nuevas relaciones sociales que se establecen: nuevas normas de autoridad, equilibrio entre el sano egoísmo y la necesaria solidaridad, liderazgo y tiranía… En la película “de peleas” (o sea, la del post), han transcurrido tres años, y aunque de momento parece que no hay mas cataclismos, lo que ha quedado es un mundo arruinado que tiene que sobrevivir por si mismo (¿no hay ayudas ni contacto con el exterior?¿ha pasado algo similar en el resto del mundo?). Los que quedaron vivos se han organizado en campamentos que se parecen… que digo, son idénticos a los que hemos visto en Mad Max, Fallout o Into the Badlands. Como es previsible en estos casos, el que más chifla capador, y tal cual se preveía hay grupos de bandidos que, con el poder que dan las armas (que o bien tenían en su poder antes del follón, o bien han saqueado de armeros y depósitos militares y civiles), se creen con derecho a esquilmar y robar a las comunidades que no pueden pelear. El agua es un bien escaso, la comida también (y menos mal que no hay problemas de radiactividad… ahem… ¿qué pasó con las centrales nucleares y las armas nucleares del mofletes en el Norte?).

Un día, llega al campamento un grupo de gente bien vestida. Lagarto, lagarto, pensamos los espectadores. Están reclutando familias que incluyan adolescentes para llevarlas a un sitio seguro, con mucha agua fresca, refugio y comida. El paraíso en la tierra, que con la que está cayendo suena fenomenal. Allá que se apuntan la protagonista femenina y su madre, a las que colocan en dos grupos que avanzan con distinta velocidad, los adolescentes por delante, los padres mas lentos. Venga, lo veíamos venir: esto es el cuento del flautista de Hamelin, con el añadido de que a los padres y abuelos que se llevan les dan matarile en cuanto están fuera de la vista del poblado. Detalle importante del cual se dan cuenta la pareja de cazadores se una de sus partidas de caza, y cambian sus planes: hay que rescatar a la chica, aunque haya que traer el infierno a las tierras baldías

Esto es un gulag, chavalotes, y al frente está un científico al que sólo le hace falta el cartel apuntandole: “chalado al mando”. Ya veis por dónde va el argumento, porque original, lo que se dice original, no es. La gracia está en ver cómo se enfrentan a los malotes en el camino nuestros dos héroes, la que se organiza en el complejo y cómo salvan a la chica. Hombre, que eso lo sabíamos, que la chica se salva. Que no sé si esperabais otra cosa, la verdad… Punch, chop, ratatatata, POUMMMM, psssummmm, pan, plaf, chop… a medida que la lista de muertos aumenta, la película es cada vez mas gore y sangrienta y violenta y descacharrante. Un estilo parecido a La redada (cazando gente en los pasillos), pero mas limitada.

Aunque el argumento sea flojo (dejan muchos flecos en el aire, hay inconsistencias aquí o allá, tiene poco de original, los personajes son muy teleñecos…) los actores sacan la faena estupendamente. Empezando por el estupendo, enorme, incommensurable Ma Dong Seok, que es el primero que se lo pasa en grande haciendo estas pelis gamberras y palomiteras, y que a sus 52 años sigue siendo la encarnación de Bud Spencer (otro de nuestros ídolos). Sea como policía, sea como ganster, como dios del hogar o lo que toque, nos encantaaaaaaa. Lee Jun Young se ha reciclado de rapero y cantante (con motones de programas de tv en el CV) en actor, picoteando aquí y allá en pelis y series románticas y dejándose dar azotitos cuando le tocó. Roh Jeong Eui, la chica rescatada, ha trabajado desde actriz infantil (tiene una buena lista) y estuvo de paso con el acupuntor temporalmente deslocalizado. Y el que se lo ha debido pasar en grande haciendo de Doctor Chiflado es Lee Hee Joon, el cual lo vimos justo el otro día en una paradoja peliaguda. Ay, que bizco mas resalao. Y de militar badass, tenemos a Ahn Ji Hye, que viene de la gimnasia y tiene un CV muy cortito…que le ha dado para enredarse con el género slasher, ya sabéis, tripas y mondongos

lo del cocodrilo tiene por lo visto bastantes connotaciones para los surcoreanos. Y es que los infelices norcoreanos que huyen al Sur tienen como ruta principal una vía que entra a China por el norte y baja hasta el Sur, donde se ramifica por Vietnam, Laos, Camboya y Myanmar (la antigua Birmania) para llegar a Tailandia, cuyo gobierno no tiene tratados de extradición con Corea del Norte y se limita a multarlos simbólicamente y avisar a la embajada de Corea del Sur en Bankog para que pase a recoger a los supervivientes. Los que no consiguen llegar hasta allí son capturados en el camino o se dejan la vida en el camino… incluyendo la barriga de los cocodrilos que retozan en el Mekong, y que son presentados como las estrellas indiscutibles por el gobierno de Pyongyang en sus campañas disuasorias y por los coyotes que se ocupan de hacerles cruzar la frontera. Luego resulta que no es para tanto, que en el Mekong sólo resiste una reducida población de Crocodylus siamensis rozando la extinción.

Que si, que un bicho con tantos dientes, aunque sea del tamaño de un gato escuchimizado, puede ser muy peligroso (y estos animalitos pueden llegar a los 3 metros de largo) pero es que encima por Tailandia, Camboya, Vietman, Malasia y otros sitios tienen la tradicional costumbre de considerar a los cocodrilos como un ingrediente habitual: asado, frito, rebozado, guisado, en pinchitos, añadido al ramen, en tacos rellenos, en curry, transformados en salchichas… donde puedes poner cerdo, puedes poner cocodrilo, que con el precio que tiene la carne de gorrino no hay quien la ponga en el plato, y la ventaja es que los chinos no son competencia en el consumo porque la consideran carne repugnante (debe ser de los poquísimos bichos que los chinos no meten en un hotpot)… o eso nos decían, porque las granjas de estos bichos, criados por su piel, han decidido rentabilizar tambien la carne apoyándose en nosequé antiguos textos de medicina tradicional china, y de momento en Hong Kong están por la labor. Si os apetece poneros un bocadillo de cucudrulo y conseguís encontrar el producto básico, podeis intentar alguna recetica