
A Killer Paradox (Murderer o Nangam; The Murderer and the Toy; Murder DIEary): Que si no la estás viendo, que si la vas a ver, que si ya la has visto… voy voy voyyyyyyyy, que siiiiiii, que es una serie muy cortita, y para enterarse de todo hay que vérsela del tirón, o te pierdes bastantes detalles. En plan «episodio por día», y el domingo sesión doble. Los comentarios que he visto por ahí o la ponen por las nubes o se quejan de que se han aburrido. Pues hija, no será porque no pasen cosas. A ritmo calmado, pero un no parar. Humor negro… como el famoso Negro Absoluto que sacaron hace unos años. Y cubo de salseo hematológico. Bueno, que las imágenes realmente no son desagradables, que ya sabes que muchos productos coreanos esquivan enseñar casquería o armas (otros no, claro, pero este es un “drama para toda la familia”). Tampoco digo que sea para todos los públicos, eh, pero para los que echamos los dientes con los periódicos de El Caso, lo llevamos bien, muy bien, y no nos molesta que haya un poquito de sexo (aunque sea aburrido y tristón) para animar el jaleo. Casi que lo de venir de donde venimos nos da pistas para imaginarnos lo que se describe en los diálogos, ese estupendo recurso donde la mente es la que trabaja y no veas lo que te ahorras en FX.

Empezamos pues con un personaje principal que es el epítome de la nulidad. Casi puedes ver en grandes neones un cartel que anuncie sobre su cabeza PRINGAO, y una diana en su trasero para irle pateando el culo. . Su vida es una mierda, sus estudios son una mierda, su trabajo es una mierda, el mismamente es una mierda apática y sin emociones… Hasta que un día, de pronto, acaba reventándole la cabeza con un martillo a un borracho abusón. Así, ya está, ha ocurrido. Que de dónde ha sacado toda esa violencia, pues no lo sabemos, pero desde luego llevaba cociéndose años a fuego lento. Los demás puede que de pronto nos tropecemos con la pata de la mesita (ufsssssssss) pero el se tropieza con su destino. Eres un asesino, susurra la vocecita impertinente en su cabeza, y esto es como la virginidad, que se pierde y hala, on offf.

Pero sin vuelta atras, no le vas a dar otra vez al interruptor. No es que eso le produzca remordimientos al apático, que va, solo miedo, miedo a que le pillen. ¿Hay testigos? Si. No. Espera… una ciega y su perro, que si te han visto, que si no te han visto… A partir de ahí la cosa empieza a rodar como una bola de nieve. Para empezar, porque la ciega no lo es tanto, y decide chantajearlo. Caray con la pobrecita discapacitada, menudo bicho resulta. Luego, que si el coprotagonista, un tipo que mastica chicle hasta ponernos de los nervios a todos, se le mete en la cabeza que algo esconde el tipo. Sus propias crisis existenciales se le acumulan al asesino del martillo, que empieza a resbalar en la sangre con la cuesta abajo. Porque el muerto que ha matado era un asesino a su vez… si quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón, el que mata a un asesino debería tener al menos un vale de regalo en la ferretería, ¿no?. Que pago el chantaje, que no lo pago, que si huyo, que si me entrego…. En realidad el no es un psicópata o sociópata (tampoco es un alma bendita, ojo, tienen muchas zonas grises), es sólo un desgraciado medio ahogado en sus cuitas. Como asesino, es un chapucero que solo se libra porque, al contrario de lo que nos cuentan tantas novelas y pelis, los polis que investigan los crímenes que va dejando cual reguero son unos inútiles, y el único que junta dos neuronas activas también es un frustrado antipático, zarrapastroso y agresivo con su desastrosa historia familiar a cuestas (incluyendo un padre comatoso que… ya, ya…). Y porque pasan varios hechos azarosos que desvían la investigación, con lo cual de momento se escurre de la red

Entre unas cosas y otras, acaba asociándose con un Justiciero del Pueblo otaku, un friki de los comics de la Marvel (hasta se ha cambiado el nombre por Roh-bin, pero mejor no lo imaginamos en mallas) que se dedica a investigar, juzgar y ejecutar a los criminales que se escapan de rositas por las costuras del sistema. Para ello necesita colaboradores, y que mejor que un tipo que anda mas desnortado que un chinchorro pesquero en una galerna apocalíptica. Menudo par de mataos matando gente.

Al final, claro, hasta el poli mas tontainas es capaz de seguir pistas (las pistas que estos inútiles van dejando), y acaban poniendo la lupa en el otaku vengador. No, ser un Vengador no es heroico, ni fácil, ni te van a recibir con aplausos y lluvias de flores. Mas bien con lluvias de palos. Los que se acaban tomando la justiciar por su mano en nombr del Pueblo son víctimas o testigos de grandes injusticias, están tremendamente dañados én cuerpo y sobre todo mente, y fácilmente cen en errores que a su vez traen maas injusticia y sufriminto. Total, que deciden salir por patas y dejar el asunto superheroico para otros. El final es medianamente amoral, y eso ha asustado a muchos espectadores.

Si el guión es complejo, con muchas capas y lenguajes, como cinematografía es estupenda. Las transiciones de escenas, los paralelismos (escenas que se parecen pero se refieren a cosas distintas), los movimientos y POV (puntos de vista) de cámara … muy refrescantes. Los escenarios son los de la “Corea fea”, con su roña y sus zonas industriales, y sus calles de barrio obrero y sus almacenes, sus tiendas 7/24 y sus sórdidos callejones mal iluminados y sus pisos deprimentes… hasta la casa más lujosa con jardín y tal tiene un aire estancado. Los actores son una buena baza, empezando con Choi Woo-Sik, que lo borda como deprimido, como asustado y como rabioso asesino. Se crió en Canadá, ha hecho mucha comedia romántica y se llevó un Oscar en Parásitos, o sea sabe más que poner cara de tontico mono. Son Suk Goo, el poli insoportable, a pesar de tener un CV corto también saca buena nota, eh, este lo vimos a cuenta de los desertores, ya decía yo que me sonaba la cara. Y el que está irreconocible es Lee Hee-Jun, que aquí es un expoli majareta y nos tenía bizcas (como el) jugando con chimichefas y huyendo de la gripe. En todas hace grandes trabajos. De Kim Yo-Han (no confundir con otro que se llama igual pero va de guaperas) no hemos encontrado nada, pero nos gusta, mucho. Y la cieguecita ijaeputa Jung Yi-seo resulta que era la ayudante de reportera dicharachera que buscaba zorros y tal. Hay mas caras conocidas por ahí (como Hyun Bong-Sik, que os sonará muchísimo, fijaos en el), pero aquí me planto.

Anda que no ha cambiado el cuento de cómo se trata a los perros en Corea. Este año se ha declarado ilegal la cría y consumo de carne de perro (ya hemos comentado el tema acerca de la raza jindo). Tienen un periodo de gracia de tres años para ir cerrando criaderos y restaurantes. Supongo que como siempre, los ricos conseguirán que los desgraciados de los criaderos en la Corea profunda de las zonas rurales sigan vendiéndoles perros para sus banquetes secretos, y que en los pueblos los viejos se encogerán de hombros con un “bah, que sabrán estos señoritos de capital, aquí de toda la vida hemos comido jindo” y removerán el puchero. Las nuevas generaciones no solo no comen perro, sino que están gastándose fortunas en sus mascotas. Comen mejor que muchos coreanos de clase media y baja, ya te digo, y no solo eso, sino que llegan a clonarlos para hacerse la ilusión de que no han muerto y siguen siendo “su perro”. Poco han oído hablar estos paganinis de la epigenética (siempre habrá diferencias) o el acortamiento de telómeros (cada vez sus “copias” vivirán . menos y sufrirán mas enfermedades de la vejez anticipadamente). 100.000 dólares cuesta el caprichito. Si te lo puedes pagar y asumes que las copias de Firulais pueden salir blancas, o negras, o marrones, o a manchas… pues hala. Hasta el Gobierno ha clonado a uno de sus perros detectores de drogas en aduanas para asegurarse la perpetuación de su mejor efectivo. Aunque esto puede tener un interés publicitario también: si antes teníamos un perro con superolfato, ahora lo hemos multiplicado por siete, no se te ocurra intentarlo. Claro que el laboratorio les ha hecho un descuento de grupo, la bromita les ha salido por 238,000 dólares. Bah, mas barato que una campaña de anuncios en tv y vallas.


el.inutil del martillo es uno de mis actores favoritos, y el poli del chicle va camino de serlo. La serie me encantó, me la vi del tirón. Una vuelta de tuerca a las series de superhéroes…al fin y al cabo el chico tiene el superpoder de no dejar pistas….
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