
Quimera (Chemistry; Chimaira): mi generación fue la primera que tuvo la posibilidad de hacer experimentos con el mítico Quimicefa o el mas apañado Cheminova, y la última a la que le permitieron encender el mechero de alcohol en la cocina (al menos hasta que conseguimos estampar los tapones -¡hasta las gradillas!- de los tubos de ensayo en el techo y decolorar la fórmica con las divertidas combinaciones disponibles de los frasquitos). No BUMMM, no fun. Lo cierto es que fue toda una educación, mejor que el Electro-L, donde vamos a parar. En vez de lucecitas, conseguíamos espumitas y olores pungentes. El papel tornasol cambiaba o no de color, pero los dedos ya te digo que sufrían curiosas transformaciones. No es lo mismo quemarte con un álcali que con un ácido o una llama de alcohol. Cachis, cuando la sociedad redujo la tolerancia a los desastres en la infancia se acabó la juerga y los alborotos de los matraces… así que podríamos decir que esta serie tiene para los de cierta edd un nosequé nostálgico de la infancia científica

Si, siiiiii, otra serie de género policiaco, ese que tan bien producen los coreanos in extenso. Al nivel de Mouse o Beyond Evil. Y es que la posibilidad de dar cuarenta volantazos al guión antes del derrape final (ooooohhhhhhh) y acabar entrando en meta del capótulo final con las ruedas quemadas y el motor destrozado es asunto goloso para un guionista. Porque aqui empezamos con una aparente juego del gato y el ratón entre poli y criminal- víctima de sus circunstancias, pero a partir del depisodio 5 las cosas empiezan a chirriar, y lo que parecía una cosa resulta no tenerr tanta claridad, descarrilando en el 6. El cuadro de Bacon en el apartamento del cirujano (un espejo de su lado oscuro.. ay no, espera…) no es suyo sino un regalo de la mujer del director de la compañía, la madre del policía no era precisamente una ignorante ama de casa…

Venga, si, por mi está bien. Y aquí disfrutamos de un casting muy bien ajustado, unos personajes llenos de dobleces y claroscuros, unos secundarios fenomenales, cuidada ambigüedad en las tramas argumentales, diálogos llenos de aguja y cristales escondidos en las palabras… No es sólo la espectacularidad de unos crímenes con la temática del fuego (el título está muy, muy bien puesto; para el público que no conoce la mitología clásica occidental, repiten las explicaciones varias veces), sino el “duelo interpretativo” (por dios, que cliché mas rancio en crítica de cine) de los dos coprotagonistas testosterónicos (el detective agobiado y el cirujano sospechoso), que hacen como los urogallos en época de cortejo, exhibiendo sus poderes y chulería. confesad, hermanos y hermanas, nos GUSTAN las peleas de po… ahem… de pechito contra pechito o de perola contra perola, topando cual carneros en celo y alternando con una dinámica “eh, que somos colegas” cuando procede por intereses comunes o por táctica de evaluación del contrario. Hay quien habla de bromance, pero yo prefiero el muy conocido de “camaradería”, que puede desplegarse una vez bloqueado toda sospecha de ambigüedad en los gustos. Ahí entran en juego las mujeres que rodean a los caballeros, pero no creáis que son mujeres-florero designadas para servir de alivio de urgencias y justificación de heroicidades., que las señoras son de armas tomar… ojito a las actrices que encarnan el papel: la madre demenciada del detective domina los sutiles gestos y expresiones como enferma (seguramente de Parkinson, con esa facies impasible tan característica), y subidón de la actriz que hace de periodista, controlando las microexpresiones

Los despliegues de machote del policía son más hoscos y discretos, pero el cirujano coquetea descaradamente con la experta en explosivos (manos en la cadera, sonrisas, llamadas a la coperacion y seductor anzuelo de «necesito una amiga»,citas para cenar…). ¿Combinado de guapos? mas bien belleza varonil con un punto exótico que le da morbazo. A ver, el poli no es nada feo, aunque no le iría mal un repaso en el apartado ”peluquería y sastrería”, y tonto no es, simplemente los demás son muy listos, y por comparación el pobre se queda fuera de juego. El cirujano recibe piropos de las señoras entre 9 y 99 años con las que se cruza, aunque ese ojo estrábico que luce y que aún se desvía más cuando está estresado o cansado quita puntos. Pero todo sea por verlo con cara de estoico metiendo miedo a los malotes, que ahí nos derretimos

El actor Lee Hee Joon ha hecho mas películas que series, y aquí se pone estupendo con ese personaje de cirujano-tipo peligroso (que lo es, pero no por las razones que cree la policía), y cuya arma más poderosa es su desprendimiento de los bienes materiales, su fama, su trabajo y hasta su propia vida. Los malvados empresarios no pueden amenazarle, sobornarle, engañarle o manipularle, y además no han hecho los deberes y se enteran tarde de que el tipo, además de echar horas en los quirófanos, es un exmiembro de las SAS y parece como si hubiera recibido clases particulares de nuestro bien amado John Wick, porque vaya gato panza arriba…

Aunque el actor Park Hae Soo sale primero en la lista de los intérpretes, ha trabajado menos que su colega. Ojo, menos pero no peor. Su personaje no tiene “dama de interés”, aunque insinúa una atracción entre el colegueo y el refocileo con la analista coreano-estadounidense (Eugene Hathaway… un nombre de género ambiguo para una chica boom boom). Es que el tener una madre medio demenciada a su cargo marca mucho, y las responsabilidades que acarrea funcionan como un anafrodisíaco. No es el único personaje a cargo de una madre dependiente, quizás rompiendo una lanza a favor de los hombres como cuidadores en la familia, y la desesperación y dolor que hombres y mujeres con ese rol tienen que afrontar con mínimas o nulas ayudas (recordemos que los k-dramas incluyen con frecuencia temas sociales para abrir debates en los espectadores). Por lo menos aquí los varones de las familias han tenido la vergüenza suficiente para no buscarse una esposa sufridora en casa que les haga de chacha de sus madres con Alzheimer a cambio de un papelito en el registro civil

Lo cierto es que según vamos conociendo a las víctimas, reducidas a fino carbón con ingeniosos métodos, mas ganas te entran de hacer una colecta para gasolina. Victimas de hace 35 años y de ahora, en crímenes firmados por Quimera, que desapareció en su día sin dejar pistas y ahora reaparece para seguir aplicando el tratamiento térmico de-fi-ni-ti-vo. No os hago spoilers si os digo que os entrarán ganas de empezar a gritarle al monitor QUE NOOOOOO QUE NO ES ESOOOOOO PENSAD UN POCOOOOOO QUE NO ES EL MISMO ASESINOOOOOO QUE ES UN HEREDEROOOOOO (y hay como minimo un copycat)

Un producto eficaz, técnicamente bien hecho, con diferentes etalonajes segun la linea temporal, buen manejo de cámara y hasta un dron para imágenes conflictivas como las tomas en el acantilado, fiesta de la espuma (del extintor) para los especialistas de explosiones y doble racion de ramyeon para los tipos de los ordenadores y los Fx (BUMMMMM). No dejéis pasar mucho tiempo entre capítulo y capítulo que perderéis el hilo de lo que está pasando y quien es quien/quien fue quien

Barbacoas x-treme aparte, el tema que subyace en todo el asunto es la corrupción y violencia policial en Corea del Sur hace treinta y cinco años, que caramba cómo se las gastaban en las comisarías. Ese año, la dictadura militar de Chun Doo-hwan ya había repartido leña contra los implicados en la Revuelta de Gwangju, vuelto a discutir con los del norte en la zona desmilitarizada, reducido a picadillo a un estudiante en una comisaría sin conseguir solucionar los crímenes de Hwaseong, y en general la policía se dedicaba a hacer honor a su fama de ineficaz, chapucera, salvaje, corrupta y empleada en la destrucción de todo opositor presente, incluyendo a cualquiera que estorbara a los grandes empresarios que el gobierno esperaba fueran los motores de la recuperación económica del país. Señalando con el dedo y gritando COMUNISTAAAAAA se solucionaba cualquier papeleo, ni orden del juez ni abogado ni derechos humanos ni nada, en los calabozos pasaban… cosas que nadie quería ver. Ahora los coreanos no tienen empacho en reconocer que eso pasaba en su tierra, siempre y cuando se apostille “cómo han cambiado las cosas”. Si, si… ¿ha cambiado acaso la falta de escrúpulos de los poderosos y la diferente vara de medir según los crímenes los cometan ricos o pobres, hombres o mujeres? ¿Han dejado los que tienen “contactos” y dólares de utilizar los medios ejecutivos del gobierno de turno para arreglar sus asuntos particulares? Me da a mi que no. Y los coreanos tampoco se lo creen

Me gustó mucho esta, eso de no ser capaz de ver al culpable, y que el culpable te parezca casi razonable y te de pena… Que eso, q muy buena. Iba a decir q me gustan las policíacas, pero es q me gustan todas 🤣
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Me gusta, la sospecha continua las acciones, los personajes, que pongan una madre demenciada es un punto de realismo al metraje surrealista, recomendable
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