Cazando demonios a espadazos

Island: Llegan el calor y la caló, y se nos pone el cuerpo con ganas de veraneo. Vacaciones y aire libre, que unos se echan al monte, otros emigran al pueblo y otros desembarcan en la playuki. A los coreanos les van las islas, por eso de que tienen muchas y variadas, y la más promocionada es Jeju. Ya comentamos que el futuro diseñado por los tiburones de las grandes compañías turísticas es convertirla en un enorme parque temático dedicado a la molicie, con los habitantes reciclados en aborígenes pintorescos fotografiables.

Que ya hemos captado la ida de que todo lo raro pasa en esa isla: los paisanos son raros y chamanistas hasta la médula, demonios de toda calaña andan sueltos y hasta los dioses son particulares.

Pero no podemos evitarlo. Vimos anunciada esta serie, y nos apuntamos en el calendario la fecha de estreno. Buenos, nosotros y media Corea. Manda narices, a estas alturas dedicarnos a las truculencias. Será que la mezcla en dosis adecuadas con galanes degustables, exotismo rimbombante, efectos especiales como mínimo pasables y un desenfadado gazpacho de todo lo que se les pone a los guionistas por delante nos han convencido de abandonar los convencionalismos (nos debería tocar ya ir a por series y películas “serias”, esas que nos meten por las narices “por su estudio de las relaciones humanas bla bla bla” y que aburren hasta las ovejas) y chapotear en el puro entretenimiento

 Inspirado así a lo lejano, porque han modificado de arriba abajo los personajes y las historias. El argumento empieza con una niña rica que se mete en jaleos en Seul (tiene la muchacha muuuuucha mala leche y dinero en abundancia para exhibirla), y para evitar que sus broncas metan a todos en un lío la mandan a Jeju a trabajar como profesora en un instituto durante una temporada. Lo que no consiga el dinero de la familia… hala, a disfrutar del chalecito al borde del acantilado con el secretario estoico, que es lo suficientemente mayorcito para no ser objeto del deseo por muy desesperada que esté la dama y mucho ardor en la bisectriz que exhiba. Aunque poco tiempo puede la niña dedicar a explorar los recursos naturales de la isla, que a la primera de cambio empiezan a llegar demonios libidinosos (lustful demons) a chafarle el retiro espiritual.

El Tipo Misterioso Vestido de Traje Negro se llama Van y se dedica a poner gesto estoico por toda la isla y apuñalar demonios con una daga mágica. Y llega también a la isla un curilla católico jovenzano que, a pesar de la pinta de chavalote totalmente acosable por las niñas sexualmente desaforadas, es un tipo duro de roer, especializado en exorcismo durillos, y que a la que se pone verde la cosa saca de no se sabe donde una espada mágica. Por lo visto el Vaticano ha detectado que se está deteriorando una barrera de protección contra los demonios que vienen a arrasar el mundo mundial, y tiene una profecía sobre una sacerdotisa-princesa-chamana-santona que se ha reencarnado y tiene que volver a crearla. Allá mandan a Johan, el curilla, a proteger a la santona. Dicen que el padre Gabriele Amorth, el exorcista de Roma, tenia un excelente humor, quizás se hubiera reído un montón con el revuelto conceptual. O no…

Que han dibujado al personaje como cura católico porque es como sale el personaje en los comics, pero este tiene de cura lo que yo de trapecista en el Circo Mundial. Venga ya, el pimpollo aficionado al k-pop asimilado al padre Fortea. Y cuando se presenta el personaje se menciona que ha intervenido ¡En Olite, en España! ¡Matame camión! Ya decía yo que los navarros tienen mala fama desde el Codex Calixtinus

¿Y quien es la santona reencarnada? Pues quien va a ser, la ricachona desterrada, que si no es porque ha visto con sus propios ojos la evidencia, no se creería ni una palabra de todo el asunto místico, porque tiene amnesia total de su vida anterior. Para añadir salseo, otro personaje con superpoderes pero decidido a destruirla porque es el MALO MALISIMO refitolea por la isla, peleando con Van y con el curilla, y haciendo de las suyas gracias a la ayuda inestimable de una secta con objetivos apocalípticos.

En cierto momento explican cual es la historia de los personajes principales. Van y su hermano Guntang fueron sometidos a prácticas tremebundas para convertirlos en cazademonios. Lo que se me ocurre es que si tan difícil fue conseguir el éxito en el experimento… ¿Porqué mantienen sucios, malnutridos y amargados a los únicos que sobrevivieron a todas las pruebas? ¿No sería mejor tratarlos con cierta dignidad para que estuvieran en las mejores condiciones? ¿o es un trasunto de los experimentos en seres humanos del Escuadrón 731?

Repaso a los actores. Veamos… Vestido de traje negro y camisa blanca, Kim Nam Gil, que repite el estilo de su personaje perfilador de psicópatas. Caray, repite hasta el vestuario. Gesto adusto, ojos entrecerrados, boca torcida en una mueca… nada que ver con el cínico y burlón Van del webtoon. Estamos esperando ansiosos el retorno del cura feroz, con sus carcajadas rompedoras y su humor delirante. Enfrente, Sung Joon, que empezó de modelo, también canta y tiene un apreciable CV de actor, que también nos convence. En medio, haciendo de cura pimpollo que no sabe si pelearse con el de negro o con el del pelo blanco o con los dos, Cha Eun Woo, que es vocalista en el grupo de k-pop ASTRO, toca el piano, el violín, el clarinete y la guitarra, tiene un carrerón en programas de tv, ha hecho series… ¡Oño, pero si es el principito de la historiadora novata! La cuarta pata del banco es Lee Da Hee, que también lo mismo anuncia gabardinas que sale en programas de tv. Fue una excelente malvada con sus pastelerías, una fiscal pija… vale, cumple el papel sobradamente, aunque también le han rebajado bordería a su personaje.

El aspecto visual de la serie en general es muy de manwha, sobre todo en las peleas, con mucho meneo de cámara y mucho ángulo original, aunque a veces los estilismos fotográficos rozan el ridículo con esos saltos y esos brincos. Se nota el desparrame en efectos gráficos, con abundancia de añadidos a base de Tablet y After Effects, o sea luces, rayos y tal y tal.

Muy, muy importantes en la historia son los Dol Hareubang, las estatuas de piedra repartidas por toda la isla y que recuerdan a las estatuas de los Moai de la Isla de Pascua. Nadie sabe cuando se tallaron, nadie sabe quien las esculpió y ni idea de para qué servían originalmente. Cada estatua tiene unos rasgos característicos, y las hay de muchos tamaños, hasta de tres metros. Las caras de las estatuas son muy expresivas, con ojos saltones sin pupilas, largas y anchas narices y una ligera sonrisa. Sus manos descansan sobre el estómago, una ligeramente por encima de la otra. Cuando se encuentran en parejas, uno de ellos dispondrá la mano izquierda más alto, mientras que la otra estatua tendrá la mano derecha. A su vez llevan un sombrero que asemeja una seta y al que normalmente se refieren por ser un símbolo fálico. Los estudiosos creeen que están relacionadas con el chamanismo, y que servían como protectores contra los espíritus negativos o diabólicos, protegiendo a la isla de fuerzas sobrenaturales. Los Dol Hareubang se han convertido en el símbolo de la isla de Jeju, vendiéndose réplicas como souvernir y rebautizándolos como talismanes contra la infertilidad