
Aprovechando que ha bajado un poco la temperatura y ya podemos arrimarnos a la carne efervescente, me he dicho: vamos a hacer el post con tres series en una, hala. Que, por separado, mehhhh… pero así, en plan cesta de la compra, tiene un poco mas de fuste. Ea pues, hoy toca mostrar tres… bueno, cuatro ejemplares (coreano, chino y japoneses) de cómo se trata el sexo en las producciones orientales. No digo que sean ejemplos paradigmáticos, ni que no haya cienes y cienes de producciones mas bulliciosas, pero bien está para enredar un poco. Que no se diga que este blog ha perdido su toque sicalíptico

Now, we are breaking up (I’m Breaking Up, Now; Breaking Up): Esta producción coreana, ambientada en e mundo de la moda, la verdad es que me dejó bastante fría. Y eso que en los primeros cuatro episodios las escenas picantonas amagaban algo de animación, empezando por un revolcón saleroso… Nada, al poco de arrancar se diluía el goloso sexo parisino sin remordimientos (ñaca, ñaca, pimpampum, bocadillo de atún) en mucho romanticismo inofensivo, mucho drama familiar y mucha trascendencia que va de tremebunda y se quedaba en tremolada. A mi me recordaba de salida aquella antigua serie americana de Scruples, o sea el asunto de las pasarelas, la ropa y tal, pero en aquel entonces yo era muuuucho mas joven y definitivamente, no es un mundillo que me llame la atención. Y menos con la idealización y mistificación de los trapitos.

Lo cierto es que lo único que me hacía abrir el ojo eran las escenas con el fotógrafo trabajando, porque ver cómo se organizaban las sesiones, el flujo de trabajo con las modelos, el material usado y tal… era lo mas interesante. Lo siento, pero el actor principal (Jang Ki Yong. Está cachas y es alto como un mallo. Nos alegra la visual) es inexpresivo como un ladrillo (impavidez no le iba mal en la del gumiho cohabitante, pero aquí aburre), y la actriz principal (Song Hye Kyo) tiene el mismo repertorio gestual que Charlon Heston separando las aguas del Mar Rojo. Ambos tienen CV de modelos y se supone que algo sabrán del asunto, pero, ufff… tampoco ayuda unos diálogos redundantes tanto en las escenas como en las voces en off, una repetición de escenas y material aburriiiida (seguramente, para estirar una serie de 12 episodios en una de 18), unos personajes infumables, un guión de melodrama hipertrofiado… no llegué a acabarla, me importaba un pito lo que les pasara a los sufrientes (me hacían mas gracia la pareja secundaria y sus encuentros-desencuentros, aunque la hija de papá me ponía del higadillo con sus histerias) y encima no había más revolcones. Para lo que hemos quedado…

Love at nigth (When the Darkness Falls , Secret and Passionate Love): Empezamos con las pruebas evidentes de una noche loca: ropa por el suelo, habitación de hotel, imágenes de manitas entrelazadas…un revolcón de aquí te pillo, aquí te mato… ¡Pues si que han espabilado los chinos!. Con lo pacatos que han sido siempre en los c-dramas habituales… las imágenes del polvete de la oficinista con arrebato y el jefe que se la comió con patatas se ofrecen por entregas para que cundan…. Veamos el contexto: chica trabajadora que está hasta el gorro de los ninguneos del novio (la última gota, que el tipo tonteaba con otra pava a pocos días de la boda) se va a beber un bar con música en vivo, y el tipo con el que ha tenido un encontronazo antes de entrar es justamente el cantante de la banda, y rodando, rodando… total, que con una fenomenal resaca cuando llega a trabajar descubre que el tipo es el nuevo gerente de su compañía, un sieso de cuidado. Uf uf uf, eso se llama presión… No uno, sino dos ex dando por culo, uno detrás de otro, por si no nos habíamos cansado del asunto… ah, que no, que no es eso, que no puede ser que el protagonista se aproveche de una subordinada en estupor etílico o crisis existencial, asunto inaceptable. Puede que te lo acepten en un manga, pero en un producto televisivo, ni de coña

Como producto, es irregular y casi pillado con alfileres. Los personajes al menos tienen cierta evolución, aunque dentro del esquema típico “empezamos chocando en vertical y acabamos aterrizando en la horizontal”, y continuando el habitual cierre de historia de “nos hemos ajuntado”, con un “pero esto es un romance secreto y hay que disimular” que acaba siendo más interesante que la primera parte. Todo el mundo comenta que el nuevo gerente es un gruñón y que tiene mal genio, y luego es un pedazo de pan que aguanta carros y carretas: así, aprovechando que el colega está mazado, se deja reclutar para una sesión de fotos, y aunque su mote es poker face, se le ve todo en la cara. El actor (Liu Xue Yi) no es modelo (o sea, no es una broma de guión) y está claro que es de lo mejor que tiene el producto: sorprendentemente expresivo y con golpes de fino humor, da la sensación de que el último cuarto de la serie se grabó deprisa y corriendo, y dieron un poco de manga ancha para que los actores improvisaran (los pequeños gestos cariñosos cuando ya son pareja le dan calidez y naturalidad). Tambien se ha salpicado todos los episodios con escenas de comedia que se agradecen

Pena de guión que va a trancas y barrancas, porque los actores y va el director hacen lo que pueden, y hay cosas curiosas como la sintonía, la cabecera con imágenes en efectos pasteles… Otro punto a su favor es que el vestuario tiene un poquito más de calidad que la habitual en los c-dramas. En contra, la desastrosa resolución de los playbacks de las actuaciones musicales: directamente, ni intentan encajarlos. Sospecho que grabaron con unas canciones y al montar usaron otras, porque ni las voces entre una y otra son parecidas… Y alguna no les pega ni con Supergen. Y el colmo, ¿Pop adolescente en una banda de jazz-rock? Anda ya…en general, la música de las BSO muchas veces esta desajustada con las escenas, acaba la canción antes que la escena y no entra el sonido de la siguiente escena, produciendo una sensación extraña.
Aquí y allá aparecen incoherencias entre lo que declaran los personajes y ves en pantalla (por ejemplo, hablan de un bizcocho de naranja que en la imagen es un helado de milhojas de chocolate y nata, o declaraciones de que el personaje «siempre viste de negro» cuando hace un segundo lo has visto con traje tres piezas color perla…). También tiene su puñado de “personajes haciendo tonterías”, como la escena de “cita creativa” con la pareja modelando barro con vestidito y corbatín (no sé qué opinará Néstor del modelito “alfarera chic glamourosa”) o la pava desplazándose por la tierra de un jardincillo clavando los tacones cuando a su lado se ve perfectamente un caminito de losas de piedra impoluto. Las parejas secundarias aburren y distraen, acabas zapeando para quitarlas de en medio. El final recoge el tinglado a trompicones, hala, por fin se ha acabado.

Los japoneses no tienen problemas con los desnudos ni el sexo en pantalla, y aquí tenemos el ejemplo. Vale, que igual son series de medianoche (late night), donde se permiten muchas licencias inadmisibles en j-dramas de otra franja de emisión. Venga, 2×1, que ya se sabe que estas series son cortitas (apenas 3 horas de duración total)

Chijo no Kiss (Chijo no Seppun): Soft Porn para amantes de la lectura. Una adicta a la lectura (me identifico totalmenteeeeee) es desalojada de su casa familiar junto con su amada (¡adorada, necesaria, vital!) biblioteca personal. A ver ahora donde mete sus libros y su cuerpo serrano… por una serie de concatenación de circunstancias, acaba metida en casa de un antiguo compañero de clase, que se dedica a ir haciendo avances y a ponerla a cien para dejarla “a medio cocer” para irla ablandando. Si no fuera una serie asumida como fantástica, podría ser un episodio de “mentes criminales”.

Bueno, que igual en el manga la cosa se desarrolla mas… porque así, en diez capítulos, el comportamiento del tipo, en vez de un cosquilleo erótico en la bisectriz, da un escalofrío, ni antiguo flechazo del instituto ni gaitas. Lo mas divertido, las dos compañeras de la biblioteca.

Rinko-san wa Shite Mitai (Rinko-san Wants to Try): Estos van a lo directo, sin mas contemplaciones: un par de adultos y compañeros de trabajo que empiezan a quedarse ya fuera del rango habitual de inicio en el asunto del fornicio (o sea, son vírgenes), son convencidos por un camarero entrometido para que se ayuden el uno al otro a quitarse el sanbenito. O sea, son mayorcitos, son de confianza, son guapos y hay feeling, que mas necesitamos. Mejor eso que no andar a la espera que desespera de encontrar al amor de tu vida para estrenarse, y acabar con telarañas. Yo te ayudo, tu me ayudas.

Mira si le gusta que ella insiste en seguir practicando, y ya se sabe que el roce hace el cariño… Dejando aparte que es bastante irreal esperar que una pareja de novatos debuten en el sexo y esa primera vez no acabe en desastre (que igual en el manga el caballero es más instruido de lo que parece, y se ha empollado todos los manuales necesarios antes de pasar a la práctica), pues se ve venir que van a acabar enamorándose. Venga, esto es un cuentoooooo no seáis cruelessssss. Un producto justito, justito pero divertido.

Gracias 😊
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Pero ,sale el culo de Thor? Si no hay culo no hay na, ni sexo ni serie
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Paco, pero si el thor, mucho enseñar el pompis, pero no se ha comido un rosco. han refocilado mas los personajes de las cuatro series, hasta los pacatos chinos, que ya es decir
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