
Dicen los que se ocupan de estas cosas que, en verano, con el calor, la falta de sueño, la presión social y tal y cual Pascual, las cabezas empiezan a girar las ruedecitas del revés. Se disparan los cuadros de patologías mentales, y cuando menos te lo esperas, el vecino sale al balcón a inventar la radio de colores, o estalla la válvula de presión de las tensiones personales y ¡zas! La pareja de solteros alienados carga las escopetas y Puerto Hurraco al canto. La cosa es que las páginas de los periódicos se alborotan (también es verdad que los jefes de redacción buscan noticias truculentas para atraer la atención morbosa en una época de sequía informativa). Aunque no todos los colodrillos que entran en barrena entre mares de gazpacho les da por la violencia. Hoy tenemos dos series para ver cómo tratan el tema los guionistas coreanos, que tienen en este campo mucho de divulgadores: ni todos los locos son peligrosos, ni son irrecuperables, ni son divertidos, ni son unos vagos… y los cuidados de médicos y enfermería son vitales.

Daily Dose of Sunshine (Morning Comes to the Mental Ward , Morning Comes To Psychiatric Wards Too): Una serie más “documental”, sobre la vida diaria en una unidad psiquiátrica cerrada de un hospital. Relativamente, claro, porque, aunque intenta ser rigurosa en su exploración del catálogo del DSM-V y se atreve a dar finales tristes a algunas de las historias, sigue siendo una serie familiar con abundante glaseado de azúcar. Resoluciones cuasi milagrosas, ambiente benéfico en la unidad, enfermeras demasiado empáticas siendo machacadas por las demás por ser “demasiado buenitas”… venga, les damos un pase. Será para no hacer excesivamente terrible y deprimente toda la serie y que cale bien el mensaje de que todos, TODOS, tenemos el riesgo de sufrir una crisis mental o caer enfermos, o venir así de fábrica, y que dar palmaditas en la espalda y decir “anímate, que esto se pasa con unas cervezas” no es una solución, igual que no puedes pedir a una persona con la pierna escayolada que se vaya al monte a dar paseos.

Por eso una de las consignas de la serie es “cuídate, que te necesitamos”. Extensible a los profesionales que trabajan en el campo de la Salud Mental, que muchas veces se fían de que “a nosotros no nos puede pasar” y que además del mantenimiento básico tienen que desarrollar estrategias para no verse arrastrados por el pozo gravitacional de los dramas que viven cada día (sin convertirse en cínicos indiferentes, que alguno y alguna me ha tocado y hacían un daño espantoso)

Hay comentaristas que se quejan de que la serie es “demasiado oscura”. Mucha alma de violeta es lo que hay. Aquí si acaso les podemos bufar por no describir los casos como toca, o acumular demasiado topicazo en según que momentos. Yo la pondría como ejemplo de “así ven la salud mental en la tele”, para señalar fallos. Tiene buenos momentos, como esa jefa que cuida de su hermana esquizofrénica, que no es ni un monstruo sanguinario ni una simpática mariposa feliz. Al final, es la familia la que tiene que preocuparse de los suyos. Y tener una enfermedad psiquiátrica o sufrir una crisis no es algo que se pueda esconder debajo de la alfombra, porque la vida sigue y hay que vivirla.

El final de la serie tiene una parte bastante inferior al resto. Como si hubieran echado ganas a la historia principal (la protagonista con una depresión grave y cómo lo vive su entorno) y le hubieran pasado la subtrama de la enfermera amargada- psiquiatra enamorado al becario, que ha salido como ha podido del embrollo haciendo del psiquiatra tontolaba un santo varón y de ella, una mujer con una nueva vida

Los actores cumplen con largueza. Empezando por el proctólogo que hace crujir sus nudillos compulsivamente (Yeon Woo-Jin, no lo teníamos visto) o el psiquiatra capullo (Chang Ryul, otro que no teníamos el gusto). A la protagonista (Park Bo-Young, ha trabajado bastante) la conocemos de aquella tontuna con el miope malrollito. ¿A que os suena muchísimo la jefa de enfermeras? Lee Jung-Eun, que ha estado bailando el chachachá, y ha salido en muchísimas producciones que aun no hemos comentado aquí, pero ya es como de la familia, oyes; buena, muy buena, grande en la comedia y en el drama. Luego en los casos igual, salen caras conocidas… claro, hay un montón de personajes en cada caso: los enfermos y sus familias, el personal del hospital…


el mundo psiquiatrico, ese gran desconocido y que llega a nosotros por los casos mas violentos o desagradables. Lo dicho es un mundo y hay de todo, desde los casos simples de neurosis hasta las psicosis mas graves. Hay que vivirlo o mejor no sufrirlo si quieres vivir en paz pero eso no significa que se pueda ayudar en cada momento y en cada caso para su comprensión y resolución. No confundir con los malvados, los que buscan perjudicar al otro deliberadamente, hacer daño, hacer sufrir….esos no son enfermos mentales, llamarlos enfermos es hacerles un favor y mas que mentales son morales, para los primeros puede haber cura, para los segundos es mas complicado
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