No haya paz para los malvados

Un policía de época Joseon. Imagen: koreajoongangdaily

Que viene el calor y ya no se duerme bien por la noche… que abres la ventana y hay un jolgorio en la calle que dan ganas de bajarte en pijama a pillarte una jarra helada… uy, si pero no, aun le falta un par de grados al termómetro para dedicarnos a hacer el crápula y escandalizar al barrio… pues hala, dos series llevaderas para entretener las horas nocturnas. Breves y bastante bien hechas, lo suficiente para tenernos intrigados, pero no agobiados. Vamos con ellas. Aunque una es coreana y la otra japonesa, ambas son policiacas y en ambas se insiste en que, ante la corrupción y el desastre que organizan los ricos-muy-ricos, los hombres de negocios de las élites, los políticos de alto rango y demás fauna indeseable cuando tienen el poder a su alcance, sólo unos hombres buenos pueden pararles los pies. Ahem… buenos, buenos… lo que se dice buenos… el japonés es complicado… hala, vamos a dejarlo en resolutivos

Keibuho Daimajin (Assistant Inspector: Daimajin ): Cortita, cortita, como les gusta por allí. Para agotar en unas cuantas noches de insomnio deprimido. Daimajin significa El Gran Dios-Demonio y es el mote que tiene el inspector Daiba Jin. Un policía que es buenísimo en lo suyo, pero parece la versión siniestra de Colombo: desaliño preocupante, gabardina roñosa y arrugada, pelos alborotados, expresión terrible, cabreo permanente, divorciado (y no nos extraña nada viendo su maldito carácter)…

Basada en un manga que lleva ya 20 volúmenes publicados y está funcionando muy bien. El problema es que adaptar un manga tan largo en unos pocos episodios y las diferencias de lenguaje lastran la serie, que sigue casi plano a plano según que partes del manga.

Pues empezamos por conocer al personaje en una escena en la cual nos da una lección práctica de cómo apiolar a un tipo y hacerlo pasar por suicidio. Ah, bien, así me gusta, una función docente…ya os dijimos que el japonés no es un “hombre bueno”. Al menos, no en la definición Código Hays. El muerto es un empresario de una empresa que tiene grandes contactos y protección de políticos corruptos, y bajo ese capote se dedica a la pederastia, sin que sea posible acusarlo o siquiera investigarlo. Errrrrr ok, no está bien, pero un guarro menos. Y el tipo que le ha hecho el colgado cual jamón en bodega es policía. Ahhhhh, un policía asqueado aplicando medidas drásticas para impedir que siga atacando niños y niñas. Todo el mundo acepta la versión “suicidio” excepto Saimon, el director de la Unidad de Investigación Especial, especializada en casos sin resolver, que desmonta la perfección del crimen y chantajea a Daimajin para que se pase a su equipo, instalado en una oficina decrépita y atiborrada de trastos. Saimon es un dandy que no tenemos claro si es bueno o malo… pero tiene su agenda oculta, y el fin justifica los medios.

Demasiado guapito, chaval…

Los actores no están mal, aunque a veces se quedan un poquito cortos. Ikuta Toma, que hace de Daimajin, es muy tirillas para un papel que exige un hombretón (en el manga, el inspector es un morlaco de mirada tremebunda, como el kaiju del que toma el apodo), y aunque intenta compensarlo con sus movimientos y sobre todo esas ojeras, no llega al nivel. Al contrario, Mukai Osamu es demasiado alto: en el manga, su atildado jefe de unidad es un tipo bajito y venenoso cual viborilla. Esta combinación, que en el manga funcionaba de maravilla, desaparece en el j-drama, y se nota. Que a ver… los dos lo hacen bien (y son dos cuarentones muyyyyy interesantes), tienen un larguísimo CV, han trabajado en series, pelis y programas de tv, anuncios, videos musicales (Toma, que empezó de cantante en una boy band de chavales en plan Parchís, lo llevaría mejor, porque Osamu primero se graduó en el departamento de Ciencias de la Vida de la Universidad de Meiji)… peeeero el guión -y sobre todo la realización- no dan para más. Una pena, porque técnicamente está curiosa, y el resto de actores cumple. Como Shishido Kavka, la impávida policía que casi repite el papel de detective privado por el que la conocimos. De Tsuchiya Tao, la policía que no se entera de nada y quiere jugar con las reglas, hablaremos cuando hagamos el post de Rurouni Kenshin, jijijiji. Echadle un poquito de paciencia a esta Dark Fiction y sobrevivid al episodio 2

Chief Detective 1958 (Chief of Investigation , Chief Investigator , Chief Inspector: The Beginning , Chief of Investigation 1963 , Chief Inspector 1963 , Chief Investigator 1963 , Susabanjang 1958): Esta vez, no es un lobo solitario (y malencarado) obligado a coordinarse con otros misfits, sino un jefe liderando un equipo de policías que a veces se las tienen tiesas con sus propios “compañeros” del cuerpo.

Esta miniserie (excepcionalmente corta incluso para ser coreana) es una precuela de otra llamada Chief Inspector, que con 880 capítulos y 18 años en emisión durante los 70 y los 80 debió ser EL programa que todo quisque veía en aquellos años en los hogares coreanos.

En la precuela han tenido que ajustarse al material de la serie original, conservando personajes y seguramente frases, latiguillos, detalles de producción… apuesto a que los que vieron la serie original han esperado con ansias vivas el momento en que tal o cual detalle que luego sería recurrente en las emisiones de los 70, como la gabardina del jefe. Un homenaje a la nostalgia, que se dice, incluyendo la aparición como estrellas invitadas de los tres únicos supervivientes de aquel reparto original: el detective jefe y dos exganster. Así que en la precuela se cuentan los orígenes y primeros casos del equipo que se forma en una comisaría de Seul, y que se crea a partir del susodicho jefe (un asilvestrado agente mas rural que las bellotas, afamado cazador de cuatreros) juntando un tipo fortachón, un “perro loco” que tiene la mala costumbre de morder a los malotes y un nene de buena familia que es el “cerebrito legal” del equipo.

Solo le falta la gallina en la llegada a Atocha… uy, perdón, la Estación Central de Seul

Enfin, que la dicha precuela asunto de este post seguro que tiene muchísimo interés para los coreanos que vivieron esa época, tanto por las referencias a la de los 70 como al ambiente y situaciones sociales que refiere (la pobreza generalizada, la existencia de leprosos, los “envíos de huérfanos” a Estados Unidos, los “cuerpos de pioneros”, la presencia de tropas americanas, la dependencia de la ayuda americana…). Que los que no somos coreanos también podemos disfrutar de la serie, dejando aparte el tema educativo o nostálgico, porque los actores son buenos, las tramas cargaditas, las somantas de palos bien llevadas (a veces se hacen un poco cansinas, lo reconozco)…

Que os sonará el combinado porque lo hemos visto en cienes y cienes de producciones. Los intocables de Elliot Ness echando kimchi al arroz. Pero es que hasta en los vestuarios se parecen… supongo que son viajes de ida y vuelta, porque la peli americana es de 1987.. ay caramba, que la serie en blanco y negro con Robert Stack es de los 60…

Lee Je-Hoon sigue estupendo desde que andaba repartiendo leña con el taxi, y repite un poco el papel de “asilvestrado” que hacía en uno de los episodios (el del agrario somarda, que subido al tractor nos en-can-tó), que aquí va evolucionando para adquirir poso y sofisticación. El chico es también guionista, director de cortometrajes… ¡y esgrimista!. Como Lee Dong Hwi, el perro loco, ha pasado por la Escuela de Artes (no como aqui, que creen que la educación como actor les viene de fábrica): a este no lo tenemos muy visto… aun, sólo de refilón mientras cazábamos malvados norcoreanos. El cachas es Choi Woo-Sung, que ha lucido musculitos haciendo de hermano brutote de la novia del gumiho, y el cerebrito legal es Yoon Hyun-Soo, ambos con una carrera todavía cortita, cortita. La chica, Seo Eun-Su, correteaba en el pueblo de los fantasmas y buscó brujas genéticamente modificadas, pero poco más ha hecho. No como los dos veteranos Choi Duk-Moon (el jefe) y Kim Min-Jae (el supermalo), con un CV mas largo que la hoja de servicio del sargento del anuncio de lejía. Los tenemos vistos aquí y allá. Pero todos los actores de la serie demuestran una capacidad sorprendente para metamorfosearse físicamente en sus papeles, aquí soy de los buenos, allá de los malos, y mucho te tienes que fijar para localizarlos, porque las caracterizaciones son muy llamativas en cada serie o película.

Te voy a duchar con la manguera antes de meterte en la comisaría, chaval

Lo dicho: buena producción, buena ambientación, bonito etalonaje, estupendo vestuario, acción, humor e intriga… no sé que mas queréis para pasar unas horas entretenidos comparando cómo fueron los 60 aquí y allá

Una de las menciones casi de refilón que aparecen en la serie es la de la existencia de leprosos (que casi son apedreados en la calle y son defendidos por el policía y su mujer). Podría poner el objetivo en muchos temas que me llamaron la atención, pero me llamó la atención su inclusión con calzador y sin relación con el resto de los argumentos. Ah, ¿pero eso no es una enfermedad de la Edad Media?. Pues no, desgraciadamente en los años 50 y 60 en Corea, todavía chapoteando en la pobreza y la hambruna, seguía habiendo enfermos. Muchos enfermos

La enfermedad de Hansen es una enfermedad infecciosa crónica producida por el bacilo Mycobacterium leprae que afecta principalmente los nervios periféricos y la piel, pero también afecta otros sitios tales como las mucosas, los ojos, los huesos y los testículos. Sus complicaciones más severas son la desfiguración, la deformidad y la discapacidad (ya sea por el compromiso neurológico o la ceguera). persona sana susceptible (debido a una predisposición genética, ya que la mayoría de las personas posee resistencia natural al Mycobacterium leprae) y contacto estrecho durante años. Imagen: rokdrop.net

Patología insidiosa y con abundante mitología a cuestas, de muy difícil contagio y hasta los años 70 incurable, la enfermedad de Hansen era conocida en la antigua Joseon (donde se llamaba ‘mundungi,’), aunque aquí como allá muchas veces se confundían muchas enfermedades. Algunas fuentes afirman que los enfermos no se discriminaban y permanecían en la comunidad mas o menos mantenidos, y otros que los hogares y comunidades con casos identificados eran sometidos a un ostracismo feroz, incluyendo exorcismos a tutiplén, recolocación de tumbas de los ancestros, expulsión de los enfermos… La conclusión es que, aunque muchos pacientes de lepra sufrieron la expulsión de la sociedad Joseon, algunos pacientes afortunados pasaron el resto de sus vidas en casa. Con perricas, cuchufletes, claro.  Aun se cree que los habitantes de la zona Norte no la podían contraer, porque el clima frío impedía el desarrollo de la bacteria (mas bien creo que el frío lo que hacía era impedir la vida de los afectados, que se morían sin tiempo para transmitir la predisposición genética a sufrirla). Otro mito era que la lepra se curaba comiéndose los higadillos de un niño, así que se acusaba a los leprosos que mendigaban de raptar y asesinar chiquillos para poder volver a la vida normal. Anda, como la famosa cura de la tuberculosis bebiendo sangre de muchachitos que contaba mi abuela… las leyendas urbanas nunca mueren, solo se transforman

Las cifras que daban las estadísticas, incluso ponderando los falsos diagnósticos y los “casos ocultos”, son de aupa. En los años 50, Cochrane habla de 150,000 enfermos en la peninsula, aunque Trapmann, asesor de la OMS, reducía la cifra a un rango entre 70,000 y 80,000 en un apoblación de 25 millones de personas. O sea, una barbaridad. Los japoneses, durante su ocupación, habían “solucionado” el problema metiendo a enfermos y sospechosos en leproserías, siendo la mas grande y conocida la de la isla Sorodko, y de paso que los tenían encerrados hacían perrerías con ellos. Cuando Corea alcanzó la independencia, el sanatorio pasó a ser dirigido por médicos coreanos, que continuaron los experimentos y perrerías, y el cabreo general de los enfermos acabó con una revuelta.

El ejército americano, que estaba instalado en Corea, se asustó tanto por la incidencia de la enfermedad que puso manos a la obra y llamó a dos doctores misioneros para enderezar el problema (RM Wilson y AG Fletcher), que trabajando junto con el secretario militar V Heiser empezaron a aplicar métodos más racionales que el simple confinamiento y administración de palizas. Fue el gobierno militar americano el que empezó a suministrar grandes cantidades de Promin y Diason. También se organizaron campañas de prevención y educación (animando a los enfermos en fase no contagiosa a trabajar en sus comunidades), se montaron asociaciones varias, se abrieron nuevos centros de tratamiento y se reorganizó la leprosería en una unidad lo más autosuficiente posible, con los enfermos trabajando en huertos y granjas para el suministro. Diversas fuentes extranjeras apoyaron con energía a las organizaciones locales, como el Catholic Relief Society (Monseñor Carrol) mantenida por diversas organizaciones religiosas como la Conferencia Americana de Obispos Católicos, la American-Korean Foundation y el Centre International Development de Rural francés (creo que aquí lo han traducido mal… ¿no será el Fonds international de développement agricole (FIDA)?). Actualmente (2020) están detectados 166 casos activos. Algo habrán hecho bien, digo yo… Por cierto, el detalle de que las que están intentando defender a los mendigos tiene su miga, porque los que mas pelearon (aparte de los médicos americanos) para cuidar a los leprosos fueron monjas y frailes, incluyendo algun español. Acuerdate de esto cuando estés aborrecido de la catastrófica humanidad

Para saber mas: https://leprosyhistory.org/ ; https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7779994/; https://www.korea.net/NewsFocus/People/view?articleId=132478

(Y la última: si, en España tambien existe un sanatorio para los casos de lepra activa. Es el Sanatorio San Francisco de Borja más conocido como Sanatorio de Fontilles)

Publicado por directoraymas

Apasionada por la fotografía. Mas de 40 años viendo cine de todo tipo y últimamente decidida a hacer sus incursiones en el asunto. Viajera siempre que puede, pudo y podrá. En la mesa lo mismo puede haber una tortilla de patatas que un wok de verduras o una selección de mezzes... Con semejantes antecedentes, solo podía organizar un blog ecléctico entre la curiosidad y el desparpajo

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