
Psychopath Diary: Si, llevo una temporada muy dispersa y cuyas complicaciones me han dejado poco tiempo y menos neuronas activas para este blog. Mi sensei me tira de la oreja y me llama al orden. Qué hago yo echando un ojo a series de segunda y tercera fila, habiendo disponibles tantas y tan golosas. Bueno, a veces una solo quiere zamparse un plato de patatas fritas. O se tapiña el jamón, pero no tiene tiempo de hacer la foto y refrotarle a todos sus contactos en Facebook lo rico que estaba el jabugo. Esta serie no es jabugo, pero bien podría ser una buena bandeja de picoteo en el vermut, con sus gambas rebozaras y sus vinagrillos. Mi sensei fue quien me sugirió que me fijara, y que bien me conoce, porque en cuanto pude me metí a ello.

Pues eso, mi pocholo repitiendo un personaje que tiene dominado: el del bendito pringao, abusado por todos, que un día se mete en un lío tremendo y saca la rasmia de donde nadie lo suponía. Porque el deber imperativo de “ser bueno” ejerciendo de forma ingenia o con un optimismo poco realista acaba en buenismo. Algún psicólogo habla de la “mala bondad”: necesidad de obedecer, mandato de portarse bien, la angustia por no ser lo bastante bueno y la ira reprimida, muchísima ira reprimida que la mayor parte de las veces se dirige hacia uno mismo

Un día llega al punto de fractura y decide suicidarse (la ira reprimida que asoma por las costuras con la excusa de “no quiero ser una carga para los demás”). Con tan extraña suerte que, en vez de acabar hecho migas en el asfalto, acaba siendo testigo de un crimen. Pero no podía ser algo tan simple como ir a testificar a la policía, que vaaaaaaa… Al huir, se lleva el diario del criminal (atildado asesino en serie, uy si es el CEO de la empresa donde trabaja), se lo lleva por delante un coche de policía y recibe un golpe en la cabeza que le provoca una amnesia anterógrada (o sea, anterior al golpe) y pierde todos sus recuerdos incluido quien es el mismamente. Las únicas pistas sobre sí mismo son la documentación que lleva encima, el diario ajeno (que el toma por propio) y los recuerdos confusos de las montañas de películas de crímenes que colecciona. O sea, el pobre acaba autoconvenciéndose de ser el asesino que escribía el diario, y asumiendo la autoría de los crímenes allí consignados. Hasta recuerdos falsos chispean en su cabeza

El protagonista tiene que mantener un extraño equilibrio entre arreglar el desastre que percibe como su vida, intentar recuperar su memoria y evitar que le atrapen por esos crímenes que el sinceramente cree haber cometido. Aparte de eso, sin el saberlo, el verdadero asesino en serie (lo dicho, el jefazo de su propia empresa, ay estas coincidencias milagrosas de Kimchilandia) juega con el infeliz para recuperar su diario y, si es posible, endosarle sus propios pecados. Y para divertirse un rato, que caray, porque le tiene hipnotizado la inutilidad del colega.

El guión da mil vericuetos y hace pasar fatiguitas de muerte al protagonista, que, aunque de vez en cuando saca a ese (falso) demonio que lleva dentro en el fondo, nunca va a ir contra su verdadera naturaleza, adormilada debajo de la niebla mental. Es un buenazo, si, aunque vaya perdiendo la capa de sumisión que le tenía atrapado. Menos mal que sabemos que al final todo va a salir bien, porque nos tiene un tantico preocupados. Y es que la serie hace un mixmax de serie policiaca con mucho humor negro, lo cual nos divierte si es una buena mezcla.

A ratos colaboran, a ratos se ayudan… eh, pero si resulta que es la hija del dueño del perrito que normalmente saca a pasear, un expolicía que sufrió un “accidente” y ha quedado con una grave lesión cerebral (de neuronas chungas va la cosa). La hija se hizo policía por seguir sus pasos, y tiene jugosas conversaciones con el a cuenta de los casos. Es que, ahem… a ratos se le “aparece” su padre, o mejor dicho la imagen mental que de el tiene la chica en su inconsciente, entero y verdadero.


O sea, el trio protagonista es una memoria adulterada, una mente distorsionada y un inconsciente entrometido. Extra: un discapacitado apurado. Cualquiera pensaría que con semejante baraja no podrían hacer un argumento mínimamente organizado, pero el trío de guionistas lo consigue. Vale, el problema de siempre, que parece como si inicialmente lo hubieran pensado para una serie de 14 capítulos, y de pronto les dijeron: eh eh, que hay que estirarlo dos mas… venga, a echar apéndice en el último, todo atado y bien atado y a hacer pagar sus pecados al malo, que quede claro que no se va a librar.

Los actores también trabajan los suyo para hacer creíble este desbarajuste. Empezando por ayyyyyyyy mi pocholooooo (Yoon Shi Yoon, que el pobrecito lo conocimos luchando contra la flaccidez) , que esta vez tiene ramalazos de personaje malvado -o al menos serio- y nos encantaaaaaaaa. A Park Sung Hoon no lo teníamos visto, pero nos lo apuntamos, con ese personaje de aires de señorito perv y unas maneras que echan fogonazos de extraños juegos de BL (dom-sub y tal y tal). Por cierto, cuando lo vi con la escopeta en la mano de pronto llegó a mi memoria un flash de La Caza (si, a pesar del espíritu burlón de la serie tiene bloques enteros “en serio”). Jung In Sun a pesar de que lleva años en esto no tiene mucho CV, pero cumple como esforzada policía. Todos los demás trabajan adecuadamente… pero el que roba escenas a manos llenas y nos tenía absortos era Heo Sung Tae. Si, si, el vecino exgánster que resultar ser un blandito, y que antes fue duro de verdad con los dichosos calamares, y mas allá del mal, y astronauta, y agente de inteligencia… y ya tengo localizados mas trabajos suyos para ponerlos en lista de espera. Esta vez se lo ha pasado en grande haciendo un personaje divertido a mas no poder

Aparte de eso, lo usual. Que caray, rápidamente nos acostumbramos a lo bueno. Impecablemente filmada, bien montada, etalonaje de colores un pelín saturados (ufff el azul omnipresente superdominante)… Absolutamente recomendable y disfrutable

Aunque el título de la serie pone el foco en la palabra “psicópata”, realmente el asesino en serie no encaja completamente en la palabra. Si, es cierto que últimamente la salud mental está de moda en Kimchilandia, (yo estoy con Milton, los trastornos de la personalidad no son verdaderas enfermedades mentales), pero es que, con el librote de psicología en la mano, casi ninguno de los personajes etiquetados como tal en las series dan el perfil. No, ningún psicópata de verdad se “redime por amor” ni “abre a los demás su corazón” (aunque sean los protagonistas o estén pasando un arco de redención). Aunque el señalar como tales a los villanos irredentos de los argumentos parezca muy conveniente, tampoco encajan en el cuadro. En este caso, lo que mejor se ajustaría al perfil del malvado señorito es el de sociópata aparentemente funcional. Esta categoría es tema de debate entre los expertos: que si es una subcategoría de la psicopatía, que si tienen rango propio… Y de hecho, la psicopatía no está incluída en el DSM-V aunque sí lo está el Trastorno Antisocial de la Personalidad, aunque para muchos psiquiatras eso es un disparate (bueno, para muchos psiquiatras esta edición del dichoso manual es un desastre en su globalidad)

Los psicópatas y sociópatas normalmente suelen considerarse incapaces de mantener sus trabajos, pero claro, los estudios se hacen siempre en población reclusa; los que trabajan e incluso mantienen puestos muy altos en el organigrama («altamente funcionales») se escapan de los estudios, o sea profecía de autocumplimiento. Y que no me digan que tantos y tantos altos directivos, políticos, presidentes etc… no son unos sociópatas de aúpa (los delincuentes «de cuello blanco») De hecho, su capacidad para hacer el Mal en su propio beneficio es una ventaja para estos superdepredadores, que en el caso de los sociópatas son organizados y pilotan sus arranques de ira y odio de forma controlada (buscando presas adecuadas, planificando sus crímenes…).

Y ojo al detalle: los tests de detección de psicopatía (PCL-R: Hare, 1991) con los cuales también se (cree) detectar la sociopatía se usaron y validaron (juas, más sesgo de autoconfirmación) casi exclusivamente basándose en presos de etnia blanca en Canadá y Estados Unidos. Claro, mas homogéneos para hacer la estadística, pero sin la consideración de las características y normal sociales propias de cada cultura tampoco pueden aplicarse así como así. En las culturas asiáticas, el individualismo es visto como un sesgo muy negativo (prima el grupo sobre el individuo, la contención frente a la demostración) y las expresiones de la sociopatía pueden ser distintas a las de los países occidentales (no digamos norteamericanos). Así, el hipercapitalismo egoísta y feroz que exhibe con impudicia Trump, despreciando las consecuencias sociales de sus actos, es visto con horror por la sociedad tradicional coreana, que al mismo tiempo comprueba que sus propias élites están copiando el modelo de “tiburón sin control” sin ser “castigadas por sus actos”. Súmense a ello la creciente brecha entre clases, el estrés personal y la exigencia subiendo día a día (que encima si no triunfas es culpa tuya por vago e inútil), las consecuencias que sobre el aumento de abusos en niños tiene esta pobreza culpabilizada (terreno abonado para la sociopatía en cuanto levanten tres palmos del suelo). Según algún estudio, los casos de crímenes en Corea del Sur en los cuales el culpable es identificado como sociópata están aumentando en los últimos años. No sé si esto será porque realmente se mata más (por el aumento de los factores de riesgo) o porque se diagnostica mejor en los asesinos
Cuadernos de Medicina Forense vol.17 no.4 Málaga oct./dic. 2011. Psicopatía, violencia y criminalidad: un análisis psicológico-forense, psiquiátrico-legal y criminológico (Parte I y II). J.M. Pozueco Romero; S.L. Romero Guillena; N. Casas Barquero
The sociopath next door: why are sociopaths increasing in modern Korean society? – https://hyein123.wordpress.com/
https://www.psychologytoday.com/us/blog/insight-is-2020/201812/ difference-between-the-psychopath-and-so-called-sociopath?amp – Seth Meyers Psy.D

a ver si consigo verlo
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Desde luego lo de la salud mental es una fuente inagotable de series coreanas, no importan si repiten psicopata o cambian a sociopatas, o ponen a gente con problemas de autismo o bipolares, la cuestion es meter un producto y presentarlo hasta el infinito y la gente no se cansa de tanto problema que en muchos casos es un autentico problema real con pocas salidas pero queda chachi en las series.
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