
D.P. (Deserter Pursuit Dog Day , Day of the Dog): Seguimos tremebundos, hala, en racha que vamos. Otro de esos k-dramas que te dejan machacado, que vamos no me extraña que algunas almas atormentadas llamaran a las líneas de apoyo emocional contra el síndrome PTSD (el estrés postraumático) porque se habían acordado de sus días haciendo la mili. Si, este es otro military-drama, de la sección «angustia vital», tan distinto de las penas de un norcoreano enamorado o la caza del zombi que se supone que no debería interesar mas que a las personas de ese mundillo, pero está tan bien hecho, sus temas son tan universales, que su público es variado y totalmente enganchado. Y buena parte son mujeres, que se suponía que no era (éramos) el target principal, excepto por las damas que visten uniforme. Choprecha, no ha hecho falta ni meter con embudo una subtrama romántica, ni bromitas tontorronas, y los pocos apuntes de ligereza se acaban agriando (aunque algún momento tienen un humor extraño). El drama es eso, drama de arriba abajo en sus dos temporadas. Dos reclutas que les toca (¿eligen?) hacer la mili en la sección D.P., los policías militares dedicados a perseguir a los desertores. Uno pensaría que sus papeles estarían mas perfilados como “los malos”, pero nopes, aquí son los únicos que están en el lado de los desertores, que a veces sólo han salido pitando para evitar el infierno consentido y apoyado por los mandos que deberían protegerles, no machacarlos, más entretenidos en usar a los soldaditos como mano de obra esclava, cobrar a fin de mes y tapar los escándalos.

La serie está llena de acción (persecuciones, peleas…) pero entre una cosa y otra, le chorrea la melancolía en cada fotograma. Los perseguidores y su jefe sienten una infinita pena por sus presas, sobre todo al descubrir cuales son sus motivos (incluso cuando les ha hecho BOOOMMMM en la cabeza y la han emprendido a tiros con sus acosadores). Técnicamente, está filmada como “realista”, sin escenas “bonitas” (aunque si con detalles de cine de alto standing). La fotografía es buena sin ser preciosista, los actores excelentes (¡mucho!), y el ritmo impecable. Lo mejor, con todo, son los personajes, que no solo son ricos y llenos de matices sino que encima evoluciona, madura, avanzan, hacen las paces consigo mismo, descubren una conciencia…. El soldado que discutía con sus fantasmas personales acaba llegando a una cierta paz consigo mismo; el cabo (que, por cierto, en la primera temporada soltaba mas pluma que una almohada rasgada, pero nadie se atrevía a meterse con él, menudo elemento explosivo) supera su crisis de mudez, y con su compañero de equipo llega al heroísmo; el capitán pasota que se redime; el jefe que se sacrifica para poder salvar a sus chicos, proteger a los desertores y limpiar el ejército de basura; la abogada que se rebela…

Ninguno de ellos, ni los casos investigados, va a tener un “final feliz” (al menos, en esta temporada, estamos pendientes de que aprueben una tercera y resuelvan lo que se ha quedado apuntado como “pendiente”). Y los malos… ah, los malos, que fantásticos, odiables y perversos, que se salen con la suya (esperemos que sólo de momento). Para la segunda temporada, los DP ya han descubierto una trama de hipócritas y chanchulleros, pero naaaaa, ahí siguen haciendo de sepulcros blanqueado y repintados de camuflaje

A ver, los actores, repaso rápido. Lo dicho, todos excelentes, hasta los papeles mas breves. Será que todos han pasado por la mili y están recordando malos ratos. Jung Hae In (hijo de buena familia de médicos) suele hacer rom-com (ya he localizado un par de producciones para visionar… errrr nope, nada de comedia romántica), pero aqui está que se sale con ese Quijote triste y decepcionado. Kim Sung Kyun, siiiii el poli gaznápiro que se juntaba con el cura feroz, que volantazo de papel… caramba, que CV mas variado, incluyendo shows de tv… Koo Kyo Hwan: actor (montones de pelis),diseñador de ropa, editor, productor, director, guionista… y encima aun tiene tiempo para escapar de Somalia. Este debe de ser un culillo inquieto. Son Suk-Ku tambien ha enredado en otras funciones (de hecho, empezó en la dirección de documentales) y se ha tomado el trabajo actoral con calma. Las actrices son pocas (apenas muestran mujeres militares) pero elegidas, como Hwang Jung-Min, que ha sido diaconesa y mil papeles mas (aparte, lo que trabaja en el teatro)
La serie está localizada en 2014, año en que según parece hubo un pico de abusos en el ejército, con suicidios, “accidentes”, denuncias… Una ola de rabia que se levantaba no solo en los cuarteles, sino entre los familiares que veían cómo sus padres (y madres), hijos, esposos, hermanos… habían sido torturados o directamente asesinados. Joer con la mili coreana, y lo llaman novatadas… Y encima son dos años para la gran mayoría de la población, ya que sólo en contadas ocasiones pueden reducirla, librarse o o hacer una minimili en servicios especiales. Detras de la enorme incidencia de abusos y acosos está la cultura jerarquizada y masculinidad tóxica de una sociedad que alienta esos comportamierntos dentro y fuera del ejército, ademas con insistencia en tapas los casos y callar, callar, callar… se suicidan los soldados, se suicidan los oficiales jóvenes… Caray, mas de la mitad de los hombres y mujeres en el servicio han experimentado alguna forma de asalto sexual, eso es una barbaridad… «es que el ejército es así» «si denuncias, te vamos a hundir en el juicio», «así te haras hombre» (¿dejando que los veteranos le metan un palo en el trasero?)

Se supone que esta serie ha removido el cieno y algo, algo está arreglándose. Que están descendiendo los suicidios y las deservciones porque es mas fácil denunciar y evitar los abusos, y algo tan simple como permitir el uso de móviles y correos electrónicos para comunicarse con las familias ha sido una excelente medida


Buena serie si señor, de antiheroes, de extraña justicia, engancha desde el principio y va creciendo en interés según avanzan los episodios, no va solo de derechos, en algunos momentos da el salto y sublima la esencia humana. Recomendable.
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