
Estamos en el puente de la Inmaculada, que en España es fiesta gorda y apreciada antes de Navidad, y seguro que tenéis metida en la retina la imagen de una mujer joven, con largas vestiduras en blanco y azul, muy etérea ella. Pues ojito, que la iconografía no es exclusiva de la muy católica Virgen María, y si no os fijáis podéis patinar. No voy a meterme aquí en honduras (y alturas) de mitos junguianos universales acerca de vírgenes con atributos astrales y con trabajos de amor y compasión: me limitaré a daros unos apuntes sobre “otras Inmaculadas” en las religiones orientales
Taoismo

Empezaremos por la más escueta en información: He Xiangu, figura mitológica china, la única mujer entre los Ocho Inmortales del panteón taoísta. Originalmente un ser humano “real”, se cree que vivió durante la dinastía Tang (618 dC hasta 907 dC, con un interregno entre 690 dC y 705 dC). Visitada en sueños por un personaje divino, siguiendo sus consejos se dedicó a comer mica pulverizada (o nácar, según algunas traducciones), hizo voto de castidad total y se dedicó con pasión a sus deberes filiales, dejando de comer y beber paulatinamente hasta alcanzar la Trascendencia. Suele describirse portando una flor de loto (símbolo de inmortalidad) y a veces con un sheng, un cucharon de madera o un espantamoscas. Mas que una diosa, se podría describir como una santa
Budismo

Guanyin es un Bodhisattva asociada a la compasión, una de las33 diferentes manifestaciones de Avalokitasvara . El concepto ha sido adoptado por otras religiones asiáticas (véase la taoísta He Xiangu). Los misioneros jesuitas que llegaron por allí no dudaron en denominarla como “diosa de la Misericordia”. Su nombre completo (Guānshìyīn) se traduciría como “la que percibe los sonidos del Mundo”, es decir la que escucha las quejas y lamentos de los desgraciados y les ayuda física y espiritualmente. Es la divinidad más amada del panteón budista, con poderes milagrosos para asistir a quienes le rezan, una “barca de Salvacion”. Se asume como la personificación de la compasión y la amabilidad, una diosa maternal, agraria y agrícola, patrona de las madres y los pescadores, y entusiasta vegetariana. Algunos budistas creen que una de sus “tareas” es recolocar las almas de los fallecidos en el corazón de un loto y enviarlos a la tierra pura de Sukhāvatī el Paraíso budista. Su representación en China desde el siglo XII se consolida en el de una mujer (antes podía ser masculina o andrógina). En China han surgido diversas formas nativas (como las advocaciones de la Virgen María en el catolicismo), cada una con sus peculiaridades. Suelen coincidir en el ropaje de color blanco, el aspecto luminoso y con detalles de tipo astronómico, en ocasiones incluyendo niños para reforzar su conexión con la maternidad, el parto y la infancia. En la literatura popular, la recordamos en el Viaje al Oeste como la divinidad que pone freno al cataclísmico Sun Wukong, el Rey Mono, con una diadema que le produce un dolor insoportable cuando se pasa de la raya, y que es controlada por el monje Tang Sanzang. Que parece un calco de la imagen de la Mujer vestida de Sol del Apocalipsis, sobre todo cuando en la imaginería sale con ropa blanca pisando la cabeza de un dragón con la cabeza iluminada con un círculo solar… también los católicos que llegaron por allí se coscaron del asunto, y no falta quien haya trabajado por un culto sincrético. No es de extrañar que a los jesuitas que volvían de China con semejante revolución los quisieran correr a gorrazos los representantes de la ortodoxia europeocentrista
Sintoísmo

Y si los dos anteriores podrían ser calcos de la escatología católica y apocalíptica, la japonesa Amaterasu (la Diosa del Sol) es talmente una copia del mito de Demeter, lo que lo mete de cabeza en la categoría “culto ctónico” (subterráneos, referentes a divinidades de la tierra). Amaterasu es un Kami nacida del ojo izquierdo de Izanaki al lavarlo/purificarlo después de haber intentado hacer de Orfeo con su difunta esposa Izanami y haberla pifiado igual que su colega griego. Tan contento está el padre de los tres retoños que le nacen al lavarse, que asigna a su niña el dominio del Takamanohara (mundo del Cielo). Harta de que ella hace y crea, y el broncas de su hermano Susanoo ensucia y destroza, se coge un cabreo monumental y se encierra en una cueva. Pasmo y espanto, porque el Sol ha desaparecido y solo hay oscuridad. Para poder sacar a la diosa del agujero donde está, el resto de kamis realizan unos rituales y cuyo punto culminante es el baile de la diosa Ame no Uzume, que el resto de dioses celebra a grito pelado y con grandes risotadas. La pequeña Ame, llevada por el trance, se despelota y enseña la bisectriz como Baubo la griega. Tanto jolgorio intriga a Amaterasu igual que intriga a su colega mediterránea, y ambas son engañadas para que asomen y puedan ser fascinadas por un espejo (o el desnudo frontal de las bailarinas) o sacadas a tirones. La cosa es que por fin vuelve la Primavera. Menos mal…

La diosa Amaterasu era la deidad suprema, apoyada por los ancestros de los distintos clanes, y su figura se refleja en la saga imperial, que reina en la sociedad de los clanes. Era necesario que el emperador liderase el poder religioso de todo el país. La diosa constituye el origen ancestral innegable del linaje imperial y es lo que respalda la posición y el poder de los emperadores.
Interesante, se ve que la humanidad converge en sus creencias aunque las viste de distinta forma para hacerlas llegar a la plebe
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Me alegras los lunes 😊.
Por cierto, te recomiendo el paraguas de la Reina y la de reborn, aunque supongo q no se te habrán pasado 😘😘
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