
Late Nigth Restaurant (Midnigth Diner): ¿Os acordáis del bar de Cheers? ¿O su adaptación española, chapuza que naufragó desde la primera temporada?, ¿O la mas castiza Los ladrones van a la Oficina? Pues por ahí van los tiros. En el último caso (que, dejando aparte sus defectos, fue la única manera que hubo en su momento de dar un sueldecito a un puñado de grandes actores que andaban mas que apretados con su jubilación) los habituales del bar y clientes asiduos eran ladrones en ejercicio, y en la americana sin embargo lo único que tenían en común era coincidir en el bar y los lazos que poco a poco se creaban entre ellos (NOOOOOORMMMMM). Cada uno con su historia a cuestas, sus mentiras y sus verdades, su pequeños triunfos, sus miserias, sus batallas…

Este bar de medianoche está basado originalmente en un manga japonés ‘Shinya Shokudo’ de Yaro Abe, que a su vez dio paso a una versión japonesa, ‘Shinya Shokudo’, (con 3 temporadas en Japón y otras dos ya en Netflix) y una película. De ahí salió esta versión coreana y de la coreana, la china (una temporada). Eso es reciclar, si señor, primero brasa, luego cocido y después croquetas.

La versión coreana, que es la que he visto primero, es una deliciosa caja de galletas. La comparo con la comida porque (igual que en el original japonés) cada episodio cuenta una historia que se origina, engarza o discurre a cuenta de un platillo típico o al menos habitual. Nada de alta cocina o cosas complicadas. Lo de todos los días. Vamos, lo que te pillas en la barra del bar para picotear o echar unas raciones. Que luego enganchas hebra con el tipo del carajillo y la frutera echando el café antes de subir la persiana, solo que aquí son aves nocturnas como las que esperan en el cuadro de Hopper.

El dueño, cocinero, camarero y padre confesor es un señor impasible que es el único del que no sabemos nada. Pero nada de nada… La cicatriz de la cara pudo ser un navajazo o un accidente de coche o un resbalón en la trastienda. No sabemos si está casado o soltero, si tira a carne o a pescado, si hace esto para ganarse la vida o le sale el dinero por las orejas y entretiene su insomnio cocinando para otros (nada descabellado, he conocido gente así). No juzga, no castiga, no riñe… cuando a alguno de sus clientes le va bien se alegra, intenta ayudar en lo que puede (prestando un instrumento o guardando latas especiales, poniendo cenas a los que apenas pueden pagarse un cuenco de arroz…), pero no suelta prenda. Por no decir, no ha dicho ni su nombre, todo el mundo le llama Master. Como el molinero de aquella película polaca del molino, se asoma a su ventanillo (aquí a su barra), trasunto de un dios menos lejano e impasible que el de Lech Majewski (igual es un personaje sobrenatural, igual solo es raro de narices). Desde la medianoche hasta las siete de la mañana, hace lo que le pidan si tiene los ingredientes, porque carta, lo que se dice carta, no hay. Si le pilla la legislación española lo cruje, ¿Qué es eso de no tener menú, ni precios, ni nada de la carta ahí expuesto? Encima cocina las caballas asadas en una parrilla en el patio… vamos, que lo echan por el puente ese de los saltos que sale en todas las películas.

Una serie para relajarse, echar un ojo a las recetas (algunas son facilísimas, como el arroz al vapor con mantequilla, un matahambre que bien podría volverse popular aquí) y poner la mente en modo OMMMMMM.

¿ya esta? estaba tan metida en la lectura que cuando he llegado al final he vuelto arriba porque he dicho ¿ya esta? no puede ser…
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si que te ha sabido a poco jajajajajajaja no todo van a ser discursos kilométricos. Esto como las tapas del Master, platillo y platillo
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Que hambre viendo esos platos preparados con sumo cuidado, se nota que los coreanos aparte de copiar cheers son un pueblo que ha pasado muchas hambrunas y eso se nota, están enfocados hacia la comida porque no hay serie que aporte algunas escenas de preparación de platos y comilonas frente al contraste de gente que pasa hambre.
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