
Mi vecino Totoro: Para la entrada que coincide con Reyes, un regalito del menú “clásicos infantiles”. Una película que sabe a turrones, y chocolate, y roscón y mandarinas. Cuando se deja de tratar a los niños como si fueran imbéciles lobotomizados, y se emplea la misma o más inteligencia que en un buen film de adultos, salen GRANDES películas. Sólo con amor por la infancia y sus fantasías (no esos sucedáneos de “imaginación” que nos vende la mercadotecnia como tales) se puede hacer algo así de buenérrimo.

Se ha dicho tantísimo sobre esta película que cualquier discurso suena a reciclado barato. Así que lo resuelvo en una frase: que la veáis, leñes, y si ya la conocíais la volvéis a ver.

Aparte del guion, dulce pero jamás empalagoso, una baza importante en la película es el dibujo y el color. Lógico, me diréis, es una película de dibujos animados. Pero a estas alturas ya he visto demasiados engendros en cine, tv y webtoons que ofrecen pobrísimo diseño, o directamente una estética feísta. Cosas que atentan contra el buen gusto como un disparo de la Gran Berta. Con la excusa de que a los niños les divierten los colores fuertes y que la imaginación bla, bla, bla… están llenándoles los ojos de horrores repugnantes. Así cómo demonios les van a educar el gusto estético, señor señor… Esa generación de gustos estragados no podrá apreciar el Arte y la Belleza, se quedará confinada (ahora, palabra de moda) en la basura repulsiva que le ofrezcan los mass media. Les engañarán con supuestos artistas y creadores a cuál más espeluznante, horrísono y deleznable, en una maniobra a grandísima escala que empezó intentando acercar la Cultura al gran público a través del Pop-art y ha acabado expulsándolos del Paraíso a causa de la inercia del populismo redentorista abanderado por mediocres y envidiosos.

Porque esto es como la comida basura, si desarrollas el gusto mental de tu esquema sápido sobre fuertes sabores artificiales (proceso que ocurre en la infancia, cuando se formatea el cerebro), no podrás desengancharte de esos productos, y serás incapaz de encontrar la delectación de una comida sincera y con elementos naturales. Tendrás que esconderla con infames kétchups, plásticas mayonesas, saborizantes y colorantes falsarios, grasazas palmerianas o azúcar a espuertas cual carga de profundidad. Ay ay ay, expulsado para siempre de la verdad del pan de tahona, la desnuda menestra, el gazpacho sincero, el puchero tranquilo… aunque metas la cuchara en los mas delicados guisos, tu lengua será como la de los muertos, todo tendrá el sabor de las cenizas

Pues esta delicadeza japonesa, como todas las de Studio Ghibli (スタジオジブリ, Sutajio Jiburi), es un bálsamo y vacuna contra la amenaza de los quemadores de neuronas. Si queréis tener niños sanos, expulsad la comida basura y el canal infantil de vuestra casa y ved con ellos estas películas.

la vi hace años y me sorprendio porque parecia un dibujo de esos animados tipo heidi pero luego su imagineria de seres mitologicos del bosque y su relacion con los niños me entretuvo pegado a la silla, buena pelicula para pasar un rato divertido
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Crecí viendo los dibujos de la tele de entonces, nada que ver con los de ahora y tal vez por eso que dices en tu entrada el anime siempre me ha gustado, nada que ver cualquier sire de dibujos de entonces con lo de ahora, y eso que afortunadamente veo poco la tele.
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