Ay, las cosas del (mal) querer a tiros

Escape: Comentaba estas vacaciones un agent provocateur habitual que Corea del Norte debe ser un país estupendo, donde te ponen casa, te dan trabajo, te distribuyen la comida, te dan educación y te proporcionan entretenimiento. Sin tener que discurrir. No me dio tiempo a buscarle las costuras a su argumento, porque el mismo acabó ponderando que igual no es tan bonito como él pensaba, hay que ver la cantidad de gente que sale pintando (o al menos lo intenta), pasando fatigas y calamidades. Pues no, no debe ser el paraíso comunitario que nos intentan vender algunos papudos y bienpagaos, rodeado por Fuerzas Capitalistas y que por necesidad tiene un gran ejército, raciona los recursos y aleja de sus ciudadanos la funesta manía de pensar.

Un oficial del Ejército del Pueblo de Corea de Kaesong encargado de conducir a los turistas para visitar la Zona Desmilitarizada desde un punto remoto de vigilancia sobre la Linea de Control. Imagen: inertianetwork.com

Asunto principal de la película: el protagonista es un sargento norcoreano destinado en la zona fronteriza con Corea del Sur, pegada a la DMZ (esa “tierra de nadie” que hace de amortiguador). El tipo, desde luego, no tiene ninguna intención de seguir siendo un súbdito de Mofletes Kim, y lleva meses planeando su fuga. Aunque el riesgo es altísimo y si le pillan, lo van a fusilar sumarísimamente. Pero ya toca: lleva casi diez años en el servicio militar, y cuando lo licencien va a ser imposible volver a tener un acceso tan directo.

Eso de ver a los mandos ponerse ciegos comiéndose el jabalí que sus desnutridos soldados han cazado mientras sus hombres pasan hambre, es solo una mas de las espinitas que se le clavan en la cabeza. Pero no es el afán por conseguir bienes materiales el que le hace desafiar el sistema, sino otra clase de hambre imposible de calmar

Pues justo, justito, la noche en que decide jugársela, uno de sus subordinados, soldadito desesperado, decide que también va a intentarlo. Mecagontó, que se le va a la porra todo el plan. Venga, que si, que nos fugaremos los dos juntos, pero con mi hoja de ruta… mala suerteeeeee los pillan casi antes de empezar

Infeliz, pero adonde ibas tu con esto…

Cuando ya se veían delante del pelotón, aparece un comandante (major en inglés) del Departamento de Seguridad Estatal de Corea del Norte (Ministerio de Seguridad Estatal), que decide ocuparse del caso.

Resulta que el tipo en uniforme cardenalicio es un antiguo colega de infancia, y decide echarle una manito a su camarada. Cambia el relato hasta convertirlo en un héroe que ha capturado un peligrosísimo desertor y lo pone de asistente de un comandante de división. Los de la Secreta lo que quieren oyes. Además eso también le da puntos a él, oyes, que ha reconocido a un ejemplo para el Estado

Desagradecido el sargento, no sólo escapa, sino que se lleva consigo al infeliz soldadito. Ahí el enfadadísimo amigo decide iniciar una caza al hombre con todo lo que tiene, que es mucho, Lo persigue a tiro limpio, con subordinados, sin ellos, con metralletas, a bombazos… le importa un pito a quien se lleve por delante.

Os he pillao, infelices
Que te lo has creído, macarra

A parte del público le ha parecido que hay agujeros en el guión. Bueno, si, algunos de los puntos son totalmente “deux ex machina”. Es que, si no, se acaba la película en diez minutos. Otros se quejan porque dicen que los personajes “hacen cosas extrañas”. Amoave, que no hay peor miope que no querer ver.

A ver, chicas, no os lancéis. Por cierto, que obsesión con los banquetes que se dan los del alto mando y la miseria que pasan los de abajo. Como los coreanos están siempre pensando en comida, les toca la fibra, y encima es una demostración de la verdadera desigualdad social

Que el perseguidor es gay hasta las medallas, y lleva obsesionado con su amigo desde la escuela. Por si no bastara con las pistas, meten de refilón a un antiguo amante que no deja lugar a dudas.

Si veis cómo lo mira el otro chico guapo, se os desinflan las ganas de enseñarle el escote. El lo mira, pero su interlocutor lo ignora cruelmente. Ay, como duele eso del desprecio

Lo dicho, aunque la relación entre personajes principales es evidentemente gay (el perseguidor no está enamorado, nanays, está obsesionado y enloquecido, totalmente enganchado) y el problema básico es que el perseguido no (o aunque lo fuera, sin ganas de que el comandante le sople la nuca), y la trama se apoya muchísimo en esa idea, no es precisamente un drama romántico, o si acaso lo es en el estilo sturm und drang que tanta energía da.

Otra cosa querría el comandante ponerle en la nuca… No se yo si el público ha captado la evidente alegoría que simbolizan las armas en la película

El perseguidor es como un perro de presa que no suelta el rastro, y no sólo porque sea un desertor, sino porque se ha reprimido tantas veces que se agarra a su objetico negándose a renunciar. Y porque, como decimos, tiene fijación con el fugado. Y como en estos amores tóxico es normal, se debate entre reventarle la cabeza de un tiro (“si no eres mío, no te dejaré vivir”) y darle “otra oportunidad para que te sometas a mi pasión arrolladora”. Love kills, que cantaba Freddie

Yo os recomiendo la película porque los giros del guión (un protagonista usando el coco para salirse de las trampas del laberinto y un coprotagonista tan duro e inteligente como el) nos hacen estar pendientes de la parte de acción, y la actuación es fantástica. Hasta los que no se han enterado de nada lo reconocen

Como si estuvieran en estado de gracia. Lee Je-Hoon justifica con creces su condición de superestrella (lo vimos con el taxi y haciendo de detective) y Koo Kyo-Hwan (ese cazador de desertores que nos tenia hipnotizados), buah, para que contaros… cuando crees que le has empezado a entender, te sale con algo que le vuelves a odiar, y a la inversa. Hong Sa-Bin, el bizco soldadito… lo vimos en Jirisan, lo borda. Y apunte especial para Song Kang, que con una sola escena nos lo cuenta todo, todo, todo, muy delicadamente, muy claramente. Chico, hace mejor pareja con el complicado comandante que con la veterana metereóloga, aunque ya no sea un demonio

El punto que mas me cruje es ese supuesto “grupo de nómadas” que parece mas bien una intromisión de la cuota femenina. Yo que se… porque dudo mucho que en un país tan controlado como Corea del Norte dejen moverse a un grupo (por pequeño que sea) a sus anchas por la Tierra de Nadie. Nadie parece encontrarle una explicación coherente (ni el director la ofrece)

Aparte de eso, excelente fotografía (etalonada con realismo pero sin caer en la tentación de los colores saturados), mucha naturaleza, buen manejo de cámara, acción a raudales… ¿que más necesitáis para echarle un ojo?

El hundimiento en un retrato. Porque cuando echen cuentas y busquen culpables, te van a preguntar cómo lo recomendaste para el puesto, y ya sabes cómo funcionan las cosas. El uniforme desgalichado y el flequillo caído son toda una declaración. La pizarra ligeramente desenfocada (separa al actor de ella y deja que la luz reflejada de variedad) con unas letras que sirven de rejilla donde colgar la figura descentrada, con su iluminación lateral suavizante de un actor con los rasgos duros cual granito. Que el chico trabaja tambien como modelo, se le nota a la legua. Todo en una paleta verde pizarra y verde del uniforme, fenomenal para una piel cetrina, y los toquecitos tojos de la camisa entrevista y los galones

Publicado por directoraymas

Apasionada por la fotografía. Mas de 40 años viendo cine de todo tipo y últimamente decidida a hacer sus incursiones en el asunto. Viajera siempre que puede, pudo y podrá. En la mesa lo mismo puede haber una tortilla de patatas que un wok de verduras o una selección de mezzes... Con semejantes antecedentes, solo podía organizar un blog ecléctico entre la curiosidad y el desparpajo

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