
Cowboy Bebop (Anime y Live Action): A estas alturas del blog, no voy a tirarme el pegote de farruquear diciendo que “yo ya conocía el anime, que es del año 1998, y soy muy moderna y superguays y bla bla bla…”. Para nada: confieso, y ni miento ni me arrepiento, que lo primero que entró en mi ordenador fue la serie de LA (Live Action, o sea, con actores reales) de 2021. Y vistos los resultados, me alegro de que así fuera, porque de esta manera hemos disfrutado de la producción americana apreciándola por sus valores propios; de lo contrario, hubiéramos acabado tan frustrados y mosqueados como los que ya conocían el anime japonés, y cuando cayeron en la versión moderna se pusieron de los mismitos nervios al ver lo que habían cocinado los de Netflix. Que yo los entiendo, desde luego, porque con la serie original han hecho croquetas. O sea, han cogido la idea básica (escribir un neo-noir espacial, con unos outsiders y sus historias de fracasos), han seleccionado lo que les parecía más llamativo (el protagonista de ambigua moral, el ex -poli superviviente, la tia buenorra y medio chiflada, el malo malísimo, la femme fatale, algunos personajes secundarios y terciarios…), les han rehecho las costuras, han desechado muchas historias de los episodios originales (la del feng-shui casi que se agradece que la hayan ignorado) inventando nuevas aventuras, y ¡Horror! Han cambiado el final. Ouch. Eso ha dolido

En las redes se ha oído el llanto y el crujir de dientes al ver profanado un producto que para mucho es una obra maestra para hacerlo más “teen friendly”. Debe ser que nuestra sensibilidad ha cambiado… por mucho que las distribuidoras se hayan gastado fortunas intentando convencernos de que ha sido un éxito, la bofetada ha sido monumental

Spike Spiegel es un antiguo mafioso que ha cometido el error de enamorarse de la chica del jefe. Evidentemente, la cosa acabó fatal. Para escapar de la que le espera, ha simulado su muerte y se ha creado una nueva identidad como cazarrecompensas mientras espera poder rescatar a su turbia Dulcinea. En el anime, Spike tiene 27 años y unas patas largas que le llegan hasta las orejas; en el LA, ronda mas los 40 que los 30 (de hecho, John Cho, actor coreano-estadounidense, la rodó con 47 añitos), y sospecho que esa ha sido una de las principales razones por las cuales los fans del anime han puesto morros, porque bien mirado el caballero no lo hace mal, y bien podríamos admitirlo como una versión más sazonada, madura y aposentada del Spike original. Ya tenia experiencia en salir al espacio este hombre y hacer reboots de series míticas, porque fue también Hikaru Sulu -el oficial oriental de la USS Enterprise (NCC-1701)– en la Línea Kelvin (esas nuevas películas de Star Trek donde JJ Abrams se pasa por el forro de la ionosfera todo lo que había ocurrido en las series originales y pone el contador a 0)

Jet Black es el propietario de la nave, socio-jefe de Spike y ex-policía divorciado buscándose las habichuelas. En el LA le han desarrollado toda una línea argumental con una hija que se ha quedado con su madre (¿un gancho para pillar a los antiguos fans hoy divorciados y en conflicto con la custodia de los hijos?) y lo han pasado por el tostador (Mustafa Shakir, hace lo que puede y lo que le deja el guión). A Faye Valentine, la amnésica desparpajada recogida por esta pareja de desclasados, le han rehecho el perfil en el LA (Daniella Pineda, ni fu ni fa): ahora va mas tapadita, pero resulta que se ha despertado con un gusto evidente por las damas. Una pena: se ha ido a la porra la evidente tensión sexual no resuelta del anime, con una mediodesvestida alborotadora indiferente al efecto que su presencia tiene en dos hombres heterosexuales que se han autoimpuesto el tratarla con camaradería y sin polvorones. Cosas de lo políticamente correcto, que acepta un revolcón con pareja de reinas pero no va a insinuar un achuchón alternado entre compañeros. Ein, el welsh corgi, pasa fugaz y casi no se aprecia en el LA

El anime original (que consta de 26 episodios y una película – Cowboy Bebop: Knockin’ on Heaven’s Door -) es una joyita deliciosa. gráficamente impactante, con referencias visuales a decenas de películas de género noir (desde ese NeoMéxico polvoriento que podría ser el de Sed de Mal a las ciudades como Junglas de Asfalto, pasando por todo lo que se os ocurra). No ha envejecido ni un pelo, ni en el aspecto técnico ni en el argumental (excepto algún episodio que no tiene por donde agarrarlo). En el LA (10 episodios) han respetado vestuarios, aspectos visuales, estéticos… hasta donde han podido, porque hay cosas que se pueden dibujar en un anime pero no recrear en un LA por mucho que tiremos de FX. Es lo que hay, y parece que se les olvida a muchos. Os aconsejo que, como yo, lo veáis primero con sus actores de carne y hueso para poder disfrutarlo con un Gimlet (2 partes de ginebra y 1 parte de jugo de lima), y luego os pasáis al anime acompañados de un Bourbon Highball (whisky con un refresco como lima-limón y una rodaja de naranja). Y luego os envolvéis en la mantita del sofá y dormís hasta que se os baje el nivelón alcohólico y la depresión
No he visto ninguna, lo intentaré como dices a ver q tal. Gracuas
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Vistas las dos, las dos me gustan aunque haya cosas de la versión que chirrían respecto al original. Muy entretenidas y encima la música acompaña muy bien las historias. Comparto.
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