Corea del Norte: “Media gamba entre ballenas”

Prisioneros japoneses de guerra en Okinawa. Foto: Alamy

Cuando acaba la IIGM en 1945, Corea queda ahí, colgando entre los Hunos y los Hotros, desnuda y exhausta, drenada de los colonizadores japoneses y sin un poder local capaz de ponerse al frente. Las grandes potencias vencedoras están dividiéndose el mundo según los equilibrios de poder que han agitado los dados. Los funcionarios militares estadounidenses y soviéticos que están escuartando el gocho japonés llegan a un acuerdo para dividir la península por el Paralelo 38 como medida provisional, y luego organizan un fideicomiso. Una partición sin precedentes en un país que estaba consolidado desde la unificación de los Tres Reinos en el 668 d.C.. 10 millones de familias divididas se preguntan qué rayos ha pasado, porque no entienden nada. Con la Guerra Fría asomando en el horizonte, se organiza el tablero, y los Estados Unidos preparan unas elecciones en 1948 para proclamar en Seúl la República de Corea. A las pocas semanas, los rusos hacen lo mismo, y nace la República Popular Democrática de Corea. Ambos estados rivales juran y perjuran que ellos son los únicos y legítimos gobernantes de toda la península. Cada poder coloca a sus peones, y los soviéticos tiene a su hombre

Kim Il Sung. Imagen: Twitter

Primer Kim: Kim Il Sung. Nació en 1912 en una familia cristiana, y pasó casi toda su juventud en Manchuria; fue uno de los pocos supervivientes de las guerrillas antijaponesas durante la ocupación (o tuvo mucha suerte, o no se mojó lo bastante, porque de aquella gente apenas quedaron vivos 200, el núcleo fundador de la República del Norte). En 1941 sale por patas de Manchuria, y no para de correr hasta cruzar la frontera y pisar suelo siberiano. Allí vive tan contento, se casa y tiene un hijo, y se dedica a aprender ruso y dejarse mimar por los soviéticos cerca de Jabárovsk. Cuando acaba la guerra, los estrategas rusos se fijan en ese coreano de cara redonda que presume de revolucionario en el exilio, se lleva bien con los comunistas chinos y parece que va a ser el perfecto títere en sus maniobras. Lo ascienden a capitán por la vía ascensor y lo presentan con una hagiografía a medida como candidato. Hop hop, sentado en el sillón. En ese momento, el sonriente señorito se destapa como un buen alumno del Stalin más desatado: purgas, campos de concentración, censura total… e implanta la doctrina juche: la autosuficiencia (qué ironía, si en realidad dependen totalmente de las ayudas de los aliados) bajo el mando total de una única cabeza que lo sabe todo, lo domina todo y manda en todo, porque sabe de todo y tiene “Probada Infalibilidad” en toooooodos los temas (caray, hasta el Papa es más modesto, porque solo es infalible en cuestiones de dogma y tal, y no en economía o agricultura, por ejemplo). El culto a la personalidad no se queda en el derroche de murales horteras, estatuas, libros con su “filosofía”, aulas para el “estudio de su filosofía”, pines, cánticos, bailes dedicados y tal y tal; además. se le dispara el punto mítico/místico y empieza a trufar la maquinaria propagandística hasta que le crean una leyenda de rey-dios. Que si una grulla dió diez vueltas sobre su cuna, que si nosequé del arco iris, que tal y cual fenómeno sobrenatural que anunció el parto, que si teletransportación… Tras la destrucción de todos los templos de las religiones allí levantados (budistas, cristianos y hasta simples santuarios animistas), se instaura una neorreligión en la cual este primer Kim es el “creador del mundo”. Tanto se cree lo de ser el mandamás designado, que en 1959, con la palmadita en la espalda de China y la URSS, empieza la Guerra de Corea (1950-1953), un desastre chapucero que acaba cuando voluntarios chinos entran en el país y asumen el mando sobre el terreno, cerrando el saldo con la muerte de millones de personas, la península en ruinas y un estado de guerra permanente con la famosa Zona Desmilitarizada (un cinturón de 250 km de largo y 4 km de ancho). El conflicto acaba en un armisticio que sigue vigente. Kim se dedica a sus purgas, sus mamoneos y sus tejemanejes domésticos, transforma la dictadura del Partido de los Trabajadores en una monarquía feudal y propiedad privada al mejor estilo Ancien Régime que pasa de padres a hijos como negocio en herencia. Para preservar el feudo, Kim impermeabiliza el país, y sólo se fía de los pocos camaradas que lucharon con el (y aun así, al que se menea, estacazo y tentetieso). El sistema juche·”evoluciona” hacia un “Sistema Monolítico Ideológico” (eh, que lo dijo el, no yo) con una ideología ultranacionalista y asimilado a un instrumento de represión. Después de organizar la hacienda, como el tipo por lo visto se aburre, monta unos comandos para intentar asesinar a líderes surcoreanos (1968 y 1974), hace túneles bajo la Zona Desmilitarizada, y por un pelo de conejo no hace una segunda edición de la guerra por el Incidente del asesinato de hachas en 1976. Cuando muere en 1994, lo declaran “Presidente Eterno”, empezando una necrocracia (ostras, menudo palabro) y hala, a seguir en el machito

Kim Jong Il. Imagen: Wikipedia

Segundo Kim: Kim Jong Il. A este lo colocó su padre como sucesor en algún momento en la década de los 70, y si alguien tuvo algo que decir o arrugó la nariz, lo mandó a picar carbón con una cucharilla de café. Un rarito callado al que le tocó lidiar con la suspensión de ayudas por parte de Europa Oriental y China (que estaban bastante hartos de sus desplantes y morritos) sobre las que se apoyaba la supuesta autosuficiencia juche. Pero eso sí, el Primer Nivel (el presidente) y el Segundo nivel (la familia inmediata y la élite bien agarrada a los sillones) no tienen problemas en poner el plato lleno en la mesa. Los que se mueren de hambre, de enfermedades fáciles de tratar en cualquier otro sitio y de puro asco, son los del Tercer Nivel, los de abajo. La economía entra en una espiral descendente; la movilización de masas y la guía del Partido pueden valer para dirigir una economía sencilla (tipo aldea de Gojoseon), pero no para algo del tamaño de un país y con la complejidad del siglo XX. Como consecuencia, se produce la bancarrota estatal en 1980; los paisanos salen adelante con economías de trueque, y el ejército organiza una economía paralela (aun así, el armamento queda obsoleto, los reclutas pasan hambre, y el ejército se organiza una empresa privada por su lado que lo mismo monta aerolíneas que explotaciones mineras, un país dentro de otro país). Solución: más purgas, más represión, y el desarrollo de una política de preferencia al ejército. Si hay un pedazo de pan para repartir, primero comerá el alto mando militar, y luego lo venderá fuera para comprar armamento. Pero tranquilos, que la Corte de Kim ha montado una tercera economía para abastecer al Sumo Líder y a sus partidarios, y le paga el whisky y la farra.

Se cree que la hambruna mató entre medio millón y tres millones de personas, de una población de 22 millones, y dejó malnutridos, huérfanos, sin descendencia… a millones mas. Imagen: Actualidad RT

Para sumar a la movida, varias inundaciones tremendas en el año 1995 dejan el país hecho un desastre. Solución: declarar tres años de luto y dejar que el país se las apañara solito. Todo esto con una hambruna espantosa que arrasa entre 1994 y 1997 al pueblo llano y a los militares de bajo rango. Para doblarle la muñeca al exterior, programa nuclear al canto. Lo llevaban en marcha desde los años 80, pero ahora lo exhiben para chantajear a todo quisque. Por cierto, la gracieta hay que agradecérsela a los soviéticos, que les proporcionaron un pequeño reactor de plutonio. Ya podían haberle regalado unas fábricas de embutidos y pelmeñes, caramba….En 2011, estira la pata en un tren (dicen) y es declarado “Secretario General Eterno”. Toma del frasco, carrasco

Kim Jong Un. Imagen: Yonhap News

Tercer Kim: Kim Jong Un. El tercer hijo (conocido) acaba siendo elegido por ser el mas cafre de todos. Y así, el mofletudo dictador se pone al mando, implanta una línea dura (¿aun más?) y se dedica a copiar a su abuelo en formas, peinado y maneras, asegurando que su padre y su abuelo padecieron y murieron sólo en sus cuerpos naturales y atributos físicos, pero sus cuerpos espirituales “han trascendido·. Ah, y entretanto se concentra en cepillarse a su propia familia si le hacia la mínima sombra. La peor crisis ha pasado, y el pueblo ha conseguido sobrevivir y crear una economía propia. Después de tiras y aflojas, Kim hace la vista gorda y deja hacer a los que montan mercadillos, negocios y empresillas (la economía fuera del bucle del Estado) para exportar o contrabandear bienes de consumo, alimentos, medicinas…Todo funciona a base de sobornos a funcionarios, que a su vez los necesitan para poder sobrevivir y poner un plato de sopa en la mesa. Todo esto le da igual a Kim, pero le molesta, y mucho, que los nuevos medios de comunicación estén infiltrando la sociedad norcoreana, que ve k-dramas de tapadillo, escucha k-pop, se le pega el coreano sureño y empieza a creer que igual el exterior no es tan malo como parece, y a ver si es verdad que el infierno es a este lado del paralelo. Porque la cúpula en torno a Kim ve el mundo exterior como una amenaza para su existencia y su mantenimiento en el poder. Ellos siguen en guerra, y su mayor enemigo es Estados Unidos y los surcoreanos que no se dejan salvar del malvado capitalismo

Imagen: BBC.com

Lo cierto es que, si no fuera por el programa nuclear, a los norcoreanos haría tiempo que los habrían barrido con la escoba. Porque como diplomáticos, ni los de Pyongyang ni los de Washington (sobre todo los de ahora) ni los de Moscú ni los de Pekín que se han sentado en una mesa de negociaciones valen un pimiento (afirmación de los autores de los artículos que he trabajado). Siempre han puesto al mando de las conversaciones a los mas inútiles de los gabinetes (que trabajan con la hipótesis de que el régimen va a caer por su propio peso de fruta podrida), y sólo Seúl (por la cuenta que le trae) ha intentado hacer algo en serio con esos mostrencos (la política “rayo de sol”). Mientras, los estrategas del tercer Kim han aprendido a bucear en la economía de los bajos fondos haciendo de todo: reabanderamiento (falsa matriculación y bandera bajo la cual navegan) de sus mercantes, ciberdelincuencia, ventas de equipo militar y armas al mejor postor incluídos grupos terroristas, falsificación de monedas, fabricación y distribución de drogas al por mayor (tienen inundada media Asia), tráfico de animales y de seres humanos…Mas que un estado gamberro (como lo etiquetó Reagan) es un estado criminal que amenaza, pone en peligro y chantajea a todo el sudeste asiático, incomodando a sus propios aliados que está hasta las narices de sus tonterías

Para que comprobéis las excelencias literarias del segundo Kim, aqui os dejo esta película que se hizo bajo su firme mano revolucionaria en la producción, con un guión escrito por si mismo, y para la cual contó con la «voluntariosa colaboración» del director (que ahem ahem, fue «cariñosamente invitado» a entrar en el país para crear esto… este… no sé cómo describirlo…). Si podéis aguantarlo mas de diez minutos, os colgáis una medalla como la de estos señores

Imagen: twitter

Bibliografía: Corea del Norte, un mundo aparte. La Vanguardia, Dossier nº 66, Octubre-Diciembre 2017

Publicado por directoraymas

Apasionada por la fotografía. Mas de 40 años viendo cine de todo tipo y últimamente decidida a hacer sus incursiones en el asunto. Viajera siempre que puede, pudo y podrá. En la mesa lo mismo puede haber una tortilla de patatas que un wok de verduras o una selección de mezzes... Con semejantes antecedentes, solo podía organizar un blog ecléctico entre la curiosidad y el desparpajo

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2 comentarios

  1. Qué decepción! Yo que creía que ibas a hablar de la Kim Bassinger, la Kim Carnes, y la Kim Kardashian y me sales con tres gachupinos uniformados y más feos que un cuadro de Picasso, qué decepcion!

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    1. y yo creía que s ibas a soltar un discurso mas largo que toda la enrrada sobre los peligos del comunismo yla ceguera de los que , viendo lo que hay, se empeñan en seguir echando flores a la saga de los Kim. Que haberlos, haylos… que decepción!

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