Cuando Hollywood descubrió a la mafia japonesa

Hoy nos asomamos a los temas orientales “desde fuera”. Mas concretamente, a la visión de la Yakuza que los americanos tienen en sus películas. Yep, esos mismos, los mafiosos criminales japoneses fuertemente organizados en sindicatos (“familias”) que dominaban el mundo de los bajos fondos nipones y que tuvo su esplendor máximo en los años 1960-80. Con tentáculos en las grandes empresas, la política, las concesiones… a partir de los 90 se llevaron ostias hasta el cielo de la boca, y el grupo que no se recicló simplemente desapareció. Cada vez son más invisibles y anónimos, involucrándose en delitos como estafa, robo y hurto: la yakuza ha pasado de la intimidación al engaño. Si hace falta, colaboran con los grupos violentos semiorganizados (hangure) para llevar a cabo actividades como fraude, robo, hurto, narcotráfico y trata de personas. Vamos, que angelicos de la caridad siguen sin ser. Pero eso sí, en el imaginario colectivo hollywoodiense quedan fenomenal los tipos tatuadísimos e hiperbestiajos. Como malos malísimos, dan un juego que no veas. Vamos a hacer un repasito a algunas pelis antiguas americanas que bien lo merecen, y otro día hablaremos de las pelis japonesas de yakuzas, que son todo un género en sí mismo

Yakuza (1974): coproducción estadounidense-japonesa dirigida por Sydney Pollack y protagonizada por Robert Mitchum, con un papel de veterano de guerra que acude a Japón para rescatar a la hija de un amigo, y tiene que buscar en su agenda de cuando era policía militar en Tokio para encontrar apoyo local. Incluyendo a otro veterano de guerra que tiene una deuda con el por haber cuidado y protegido a su hermana, y que le odia por enemigo y por habérsela beneficiado

(vale, luego le pone un bar… más humillación)… el bien quería casarse, pero ella no podia, señores, ella nooooo podíaaaaaa

Aquí no sale mucho, casi nada, de la yakuza en sí, y podría pasar por otro grupo criminal de los que circulan por el mundo. Sobre todo, el tema es Japón y lo que significan los conceptos de endeudamiento y obligación moral, la lealtad a la familia y a los amigos y el sacrificio, el choque de la tradición clásica japonesa frente a la occidentalizada sociedad que ha hecho borrón y cuenta nueva de los valores antiguos Japón. Y aun así, con toda su “modernización”, hay diferencias entre los pilares culturales orientales y occidentales: «Cuando un japonés se viene abajo, cierra la ventana y se mata. Un americano cuando se viene abajo abre la ventana, y mata a cualquier otro». Una película que permite a los personajes explicarse o explicar el mundo, como los conceptos yakuza (a la cual perteneció el pseudocuñado japonés) de un código de honor basado en los conceptos de giri (obligación) y ninjo (humanidad). Giri define la deuda de honor que un miembro debe a su superior, pieza clave para afianzar la lealtad dentro de la organización, mientras Ninjo es la empatía hacia los demás que sirve como contrapeso al rigor del Giri en la rígida estructura de la mafia. Ambas se sustentan en un profundo espíritu de autosacrificio, que lleva a los miembros a poner los intereses del grupo por encima de los personales. Hay otros asuntos de los cuales también se hace docencia: Un ejemplo de esto es el ritual del yubitsume, en el que un miembro se corta un fragmento del dedo (generalmente el meñique) como acto de penitencia o disculpa a su oyabun (superior jerárquico) por un error propio o de alguien bajo su responsabilidad. Festival de las salchichas, oiga

Quien tuvo y retuvo…

A Sydney Pollack le complicaron el rodaje en Japón, que si ya era bastante dificilillo (con equipos, secundarios y técnicos que solo hablaban japonés) encima se aderezó con técnicas y prácticas de producción japonesa. Un día tengo que oír esas entrevistas en las que Pollack cuenta sus desventuras, me río yo de los programas de soponcios. La cosa es que contra viento y marea salió adelante una estupenda película, con excelentes interpretaciones (Ken Takakura tenia de apodo “el Clint Eastwood japonés») y una destacable BSO que integra influencias occidentales y orientales, o sea que suena exótico pero sige siendo accesible para un oído occidental. En su tiempo no se comió un colín, hoy es una película de culto

Black Rain (1989): Protagonizada por Michael Douglas como poli duro, durísimo y desencantado, con Andy García de novato pimpollo y sacrificable, un Ken Takakura que aquí también tuvo que aprenderse los guiones fonéticamente y un Yūsaku Matsuda que, a pesar de haber sido diagnosticado con cáncer de vejiga, cumplió como un héroe su papel de villano (meaba sangre en el rodaje y se negó a recibir quimioterapia para que no afectara a su trabajo), sabedor que así por lo menos su nombre quedaría ligado al de una obra de mucho mayor reconocimiento que toda su carrera en Japón, generalmente haciendo de poli.

Yo creía que mi copia estaba defectuosa de color pero no, el original lleva un etalonaje con magentas que no me gustó nada

Pues debe ser que Scott y Douglas (que se metió también en producción) se olvidaron de estudiarse las entrevistas a Pollack donde contaba sus fatiguitas, y se dieron de morros con la realidad de una gente que sonreía, era muy educada… pero no les dejaba ni respirar. NO; NO; NO HAY PERMISO; NO PUEDES RODAR; YA VEREMOS; NO INTERFIERA… Acostumbrados a las facilidades de los grandes nombres del cine en USA, se creyeron que podrían trabajar en la isla del Sol Naciente con comodidad, ay que bien, rodar en Japón, que divertido, pasearse, hacer turismo… ¡Infelices!. Empezaron con un guión reciclado (originalmente, un bodrio para otra buddy movie en California de serie entre B y Z) y se les acumularon las zancadillas, empezando con los permisos (acabó contratando a los que le hicieron de motoristas para conseguirlos falsificados), era imposible cortar calles y zonas molonas (se le metían curiosos hasta en la sopa)…

Esperábamos ver a Dekkar aparecer en cualquier momento

Pudo trabajar en Osaka en el distrito de Namba (las escenas nocturnas de las calles con neones),  y alguna por las calles, pero poco mas, y al final acabó tan harto que la acabó de filmar en Estados Unidos: la carrera de motos (de lo mas salvable de la peli) se rodó en los viñedos del Valle de Napa; la casa de la reunión de yakuzas está firmada por el arquitecto Frank Lloyd Wright y está en los Angeles; la escena de la acería empezaron a rodarla en Osaka, pero tuvieron que acabarla en la California Steel Industries en Fontana (California), (debieron sufrir lo indecible con el calor). No es tan buena como la anterior, y al final es una americanada (el poli yanqui salvando la situación y mandando a todo quisque porque EL es muy guay y muy machote bla blabla) pero te salva una tarde de lluvia y mala programación. Ademas os divertiréis viendo cómo se parece a Blade Runner, que Scott había rodado en 1982 (coñes, hasta en el vestuario, porque una de las malas, con traje negro, parece la replicante Rachel revivida)

Tokyo Vice (2022): y la mas reciente es una serie de tv de dos temporadas, cuyo primer episidio fue dirigido por Michael Mann (luego no, y se nota) que luego se metió de productor ejecutivo (que en Hollywood no es nada, un agradecimiento a “favores prestados”). De actores tenemos a Ansel Elgort (el periodista insoportable que va de sabihondo y espíritu libre, ceporro peligroso), Kensaku Watanabe (el poli veterano), Rachel Keller (la dueña de un club de alterne que se cree por encima de todos) y sobre todo Shô Kasamatsu, el ganster que tiene un largo arco de personaje, con la caída y redención (como yakuza, ojo) en el sindicato, que intenta ser lo menos malo de la “familia”, leal a todos y para empezar a sus principios. A través de su historia es donde descubrimos más de las actividades de la yakuza, sus códigos de honor y sus conflictos (por ejemplo, el no puede volver con su familia original, está condenado a ser un yakuza para siempre, aunque intenta proteger y salvar a su hermano).

A ver si nos enteramos: el mundo de la noche está dominado por las mafias, y aunque las geishas no son prostitutas (las oiran, si), las que trabajan en horizontal y vertical son las hostess, que aunque en teoría solo dan conversacion y compañía en la mayoría de ocasiones acaban yendose con el cliente a un love hotel.

Una serie espectacular visualmente (solo la cabecera con esa espalda tatuada ya es deleitosa), con altas dosis de violencia (como toca), y en la cual acabas hasta las narices del periodista americano, que deja tirados a sus contactos, pone en peligro mortal a sus informantes y no es mas tonto porque no le da tiempo. Se basa en la propia autobiografía (?) de Jake Adelstein Tokyo Vice: An American Reporter on the Police Beat in Japan, en la cual nos cuenta que gracias a su acción continua y heroica de periodista como desfacedor de entuertos acabó con la mafia en Japón. Criaturita… Lo dicho, a seguir a Sato, que es el personaje mas interesante (por cierto ¿es cosa mía o la moto que usa Rachel es una referencia a Black Rain?)

Y aquí un pelotón de cosas horribles que no me atrevo ni a mirar la carátula:

Horrores yanquis: American yakuza (1993) :¿que se le perdió a Viggo Mortensen en estos jaleos?); American yakuza 2 (1996) puagh, de mal en peor; Little Tokyo: Ataque Frontal (1991) otro que tal Dolph Lundgren, pagando facturas; Yakuza: El imperio del sol naciente (2005) Steven Seagal de superpeleón intentando enterarse de cual es el chiste sobre la bandera de Japón. Es que no puedo con el careto de este tipo ni su pose plastificada, lo siento; Fatal Blade (2000). Uffffffff carne de videoclub de pueblo; La muerte conduce a Osaka (1983). Historia de la novia del actor T. Allard (autor del libreto), que respondió un anuncio de trabajo de cantante en Osaka y acabó en las redes de prostitución de la mafia japonesa. Hic sunt Dragonis, chicas; American Dragons (1998). Aleja de nosotros este cáliz

Venga, ya puestos dos francesas: Taxi 2 (2000) no, ni para la sobremesa; Wasabi: El trato sucio de la mafia (2001): mira, esta es floja y chorras pero te ríes un ratico con Jean Reno

Publicado por directoraymas

Apasionada por la fotografía. Mas de 40 años viendo cine de todo tipo y últimamente decidida a hacer sus incursiones en el asunto. Viajera siempre que puede, pudo y podrá. En la mesa lo mismo puede haber una tortilla de patatas que un wok de verduras o una selección de mezzes... Con semejantes antecedentes, solo podía organizar un blog ecléctico entre la curiosidad y el desparpajo

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  1. Avatar de Desconocido

3 Comments

  1. pues yo las he visto las tres y al menos son entretenidas , un poco más espesa Tokio vice pero no por menos interesante quizas las otras dos parecen mas americanadas pero da igual se llevan con agrado y apertura de miras y a pesar del tiempo transcurrido se dejan ver sin problemas

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