
Kubi: Nada, no sé por dónde empezar a cortar el bacalao. Vamos a dar el primer tajo por lo primero que hemos visto estos meses relacionado con el asunto, la serie americana Shogun, que ha llenado páginas y páginas y que todo el mundo decía que era tan buenísima y tan histórica. Si, está claro que se han gastado una pasta indecente en hacer una superproducción, y para mayor verité han ido a rodar a Japón, con actores japoneses y gran parte del equipo de ese país. Que el director de fotografía se lo ha pasado en grande haciendo iluminaciones naturales, es evidente. Que los actores son buenos, también.

Por presumir de “fiel a la realidad”, han acabado etiquetados entre los que conocen las culturas orientales como “ya han vuelto a colar una americanada exótica». Otro problema es que el personaje del piloto inglés, uno de los pocos occidentales (aparte de lo que queda de la tripulación del barco hundido y los jesuitas portugueses), se nos atraganta de medio a medio. Imposible empatizar con ese ceporro ignorante y soberbio, que no se entera ni se quiere enterar de que ha llegado a un mundo tan distinto al suyo que es como si hubiera sido abducido por un platillo volante o el carro de Elías. Claro que bien visto, eso es muy realista, lo del occidental prepotente que es incapaz de plantearse que más vale que cierre la boca y abra los ojos porque no está en el pub de su pueblo trasegando pintas.

Como este es un blog de cine oriental, no voy a comentar nada de la serie americana, y vuelvo con mi teclado (derrapando sobre dos teclas jajajajajajajaja) a esta película, totalmente japonesa, que también se basa en la vida de un personaje histórico y, desde luego, no podrían ser mas distinta los dos daimios. Y que yo os recomiendo encarecidamente aunque tengáis que parar de vez en cuando a tomar aire

La película se centra en el periodo que va desde las campañas contra tres clanes enemigos (Mori, Takeda y Uesugi) y la sublevación de su vasallo Araki Murashige, (que aprovechando el alboroto también ha decidido liarla) hasta el incidente de Honnō-ji y un pequeño colofón. Como subordinados tiene a dos tipos complicados: Akechi Mitsuhide, que ha sido su fiel servidor hasta que levanta banderas contra su señor, y Hashiba Hideyoshi, un tipo astuto y retorcido que opta por mandar a una especie de comando disfrazado de comediantes para que localicen al fugado Murashige, que se esconde en el castillo de Mitushide. Concretamente, en su cama. ¿Eins?

Venga, si, que con un tipo tan volátil como Nobunaga, es creíble que un vasallo que un día fue pareja (al menos, vasallo con derecho a refrote) se plantee cargárselo antes de que Nobunaga lo sustituya por uno más joven y guapo, y le corte la cabeza sin opción a quedar como amigos. Como es razonable que Murashige, un rebelde a la fuga que detecta que ha hecho tilín al dubitativo Mitushide, se dedique a compartir tatami y a devolver la cortesía ofreciéndose como platillo nocturno. Que mire usted, que Nobunaga está completamente pasado de rosca (se lo hace o lo ejerce, que mas dá), que es un tipo explosivo, muy chiflado y muy inteligente, lo cual lo convierte en peligrosísimo. Y encima un hombre complejo que hizo, deshizo y volvió a montar la sociedad japonesa mientras unificaba el país y lo metía a patadas y katanazos en la Historia

El vestuario de la película, al revés que la serie -que usaba telas de tonos pardos y amarillos en casi todos los vestuarios -, es una maravilla de colores y telas. Los nobles van vestidos fabulosamente y se nota. Las armas y armaduras de las mil batallitas son muy vistosas (claro, en los almacenes deben tener miles de atrezos de toooodas las series -empezando por los taiga, los culebrones históricos japoneses- y películas de época que se ruedan por allí). El etalonaje va cambiando según las escenas (desde muy saturados a casi BN, con dominantes azules o cálidas…). Aquí y allá nos chocan escenas o montajes “raros”: desde personaje serios que de repente hacen cosas ridículas (el abad sacando la lengua) a cortes en seco de momentos con mucha acción, y largas tomas, donde parece que nada sucede, o la edición organizada con cortes que saltan a las consecuencias de un suceso determinado (¿capasao?¿capasao?).

Hasta ha tenido el poderío de hacer uno de los personajes principales, el superviviente Hideyoshi, que acabará sobreviviendo a todos. Nishijima Hidetoshi, (aquí un poco hábil Mitushide) ha trabajado muchísimo, pero por alguna razón no lo tenemos visto, que cosas… como a Ryō Kase (el volcánico Nobunaga), que aquí hace un papel de muchísimo desgaste físico. Si fuéramos japoneses reconoceríamos a muchos de los actores invitados, empezando por populares comediantes, que hacen su gracia y se van.

Como os decía, a los japoneses no les ha preocupado que se ponga en pantalla tanta trama de corte homosexual. Para empezar, porque no es novedad que Nobunaga, en su vida real, fuera por ahí poniendo a cuatro patas a sus aliados, pajes o sirvientes. De hecho, el guapo caballerete que en una escena es empitonado por su señor (pudorosamente cubiertos por una estera, pero hala, ahí empujando en plena terraza y recibiendo gente) es otro personaje histórico, Mori Ranmaru, que en la literatura nanshoku del periodo Edo es alabado sin complejos por ser el objeto del deseo de Nobunaga y su servidor mas leal ya que se le ha considerado ejemplo de fidelidad entre amantes: según el relato, fue el quien se encerró con Nobunaga en el asalto al castillo Honnō-ji, le cortó la cabeza cuando cometió sepukku y pegó fuego al castillo para que no encontraran sus restos (aquí en la película cambian un poco el relato tradicional). 16 añitos tenía el chavalote, y guapo a rabiar . Ojo, que lo de que los chicos preadolescentes fueran “captados” por adultos con mayor conocimiento y poder para ser disfrutados sexualmente era algo hasta bien visto en muchos ambientes. Tu te dejas hacer, relaja el ojete como buen pasivo, piensa en lo mejor para tu clan y no te preocupes, que cuando crezcas mantendrás tus contactos. Además, ya sabes, nada te impide tirar a pelo y pluma cuando seas adulto, tu te casas por política, te apañas unas concubinas para divertirte y tener hijos de repuesto y a su vez buscas mocitos de turbadoras carnes. Que como ventaja interesante están a mano en un campo de batalla (esta gente se pegaba el día matándose), no pueden quedarse preñados y son útiles como rehenes de sus clanes y familias. Entre los adultos, eso si, no estaba bien visto, pero ya se sabe, el que manda puede permitirse muchas licencias que en un siervo les pondrían directamente la cabeza en una estaca


Historia del Japon profundo, relato de las vicisitudes de señores feudales , de como se matan entre ellos, despues de aliarse, traicionarse, combatir, negociar y volver a traicionarse sin mingun rubor h con toda la pasion, no se como la poblacion nipona sobrevivio a semejante matanza y politica de tierra quemada. El final de la pelicula lo expresa todo.
Me gustaMe gusta