Dos perritos calientes, uno con piña, y mucha salsa XO

Chungking Express: Para compensar el blockbuster recién salidito del horno del otro día, hoy vengo con una “película de arte y ensayo” (arte y espasmo, que dice el venenoso de Pumares) de 1994, una peli “de culto”,que es una manera de llamar a las cosas rarunas que a pesar de todo han dejado una huella en muchos trabajos posteriores. O chistes colectivos y memes, que es una manera de reconocer su trascendencia. Una de esas películas que adoraron los gafapastas de cineclub en su momento y que después fue redescubierta por los cinéfilos desacomplejados. Amores escocidos, tirando a viciados, eso sí con mínimo drama y sangre. Dos policías, dos mujeres, dos maneras de enamorarse u otra cosa que no está clara

Rubias de mentira, gabardinas, alcohol y tiros. Para qué quieres mas

La película es como un programa doble desigual sobre hombres que acaban de romper con sus parejas (mayormente, han sido mandados a la porra): en la primera parte, tenemos un breve relato de cine noir de 40 minutos con un joven deprimido que arrastra su soponcio durante el mes que se ha dado de plazo para convencerse de que le han dado la patada. Justo cuando se va a cumplir el plazo, tiene un encuentro con una femme fatale de los bajos fondos metida en el tema de organizar los viajes de las mulas con la droga. Un repaso a los clichés que acaba como acaba: con los dos personajes separándose como barcos en la noche (lo que también es un cliché del género)

Y va el tipo y se pide una ensalada. Tranquilo, si te descuidas la que te va a echar tres salsas y cebolla frita va a ser la chica cuando se te coma vivo

En la segunda parte, la mas extensa, un policía de uniforme que ha sido dejado en tierra empieza a tratar a la camarera del puesto de comida rápida que suele frecuentar. La chica, de la que suavemente podríamos medir que “es una persona fantasiosa” (y en plan directo, que está como unas maracas), se obsesiona con el mozo. Por casualidad, ha conseguido la llave de la casa el policía, y se dedica a invadirla y “hacerla suya”. Si, hoy en día harían algo sobre acosadoras y tal, pero la chica es muy mona y flaca (la caña de la doctrina, oyes) y pone carita de Jean Seberg, y el policía tampoco está muy bien de la perola (no de dá cuenta de que le han dado el cambiazo al muñeco de peluche, la taza del lavabo es distinta, hay mas peces en el acuario…), así que acepta la intromisión y hasta intenta tener una cita con la chif… errrr la versión hongkonesa de Amelie.

Que fotograma mas freudiano

Se supone que son “historias de amor adultas” pero los cuatro personajes son de un inmaduro y raro que echa p’atrás. El flaco del principio jugando a Marlowe con sus latas de piña a punto de caducar, la rubia camuflada del narcotráfico (esta es la menos chiflada, está claro que el día que decide salirse del juego le basta con quitarse el disfraz, anda que no sabe), el empanado que vive sin enterarse y habla con los objetos (el problema vendría si estos le respondieran), la morena juguetona sin sentido de los límites (niña, la pastilla, la pastillaaaaaaa). Hay críticas que hablan de “finales tristes”, pero yo no lo veo así. La falsa rubia, ya sin pelucón, puede buscar en un futuro a ese tipo tristón que suda haciendo deporte para no tener agua para las lágrimas (otra cosa es que lo aguante), y la morena de pelo corto ya ha podido explorar esa California imaginada y tener la demorada cita con el empanado (que oyes, una vez puesto en marcha tiene mas iniciativa de lo que parecía)

Los personajes de las dos historias se entrecruzan una y otra vez en los pasillos y las tiendas

En cualquier caso, la mayor razón para comentar esta película es que es un trabajo de mínimo presupuesto que ha tenido una apreciable repercusión. Que no os suena ahora, claro, y hasta gruñiréis que es algo bastante visto. Bueno, claro, es que algunas cosas aparecieron en esta película y fueron luego copiadas en trabajos posteriores. Que mireusté, estaba el director Wong Kar-wai rodando una peli de esas de wuxia (espadachines voladores y tal) llamada Las cenizas del tiempo (Ashes of Time), y tuvo un atasco en producción. Ahem, tuvo varios, y en los parones aprovechó para hacer algo con el equipo. Un frenazo le dio tiempo para hacer una parodia de su propia película (The Eagle Shooting Heroes), y en otro parón durante la edición le entró el gusanillo de hacer cine en serio, sin volatines ni vestuario antiguo. Venga, telefonazo, que tal si lío a mas gente… Que ya no tenemos el vestuario ni los escenarios ni el utillaje… sin problemas, vamos a hacer algo contemporáneo, bueno, bonito y barato. El guión lo escribo a la carrera, va, lo acabo de escribir mientras rodamos (el día de Año Nuevo se ve que no tenia ganas de aguantar familia y lo usó como excusa)… la segunda historia la escribió de tirón en un día. Chicos, nos vamos a rodar a Chungking Mansions. Cámara al hombro y apartando a los habitantes, inquilinos, viajeros, vendedores y compradores que pululan en los pasillos. Y a Central, si si, al distrito de negocios, que tienen unas escaleras mecánicas cañeras. Y un puesto de comidas que me dejan rodar allí. Ah, y he convencido al director de fotografía que me deje grabar en su apartamento como si fuera el del policía. («Crish estaba muy enfadado por lo que hicimos en el lugar durante el rodaje. Lo inundamos de agua, rompimos muchas cosas, y destrozamos completamente su aparato de fax, el cual necesitaba desesperadamente para comunicarse con sus muchas novias. Estaba furioso con nosotros todo el tiempo. Pero hace poco, dos fotógrafos japoneses vinieron a fotografiar el sitio, a causa del film. ¡Y ahora es famoso!»). Con todo eso, vamos rodando y ya «lo arreglamos en posproducción» o «primero filmo todo lo que me parece y después veo qué hago con eso». Como un nuevo Castillo de los Destinos Cruzados, echando cartas del Tarot sobre el tapete, iremos recomponiendo la historia hasta darle sentido a todo esto, y si sale con barbas, san Antón, y si no, la Purísima Concepción.

Si yo tuviera un bar, me pondría ese neón en la puerta y serviría cuencos de fideos como palanganas

Mucha voz en off, música repetitiva, escenas rotas y pegoteadas… sospecho que los actores no tenían mucha idea de que iba todo esto, pero se divirtieron mucho. Que jóvenes y guapos, Takeshi Kaneshiro (japo-taiwanes, habla Mandarin, Taiwanes, Cantones, Japones e Inglés fluído, y ha hecho un buen puñado de wuxias; lo tengo visto en su día en Acantilado Rojo y La Casa de las Dagas Voladoras) y no digamos Tony Leung (que menudo carrerón tiene, criatura, y sigue aumentando), que lo vimos muy serio en aquella peli de maestros de las artes marciales y aquí tiene un desenfado juvenil encantador. Las chicas, estupendas, oyes: Brigitte Lin, con su gabardina y su peluca y sus gafas negras, se retiró después de hacer esta película al casarse con un empresario (debía estar ya saturada de trabajar en el cine, hice muchísimas cosas en los años 80 y 90); Wong Faye tuvo una corta carrera en cine y tv (lo suyo era ser cantante) y tan contenta, oyes. Total, entre unas cosas y otras un divertimento que hicieron con mas guasa que sustancia les ha dado mas fama y reconocimiento que otros muchos que se pierden por los pasillos de los festivales. Si, que los críticos los pusieron por las nubes, pero lo importante es que el público también disfrute de “Una cosa rara, ossia bellezza ed onestà”.

Escena de apertura con el efecto step-print

Formalmente, nos llama la atención la técnica de Step-print, esos “fotogramas borrosos, como a la carrera”. Ahora nos hemos saturado de verlo en películas de poli “realismo sucio”, pero en ese momento era una cosa de los videoclips de la MTV. Esta técnica se basa en duplicar y eliminar fotogramas de forma metódica. El personaje al que se sigue con la cámara queda enfocado, mientras el resto del entorno es reducido a formas borrosas y coloridas

Efecto slo-mo

El efecto slo-mo, por otro lado, comprime el tiempo. Esta escena del poli bebiendo y la chica mirando tambien es un ejemplo icónico. Ambos personajes están inmóviles o casi, mientras personajes anónimos pasan por rdelante de la cámara en borrosa estela. Pueden tapar brevemente a los protagonistas, pero al mantener la cámara fija no los hacen desaparecer: permanecen en una burbuja aislada, conectados por la mirada de la chica y el mostrador. Esto se consigue rodando a 12 fps con una gran apertura de diafragma: mientras los dos actores permanecen bien enfocados y moviéndose lentamente, el entorno queda fuera de foco. Al volver a proyectar a 24 fps, los actores recuperan su «velocidad normal» y el entorno queda difuminado como un sueño

Christopher Doyle (drector de fotografía) y Wong Kar-Wai (director de la película) discutiendo si deberían usar o no la ropa interior del primero en la «decoración» de su piso-escenario. Creo que al final usaron la de los actores

Rodado en plan «guerrilla filming» con un equipo mínimo y aprovechando la luz y el entorno ya existentes, es milagroso que se vea algo: recordad que en aquellos tiempos no tenían las delicias miniaturizadas y las steady-cam de ahora, tocaba echarte el trasto al hombro y correr como un galgo (detras del actor, delante del involuntario extra que no está de acuerdo en salir en plano). El montaje… pues eso, del montón caotico de metraje se consiguió montar algo inteligible, ordenando todo con mucha voz en off. Y lo que ayer era rompedor, hoy es un state of the art. Cómo cambian los tiempos, Venancio… Pero lo dicho, que con cuatro duros y mucha energía puedes hacer cosas mas que interesantes sin tener que gimotear “porque no tengo medios”

Nos quedamos con la copla del Chungking Mansions, un  edificio hipermegahuracanado que incluye secciones residenciales (supuestamente, su uso exclusivo)y también hoteles de bajo costo, tiendas (tres grandes centros comerciales), restaurantes y otros servicios. El edificio fue terminado en 1961, tiempo en que predominaban residentes chinos; hoy, tras más de cinco décadas de uso, hay alrededor de 4000 personas viviendo en Chungking Mansions. Súmale los que se alojan temporalmente, los propietarios de las tiendas, los compradores, los turistas… Una ciudad dentro de una ciudad que parece diseñado por un escritor de la Sci-Fi más distópica. Reconocido como un centro de drogas, refugio de pequeños delincuentes y estafadores, tiendas de material “de dudoso origen”, inmigración legal e ilegal, prostitución… si queréis tener una experiencia total en este laberinto, podéis alojaros en cualquiera de los múltiples alojamientos para mochileros y hostales baratos que se localizan en su interior

Publicado por directoraymas

Apasionada por la fotografía. Mas de 40 años viendo cine de todo tipo y últimamente decidida a hacer sus incursiones en el asunto. Viajera siempre que puede, pudo y podrá. En la mesa lo mismo puede haber una tortilla de patatas que un wok de verduras o una selección de mezzes... Con semejantes antecedentes, solo podía organizar un blog ecléctico entre la curiosidad y el desparpajo

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