Estornudos en el avión

Declaración de emergencia (Emergencia en el Aire, Declaration of Emergency , State of Emergency): Lo bueno de los aviones es que puedes desplazarte grandes distancias en un mínimo tiempo. Vale, que hay que estar dos o tres horas antes en el aeropuerto, que luego hay que ir del aeropuerto a tu destino real, que hay que facturar y recoger maletas (si es que han llegado y no se han perdido en el camino), que si tal y cual… pero lo cierto es que, una vez alcanzada la altitud necesaria y una velocidad de crucero de 885/ 933 km/h se come la distancia estupendamente. Hala, te puedes hacer un ovillo en el asiento y dormitar, leer o ver películas desde Seul a Honolulu. Como total, te vas a aburrir de ver océano nocturno en ocho horas de vuelo, te puedes dedicar al cultivo de la mente haciendo meditación, educación de la cultura con un librote o roncando felizmente con armonía en tritono. A menos…

A menos, claro, que tengas mala suerte y un chiflado aspire a ser el Angel de la Muerte justo en tu vuelo. Manda narices, ya podía dedicarse al macramé, o a sacarse pelotillas del ombligo, o a teñirse de rosa los pelos del sobaco para protestar por la extinción de la garrapata bifásica…Mira que pasan cosas malas en los aviones. Que si serpientes, que si gas letal… o te secuestran, o te chantajean, o te ponen bombas, o te meten en un bucle espacio-temporal… Esta vez es una premisa… ¿novedosa? Pues, aunque los de marketing así lo vendan, no es nada nuevo que se meta un virus en un avión, convirtiendo a todos los pasajeros en víctimas y a su vez en posibles armas de expansión del virus. Concretamente, en un pispas he localizado tres películas con la excusa de la infección: Cuarentena terminal, Cuarentena Terminal 2 y Flight of the Living Dead: Outbreak on a Plane (que no llegó ni a los cines). Vale, las tres son de serie B (o mas bien Z), de terror cutre, y el virus llega de forma involuntaria, pero el problema es el mismo, o sea el avión volando entre los diez y los doce mil metros de altura con un montón de gente infectada e infecciosa que nadie sabe qué hacer con ellos

La película es larga, casi dos horas y media, y se puede apreciar como un drama en dos actos y un pequeño epílogo (lo típico de “que pasó después con los personajes”, que tanto gusta en el cine coreano pero al resto la verdad es que nos la suda). La primera mitad tiene el interés de que no sabemos que es lo que está pasando, hay mas acción, y en general es la que más gusta a los criticones. La segunda parte, el comprobar lo inoperantes que son los políticos, es un hecho sabido. Lo de la solidaridad y tal se la rebufa a todos, que sin cortarse un pelo deciden, en cierto momento, que lo mejor es hacer explotar el avión y muerto el perro, se acabó la rabia. Ojo, que los países donde podía haber aterrizado el avión antes de llegar a Hawaii tampoco les dan permiso para tomar tierra. Yo me preguntaba: ¿pero no se les ocurre hacer aterrizar el avión en algún aeropuerto militar o poco usado, aislarlos en cuarentena en toooooodo el entorno y suministrarles alimentos, medicamentos y tal hasta hallar una solución?.

Mi medio pomelo me decía que claro, entonces no habría drama ni estrés. Aquí hay que ver cómo algunos personajes en tierra luchan para evitar que a los generalotes se les suban los galones a la cabeza y manden a los cazas a disparar unos misiles. Y es que el miedo al contagio también ha destapado la enorme mezquindad y cobardía de los que en tierra no tienen ninguna gana de estar expuestos al contagio de la enfermedad sin tratamiento, y exigen FUEGO PURIFICADORRRRRRRR. Que ojo, al principio también dentro del avión les sale la vena insolidaria y animal al pasaje. La condición humana que le dicen

Ya podéis suponer que, en el penúltimo momento, milagrosamente encuentran el anticuerpo milagroso, y son capaces de sintetizarlo y producirlo en masa en breves instantes. Guau. Claro que luego el problema es aterrizar con un avión casi sin combustible, vientos cambiantes y traicioneros y con un piloto de ocasión (el HEROE) que hace años que no se pone a los mandos de un aparato, que no conoce el modelo, que encima está traumatizado y cuyo copiloto está enfermo y fuera de servicio. A ver si ahora, después de evitar el suicidio masivo, se van a estrellar en el aeropuerto

En general, la película es un blockbuster por todo lo alto. Técnicamente, la dificultad de rodar en un avión se resolvió montando un set con trozos de un avión desguazado que recreaba la aeronave y haciéndolo rotar con un gimbal de 7 x 12 metros que giraba 360°. Aparte, el uso masivo de CGI consigue imágenes muy espectaculares. Varios parones en preproducción y rodaje por culpa del COVID-19 subieron la factura muy, muy por encima de lo presupuestado, pero esto es como meterse en un desfiladero, no hay vuelta atrás, hay que acabar la película como sea y rentabilizarla hasta el céntimo. Quizás por ello se metió tanto sentimentalismo en el guión y quedó tan blandita en su realización: para asegurar la jugada en las taquillas. Que luego hay mas tangana de lo que parecía…. El color es apagado, se juega con una baja luz en las escenas (o es de noche o llueve o son entornos cerrados…) para poder echar FX en la cinta a cascoporro. Los actores totalmente fantásticos, desde un HEROE DE TRAGICO PASADO (Lee-byung-hun, extrasuperstar donde las haya con un CV laaaaargo) a un SACRIFICADO SECUNDARIO (Song Kang Ho, anda este coincidió con el anterior luchando contra el invasor), un AMIGOENEMIGOAMIGO (Kim Nam Gil, nuestro Gilitoooooo, aquí se permite repartir algún sopapo bien dado), el PIRADO (Yim Si Wan, este es o muy buenico o muy perverso, no tiene término medio en un más que apreciable CV sobre todo en shows televisivos musicales)… Pues eso, palomitas, descacharre y a pasarlo bien

Espatarrados viendo la película, mi medio pomelo comentaba burlón: hala, ya solo les falta que los desvíen y acaben en el triángulo de las Bermudas japonés abducidos por los marcianos. ¿Eins? ¿Tambien hay de eso?. Anda, pues si, que resulta que en el Mar de Japón hay una zona llamada el Mar del Diablo (Devil’s Sea, Ma no Umi en japonés) que se traga a los barcos y los aviones que por allí navegan. Según los cuartofrikenistas, basándose en un libro de un tal Charles Berlitz (nieto del fundador de las academias de idiomas famosas), en un área cerca de la isla Miyake se producen desde tiempos inmemoriales continuas desapariciones de barcos y aeronaves, y hasta todo un buque de investigación (el Kaiyo Maru, con mas de 100 personas a bordo) se había desvanecido en sus aguas. Desde entonces, esa zona se mostraba en los mapas como “aguas peligrosas” y blablabla los extraterrestres blablablá portales a mundos desconocidos blablablá los últimos atlantes defendiendo su escondite secreto…Todo esto lo había contado en un libro, El Triángulo del Dragón, de 1989, y había tenido acceso a documentaciones en su condición de políglota y reclutado en la rama de espionaje del Ejército americano… bueno, todo pintaba asi como muy misterioso, vendió libros como churros, pero ¡ay! llegó un escéptico a investigar, el antiguo piloto y luego bibliotecario Larry Kusche, y se acabó el misterio. Ni buques militares desaparecidos (la mayoría de los barcos eran chinchorros de pesca, y en aquellas épocas desaparecían embarcaciones de ese tipo a puñados en toda la costa de Japón) ni científicos embarcados en los ovnis (el Kaiyo Maru n 5 solo llevaba 31 personas a bordo y se hundió por culpa de un volcán submarino) ni (ay dolor) existían recortes de prensa, registros de cofradías de pescadores o apuntes de leyendas sobre barcos hundidos de forma misteriosa. La zona, claro, es considerada peliaguda por la existencia de bajíos y arrecifes, y el archipiélago Izu es un grupo de islas volcánicas que aparecen y desaparecen al ritmo de los retortijones del manto terrestre, pero nada que los estoicos pescadores no sepan y asuman como parte de su oficio. O sea, que si vais de turismo al Parque Nacional de Fuji-Hakone-Izu, aseguraos de navegar con buen tiempo, evitar los tifones y no hagáis caso a los hombrecillos verdes