
Taxi Driver (Model Taxi , Red Cage , Exemplary Taxi , Deluxe Taxi): Le das la vuelta a la almohada. Otra vez. Maldices a la chicharra que se ha instalado en la fachada de tu edificio. Fantaseas con destruir el dichoso motor de la maquinaria que alguien enchufa de noche. Contemplas seriamente el soltar una rociada de cartuchos de sal a los juerguistas que están bajo tu ventana dando gritos. Sopesas la maceta con el geranio reseco, cachis no hay ángulo de tiro. Y tu agotamiento hace crecer tu enfado de noche tropical, porque no tienes energías ni para vestirte y salir a la calle. Así que buscas una serie que reduzca tu adrenalina requemada; algo violento, con mucha acción, donde los malos sean odiosos y dé gusto destruirlos. Que digan los bienpensantes lo que quieran, pero en casa vemos una serie o una película así y nos relajamos muchiiiiiiisimo. Vamos, mi adlátere (que por otra parte es el hombre mas tranquilo del planeta, y de una beatitud ejemplar) se queda tan pacificado que a los diez minutos de apagar el monitor sorna espatarrado en la cama haciendo la competencia a la chicharra, que se calla sorprendida.

Una serie sobre la venganza, o mejor dicho: cuando un crimen no es investigado y resuelto por el sistema ejecutivo y judicial y abandona indefensas a las víctimas (y aunque no las mate directamente, las empuja a ello), deja las manos libres a los criminales (sociópatas, psicópatas, sádicos, deleznables varios…) para repetir la maniobra. Porque está claro que si un malvado se sale de rositas incluso con muertos a su espalda, volverá a la carga, y a ser posible mas y mejor (peor). La venganza, pues, es una estrategia de supervivencia

La estructura básica de todos los capítulos es la misma con pocas variaciones: en cada caso, empieza por presentarnos al o a las víctimas de un depredador. La víctima, desesperada y muchas veces al borde del suicidio, ha buscado ayuda en la policía, los jueces, la fiscalía… pero nadie le ha hecho ni caso. Corrupción, desidia, indiferencia o la propia degeneración del sistema, que trata a los criminales con delicadeza y brutalmente a los infelices que han sido atacados. Ah, la eterna queja de los k-dramas, el desamparo de las víctimas. Los malos acumulan puntos para que el castigo sea duro, durísimo. Los que tienen suerte (y porque si no, esta serie no funcionaría) les queda el último recurso en forma de un taxi de lujo de la compañía Rainbow, que ofrece un complemento extra a sus clientes. O sea, en vez de botella de champán en la mininevera o listado de escort para entretenimiento de los pasajeros, puedes contratar una acción extrajudicial (errrrr que leñes, ilegal) que se ocupe de los tipejos que te han arruinado la vida.

Además, de forma simbiótica, la compañía de taxis vengadores está asociada a una organización de caridad (Bluebird foundation) que ayuda a gente que ha perdido algo o alguien por culpa de los dichos crímenes: becas, préstamos a interés cero, ayudas de bolsillo… la justicia tiene que ser restaurativa o no es justicia (caramba, ¿que hacemos con los encallecidos e irrecuperables criminales? pues no se… vale, los de la Fundación si lo saben: apartarlos de la circulación)

Lee Je-hoon triunfa y arrasa con ese cachas aparentemente impasible que reparte bofetadas, pimpampum, y es una golosina de personaje para un actor con versatilidad. Encima está absolutamente degustable. Bueno, que igual hay que darse una ducha fría después de verle cómo se rompe la camisita. Con un largo CV sobre todo en películas, aquí se sale. Esom, la fiscal que se cree muy lista y muy moral y muy íntegra (y está obsesionada con echarles el guante por saltarse las normas), no lo hace mal, pero es que su personaje está muy limitado, aunque con su carrera en películas debería poder ofrecer más matices. En la segunda temporada desaparece. Pyo Ye Jin, la hacker que llora a su hermana, ha hecho sobre todo series. Kim Eui Sung, el jefe complicado, ya sabíamos que es un buen actor desde que lo vimos en W; Jang Hyuk Jin y Bae Yoo Ram, la pareja cómica, han sacado adelante muchos papeles secundarios, por ejemplo, en Moonshine o Pipeline. Todos ellos, al contrario que los actores del método americano (trabajar sólo la parte intelectual), parece que siguen el de Stanislavski (trabajar la mente, el cuerpo, las emociones…), transformándose en sus personajes.

Puro disparate (¡ay esa Triada que ataca al otro grupo criminal soplando el cuerno y jugando a Mad Max!) pero todito se lo perdonamos a los guionistas por este dislate surrealista
Si a esto sumamos unos guiones bien trabajados (aunque algunas veces haya que suspender la capacidad crítica, como esas persecuciones donde a pesar de que el malo sale media hora antes es rápidamente alcanzado), excelente técnica de cámara con variados ángulos, una música, bien encajada y eficaz, buenas coreografías de peleas, muchas citas a otros trabajos (aquí también ofrecen en algún capítulo una recompensa por la cabeza de los protagonistas, como en John Wick), cameos y crossovers (El abogado del dólar)… pues encantados nos quedamos

.Al final de la primera temporada, despiden al equipo después de haber vencido a los malísimos y cada uno intenta llevarlo lo mejor que puede. Pero el principio de la temporada 2 deja claro que, para los Vengadores, no hay descanso, porque tampoco descansan los malvados. Como ya han visto que eso de mantenerlos encerrados es caro y peligroso, directamente optan por cargárselos o dejarles fuera de cualquier juego. Además de los casos “pequeños”, el “caso general” mete en danza a una secta-lobby de apariencia protestante con un obispo al frente totalmente demoníaco. Queda anunciada una próxima tercera temporada, a ver si de una vez el señor conductor se foll… inicia una relación pura y adulta (eso eso, gimnasia a dos) con la secretaria por fin liberada del recuerdo de su hermana.

Al final de la segunda temporada, se ve en una breve escena que el protagonista ha recuperado el uniforme del ejército (recordemos que es un antiguo militar profesional de Fuerzas Especiales) para tratar un caso de acoso sexual. En su camino se cruza con una militar que le saluda. La actriz es Moon Chae Won, que interpreta a un oficial militar judicial en el k-drama Payback. Otro crossover. La referencia de la vida real puede ser el caso de Lee Ye-ram, un sargento de la fuerza aérea que sufrió un asalto sexual a manos de algunos veteranos y que acabó con la victima suicidándose. Si, muchos de los casos de la serie parece que están sacados de la página de sucesos de los periódicos. Pero de la crónica mas negra que puedas encontrar. Como los estafadores de ancianos, que un día les hacen un show y al minuto les engañan vendiéndoles basura o enredándolos en extraños créditos. O los trabajadores mantenidos en condiciones de esclavitud (literal) en salineras, incluyendo discapacitados enviados a esos infiernos por sus propias familias. O las sectas peligrosísimas que aislan a sus seguidores de su entorno y les hacen abandonar sus tratamientos médicos… O sea, si se os atraganta y dejáis de verla porque no soportáis la crudeza de los casos (sabiendo sobre todo que en la vida real no hay compañías de taxis salvadoras) no os lo reprochará nadie. Igual que no os regañaré porque frunzáis el ceño ante las soluciones radicales de los taxistas.


Placer culpable. Yo que soy muy pacifista, disfruto estas cosas como Jon Wick y Todo Tarantino…..Espero que sea verdad q sacan la tercera, y al prota lo conocí en el.aeropuerto y cada vez me gusta más 🥰
Me gustaMe gusta
yo no espere a los calores para verla. un equipo A mas variado
Me gustaMe gusta