Historia de Corea (otra vez III): El Imperio de Corea

Misioneras profesoras de una escuela de niñas. La única posibilida de las mujeres para acceder a la educación era conseguir acceder a las escuelas fundadas por extranjeros (maldito confucianismo). Imagen: sutori.com

La semana pasada hablamos de Mr. Sunshine, y ya mencionamos en una entrada de cultura general que se desarrolla en el breve y convulso espacio de tiempo que duró el Imperio Coreano (1897–1910), con los protagonistas zarandeados por los eventos históricos. Uy, que moñas me ha quedado esto. Pero si, en 13 años se organizó un imperio que se organizó entre los escombros de el Reino de Joseon y la ruina de la ocupación japonesa, y los coreanos tuvieron que elegir bando, sobrevivir como pudieran o, directamente, morirse.

Ya hablamos en otro post sobre este periodo, y lo ampliaremos con este que hoy subimos. Empecemos en el mismo sitio que la serie: la somanta de palos que se llevan los chosoneanos a manos de la Armada Imperial Japonesa, que les arrean de lo lindo en el Incidente de la Isla Ganghwa de 1875, y que fuerza el tratado de la isla de Ganghwa. Se les acabó el autismo eremítico y el vivir encerrados en su bunker (aquí, Zabalita, es cuando se jodió el Perú, digo Choson)

La cuestión es que, efectivamente, con la grieta les entra algo de cordura a los coreanos (qué remedio, los puntos del tratado dichoso eran banderillas de fuego que convertía Corea en el «ranchito de recreo» de los japoneses). Los cabreos supinos de la peña explotan en movidas como el Incidente Imo (la gente estaba hasta el gorro de los japoneses entrometidos en el ejército y las corruptelas de los intendentes), y su impaciencia por mayores reformas en el Golpe de Estado Gapsin de 1884. Tras la derrota de la dinastía Qing en la Primera Guerra Chino-japonesa (1894 –1895), Joseon se sacude la sombrilla china. El resto de países empiezan a sospechar que va a ser caer del wok chino a la perola rusa, y mueven ficha

Gojong de Korea sube al trono en 1866 como el último rey de Joseon.

A ver, al pobre lo mangonearon todo lo que quisieron el regente Heungseon Daewongun (un aislacionista furibundo que siguió trabajando en lo suyo tras el finde su regencia), su señora la Reina Min y la facción rancia de la corte. Aun así, reconozcamos que hizo lo que pudo, intentando modernizar el país y combatir la corrupción. Los historiadores japoneses suelen etiquetarlo de inutil con medallas, justificando la invasion japonesa como un resultado lógico y consecuencia inevitable del estado catastrófico de Joseon: en realidad, las cosas estaban arreglandose poco a poco, el rey no era tan incompetente como lo pintan, e incluso el rancio regente habia implementado cambio y reformas contra la corrupción.

Munpia es una editorial de novelas online especializada en historia alternativa. Y uno de los productos que ha sacado a las redes es esta «biografía alternativa» de Gojong, escrita por Richellen, de cuya ilustración me ha sido imposible encontrar el autor

En 1873 anuncia que ya vale de regencia y ahora manda el, que lanza un programa de cambios dirigidos a consolidar el control real, buscar apoyo extranjero y modernizar el país para mantenerlo independiente. Inicia la reforma Gwangmu, (que intenta profundizar en la Reforma Gabo) esperando mejorar el ejército, montar una industria y espabilar la educción. Algo consigue, pero entre los que no quieren cambios y los que les parecen poca cosa (sobre todo el Independence Club). La cosa es que hay tanto follón esos años que tiene que buscar refugio durante un año en la Delegación Rusa en 1896 con su heredero designado (el Incidente Agwan Pacheon). Como para no salir pitando: el 8 de octubre de 1895 los japoneses se habían cargado a su mujer en el palacio.

Al salir de beber del samovar, Gojong decide mandar a freír churros el Reino y organizar otra cosa: en 1987 anuncia que esto, señores, es un Imperio, estamos en la Era Gwangmu (“guerrero brillante”) y yo soy el Emperador Gwangmu. Os voy a modernizar a patadas si hace falta, que estoy hasta el gorro de que Rusia, China y Japón metan los dedazos en la sopa de kimchi. Voy a empezar por llevarme el centro de poder a Jeong-dong, montar un palacio y todo el barrio de las delegaciones (con escuelas, iglesias etc), pagar la electrificación de Seul, montar un tranvía, poner alumbrado eléctrico… Y para buscar apoyos internacionales, me empeño en ser parte de la comunidad internacional. Mando delegaciones y ministros plenipotenciarios aquí y allá, me visto de ropa occidental, reformo los palacios… Poco les parece todo esto a los del Independence Club, que protestan tanto que acaban siendo acusados de traición en 1898 y prohibidos. Bufffff, la fractura interna.

Hasta monto pabellón en la Exposición Internacional de París de 1900

A pesar de todo, las potencias internacionales se limpiaron el esfínter cuando, en 1904, aprovechando la guerra Ruso-Japonesa, Japón mandó miles de soldados a la península para ocuparla militarmente con la excusa de que todo estaba tan mal que asi controlaban esa zona. Gojong mandó cartas berreado su neutralidad, primero, y luego protestando por la invasión (flagrante violación del derecho internacional) japonesa, pero ni caso. Los dejaron tirados a los pies de los samurais, con los que Inglaterra y Estados Unidos estaban a partir un piñón. En 1905 Japón obliga a firmar un tratado de protectorado a cinco ministros (los cinco traidores de Eulsa; El emperador coreano se niega a firmarlo), ponen al frente como primer ministro de la colonia a uno de los firmantes (Ye Wanyong, uno de los fundadores del Independence club…mmm creo que el emperador los tenia bien fichados a los tipos) ,y cuando un puñado de cabreadísimos paisanos le pegan fuego a su casa , los japoneses le aprietan las tuercas al emperador (que habia mandado a muchos emisarios, incluído el profesor Hulbert en la delegación secreta a la Conferencia Internacional de Paz de la Haya, donde les hicieron el vacío) hasta obligarle a abdicar en 1907 en su hijo Sunjong. Este es el año en que acaba la historia para los tres personajes principales del k-drama.

En vez de hacer una fusión de dinastías en igualdad (como presumía Ye), los japoneses se dedicaron a diluir a la casa Yi (coreana) en el entramado nipón. Obsérvese la cara del infeliz príncipe heredero

En 1910, el susodicho Ye firmó el tratado de anexión Corea-Japón (que el nuevo emperador tampoco quiso firmar) convirtiendo Corea en un apéndice de Japón (y al pobre emperador, en un ex que molestaba a los amos), aunque los coreanos cayeron aun mas en la categoría “ciudadanos de segunda clase”. El traidor fue recompensado con el título primero de Conde y luego de Marqués. El breve emperador Sunjong fue confinado en el palacio de Changdeokgung por los japoneses, y allí murió en 1926. Al menos, pudo vivir la declaración de independencia de Corea en 1919 (“el Inicio de la Primavera Coreana”) , porque su padre no llegó por unos meses (las malas lenguas dicen que envenenado por los nipones).

Su funeral de estado, el 10 de junio de 1926, fue un catalizador del Movimiento del 10 de junio contra el dominio japonés. Imagen: en.yna.co.kr

Como deberes, os voy a poner a localizar en la serie los hechos históricos que hemos mencionado (algunos están cambiados de nombre por nosequé historias de protestas de los de siempre). Nunca sabremos si la protagonista consigue llegar viva a 1919 integrada en el Gobierno provisional de la República de Corea en el exílio chino, ya que lo último que vemos de ella es que está entrenando guerrillas en el año 1909 en Manchuria, pero esa es otra historia

Publicado por directoraymas

Apasionada por la fotografía. Mas de 40 años viendo cine de todo tipo y últimamente decidida a hacer sus incursiones en el asunto. Viajera siempre que puede, pudo y podrá. En la mesa lo mismo puede haber una tortilla de patatas que un wok de verduras o una selección de mezzes... Con semejantes antecedentes, solo podía organizar un blog ecléctico entre la curiosidad y el desparpajo

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