Total, que entre unas cosas y otras se me pasó la entrada anterior. Por el medio, nos hemos atrincherado en casa y pasado el puente zampando panellets y huesos de santo, haciéndonos cruces de que, afortunadamente, no habíamos planeado ninguna excursión. Y para estas fechas tan melancólicas, nos hemos apuntado a lo de ver pelis de terror o de difuntos mas o menos pacíficos. Os cuento rápidamente un poco de cada una:
Para la noche de la víspera de todos los Santos (el día 1), tan americanizada e infantilizada, elegimos unas películas de terror
Death Note: Un clásico hecho franquicia que empezó como una serie manga de 108 capítulos (12 volúmenes y uno especial), escrita por Tsugumi Ōba e ilustrada por Takeshi Obata, y cuya adaptación al anime (37 episodios y 2 extras) fue dirigida por Tetsurō Araki.
Asimismo, la obra ha sido adaptada a cuatro películas en imagen real, dos novelas ligeras y múltiples videojuegos En 2006, Ōba creó un artbook llamado Blanc et Noir, el cual contiene ilustraciones sobre la serie. La primera película live action es del 2006, y nosotros hemos visto el remake del 2017 (del cual a su vez Netflix hizo un remake en que lo único que funcionaba debia ser Willen Dafoe haciendo de trabajo de voz y captura de movimiento para los elementos faciales.de Ryuk, el shikigami que enredaba con Ligth y devoraba manzanas) . Ademas, se rodaron Death Note: The LastName, L change the world y Death Note: Light up the New World
El argumento central se basa en Light Yagami, un estudiante de escuela secundaria que encuentra un cuaderno con poderes sobrenaturales llamado «Death Note», con el cual es capaz de matar personas si se escriben los nombres de estas en él, mientras el portador visualiza mentalmente la cara de quien quiere asesinar. Light intenta eliminar a todos los criminales del plano terrenal y crear un mundo donde no exista la maldad; sin embargo, la policía no está muy de acuerdo con que le quiten el trabajo, y encima un misterioso detective privado que se hace llamar L ,famoso mundialmente por resolver grandes casos en el pasado, tratará de frustrar sus planes. Con la convicción de que “el fin justifica los medios”, Ligth empieza a cargarse también gente que “le estorba”. Si os gusta, tenéis material para disfrutar la franquicia,
The Sin (The Scene, Deossin): Una de terror, terror, que al principio no sabes cómo encajan las escenas que se presentan inconexas. El equipo de rodaje que se va a rodar una película “experimental y artística” en un edificio abandonado (una antigua escuela) sobre danza moderna y acaban corriendo delante de los zombies. Por el camino hay venganzas, chamanismo, brujas, jóvenes psicópatas… Exige complicidad del espectador y darle al coco para entenderla; eso no ha gustado mucho a los que pretendían una scream movie sin más, claro.
Tiene una escena post créditos que, si pensábamos que iba a aclararnos algo, aun lo deja mas liado. Desconectad la manía de pensar y quedaos conque no es bueno hacer recreaciones de rituales chamánicos si no sabéis que estáis haciendo
Y para la víspera de Los Fieles Difuntos (el día 2), dos películas que aun siendo de tema escatológicos no son de terror
Departures (Okuribito): Esta película japonesa es antigua (del 2008, caray), la vi en su día y a pesar de su ritmo pausado y preciosista me gustó mucho. Y mira que entonces no era yo muy aficionada a estos temas, pero está hecha con tanta dignidad y con ligerísimos toques de humor negro (que en la vida real se producen sin querer) que me quedó un persistente buen recuerdo. Un violoncelista que se queda sin orquesta y sin trabajo, y tiene que volver a su pueblo a empezar de cero. Lo único que encuentra es currar en una funeraria. A ver, que no hay nada deshonroso y vergonzante en ello, aunque todavía hoy en Japón sea un trabajo “para descastados y gente sucia”. Igual te da mal rollo, pero si hay que pagar facturas pues te adaptas, qué remedio. Que encima no es un trabajo “de puertas adentro”, sino que se dedican al ritual funerario Nōkanshi, la preparación del cadáver delante de los familiares o responsables. El pobre violoncelista tiene que luchar con su propia repulsión, la bronca con su mujer, el rechazo vecinal… hasta que encuentra la fortaleza suficiente para aceptarlo, y hasta aportar su iniciativa tocando el chelo en las ceremonias.
The Parades (Paredo; Pareedo; Los Desfiles): Aquí el asunto se traslada “al otro lado”: las almas de los fallecidos que tienen cuentas pendientes en esta vida se quedan esperando en una especie de “campings fantasmales”. La protagonista es una víctima de un tsunami, y le cuesta un poco entender que se ha ahogado. Menos mal que le recoge un tipo en una camioneta y se la lleva a un camping donde están “alojados” un director de cine que nunca acabo su última película, un yakuza preocupado por su novia, una cuarentona que vigila a sus hijas, un hijo que espera que su padre acabe el libro que está escribiendo, un “funcionario del mas allá” que espera a que las almas en tránsito se reconcilien consigo mismas para acompañarlas… Mientras las almas están “por allí”, platican, beben, ven películas, cantan, escriben… y una vez al mes se juntan en los desfiles del título, en los cuales van a recorrer las calles y visitar a sus parientes. Bonita película bien rodada y casi hasta consoladora.
Kimchimikis 
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