
Vamos a asomarnos a la ventana, que por fin ha llegado el otoño (lo dicho, la maldición de los pilares), y echamos un ojo a ver que preparativos organizan en Japón. Pues allí, que también hace un frío de narices, marcan el día del Jabalí (kotatsubiraki, entre finales de octubre y primeros de noviembre) como la fecha clave para sacar el kotatsu (esa especie de mesa camilla de pata corta), comer inokomochi (unos pastelillos tipo mochi con rayas como los jabatos) y organizar las compras de mandarinas para el invierno.

En octubre las deidades sintoístas de todos los santuarios del país se congregan en el Gran Santuario de Izumo, de ahí que este mes se denomine Kannazuki (literalmente, el mes en el que los dioses están ausentes) y dejan a Ebisu (el kami de los negocios) encargado de hacer guardia. Siempre le tocaba al pobre fastidiarse, que ni sus propios padres fueron amorosos: cuando nació (llamándose Hiruko) con una discapacidad (nació sin huesos, o sin brazos ni piernas, depende de los relatos), sus padres, Izanagi and Izanami, lo metieron en una barca de juncos y lo echaron al mar para deshacerse de el. Caray con los dioses japoneses… menos mal que flotando, flotando, llegó a una playa, donde sus habitantes Ainu lo recibieron y cuidaron. Hiruko consiguió superar su primera infancia y desarrolló brazos y piernas, cambiando su nombre a Ebisu, el del Ainu que le aceptó como hijo, y psando a ser el kami de los océanos, la pesca, el comercio y en general de la buena fortuna. Ya que le toca pringar sin reunión de dioses, los agradecidos paisanos montan festivales en su honor durante estas fechas.

No son las únicas juerguecitas que se disfrutan al bajar las temperaturas. En Kioto tienen las danzas de otoño de geishas y maikos que se celebran en Octubre y a comienzos de Noviembre. En Nikko organizan un Festival de Otoño con grandes procesiones de samurais (1200 tipos revestidos) que llevan un mikoshi (carrozas con ruedas o en otros casos portados a hombros, mejor definidos como “pasos procesionales”) desde el santuario de Futarasan hasta Otabi-sho , recreando la procesión que se montó para el traslado de los restos de Tokugawa Ieyasu en el siglo XVI (que en realidad es un relato falso, y el shogun sigue enterrado en Kunōzan Tōshō-gū, el mausoleo de Gongen en Kunōzan, pero el desfile debe ser bestial)

Tambien figura el festival de Jidai Matsuri, o festival de las Tres Edades, uno de los tres festivales de Kioto más importantes de Japón en Otoño. Se realiza un gran desfile desde el Palacio Imperial de Kioto hasta el impresionante santuario Heian, con los participantes vestidos con trajes históricos hasta la era Meijo en orden descendiente .Mas de 2000 participantes que representan a los emperadores, nobles, samurais, soldados, sirvientes, vasallos… acabando con carrozas mikoshi (estas si, sobre ruedas, parecen carromatos). Se trata de una celebración anual para conmemorar la fundación de Kioto como capital de Japón en el año 794.

Todo muy formal y tal… aunque en el festival Nada no Kenka Matsuri o festival de la Lucha se tiran más al barro, jeje. Se celebra en Shirahama, cerca de la ciudad de Himeji, y mayormente consiste en que tres equipos (blanco, amarillo y rojo) se empujan y zarandean a ver quien es mas bruto. En teoría los que luchan son los respectivos mikoshi, pero la cosa es que ahí están bregando los portadores luciendo músculo. Que también hay un yatari-neri, un desfile de yatai (carrozas del festival) decoradas con detalles de madera, dorados y plateados, que por la noche están iluminadas

Y para carrozas cañeras, El Festival de Kawagoe (Evento de Carrozas del Festival Hikawa de Kawagoe), que nace de los festivales Shinkosai (festival de la fe) , que se realizan despues del Reitaisai (festival religioso más importante) del templo sintoísta Hikawa todos los 14 de octubre. Es una ceremonia del te dedicada a los kami con danzas tradicionales, competición de yabusame (tiro con arco a caballo), el Hamaori Shiki (ritual de purificación en la playa previo a las ceremonias que celebra antes del amanecer)… todo dentro de la religión sintoísta. Despues del asunto religioso, empieza el despiporre de las carrozas Tipo Edo modelo Kawagoe (eso dicen en su página oficial), que para mayor comodidad son retractables para pasar debajo del portón del castillo. Igual tendrían que copiar la idea en los pasos de semana santa, aunque se perdería la emoción de meterlos en muchas iglesias rozando los nudillos en el suelo



No son los únicos festivales, claro, los hay a porrillo para celebrar la cosecha. El de Kagawa está dedicado a la danza del León con 60 grupos sacando la figura a las calles. El de Kagoshima (el Sendai Otsunahiki Gran Socatira) se deica a eso, a tirar de la cuerda (pero a lo bestiajo). El de Shikoku consiste en desfiles con «pasos procesionales» (los taiko). En Toyama dedican el Owara Kaze no Bon a bailar al son de la canción «Ecchu Owarabushi» vestidos con yukatas (los kimonos ligeros de verano). Hay muuuuchos mas, por si queréis investigarlos
