
Godzilla Minus One: El otro día, una serie festivalera, hoy una peli blockbuster recién estrenada. Que si, que estoy desaforada, que será que la primavera altera cuerpos y almas, será que ando desatada como el monstruíto este (Unchained titan…) Pues eso será, yo que se, pero desde que vi que la empezaban a comentar en foros me picaba la oreja. No es que yo sea mucho de monstruos, aunque lo he sido, si, lo admito, pero las exprimidas de franquicias americanas me han saturado bastante, y tenia el corazón partido entre verla o mandarla a la porra. Me llamaba la atención porque tengo ráfagas de recuerdos de películas (o series, yo que se) japonesas en BN vistas en mi infancia con divertidos monstruos que daban mas ternurita que miedo. Como uno de un supuesto ser marino que salía a la playa a pelearse con los pescadores nipones que le tocaban las branquias y los huevos. La puesta, vaya. Que resulta que estos seres tremebundos en Japón se llaman Kaiju (怪獣, ‘bestia extraña’ o ‘bestia gigante’), definidos como “críptidos gigantes que atacan a los humanos, dinosaurios y otros seres enormes que han sobrevivido hasta nuestros días, ya sea en el fondo del mar o en el centro de la tierra, etc”. A su vez, este género procede de una rama más grande, el Tokusatsu (特撮映画, «Fotografía especial»), término japonés que se aplica a cualquier película o serie de televisión de acción real en la que se haga un uso intensivo de efectos especiales. Que una película con estos palos me tuviera dudosa y desconfiada da idea del hartazgo que me ha creado Hollywood con sus producciones


Esta larga saga de nuestra lagartija hipertrofiada tiene su origen en la literatura, ojo, y no de cualquier autor. En 1951, Ray Bradbury publica su relato corto La Sirena, en el que un monstruo gigante reptiliano emerge de las profundidades del océano y destruye un faro. Esta historia inspiraría la película de 1953 La Bestia de Tiempos Remotos de Eugène Lourié, (¡Anda, que salía Lee Van Clift haciendo un secundario!¡Y Ray Harryhausen en los FX! ) cuyo guion añade un importante detalle: el monstruo habría despertado debido a unas pruebas con energía nuclear. A Tomoyuki Tanaka, productor de los Estudios Toho de Tokio, se le ocurrió verla y ¡ZAS! Epifanía al canto. HAY QUE PRODUCIR ALGO PROPIO CON JAPONESES. Y BARCOS. En 1954 se estrena la primera y mítica película Godzilla, dirigida por Ishirō Honda (el director de referencia del género kaiju), que dio el pelotazo y estableció las bases de lo que serían las películas de kaiju con Godzilla como icónico faro. A partir de ahí, Estudios Toho sacó nada menos que 33 películas (15 en la era Showa, 7 en la era Heisei, 6 en la serie Millenium y 5 en la era actual). En todas ellas iban añadiendo nuevas cualidades y poderes tremebundos a Godzilla, que empieza siendo una bestia mutada que ataca a los humanos, para evolucionar y convertirse en un héroe que protege a la Humanidad en general (y los japoneses en particular) de otros kaiju y amenazas varias, y llega a ser un antihéroe a lo bestia, un protector peligroso que odia a sus protegidos.

Los americanos no podían resistirse a meterle mano a semejante personaje. En 1956 hacen su particular remake, el primero de los 4 “solo lagartos”, la última de ellas un engendro de inversiones mas grandes que el pobre monstruito que tuvo a Matthew Broderick y Jean Reno haciendo el canelo entre las calles de Nueva York. Para salirse por peteneras, los americanos rebautizaron al bicho como Zilla, jugando a “es una referencia/es un plagio”. Seguramente es la razón por la que tenía tanto recelo. Hay hasta una versión italiana de 1977 que es la peli japonesa original coloreada. Puestos a desbarrar, hasta los italianos me parecen mas resalaos


Los americanos, como es su costumbre, empezaron a tirar de la manga hasta sacar la cabeza pr el sobaco, y se inventaron el MonsterVerse, una franquicia y universo cinematográfico compartido, centrado en una serie de películas y series de monstruos protagonizadas por Godzilla y King Kong. Aquí corrieron a estrenarla para aprovechar el tirón (llegando a confundirla interesadamente), y la película japonesa quedó escondida cuando se estrenó después. Otro churro descomunal. Lo único que merece la pena es la serie de TV Monarch, donde se empeñan en sacar “el lado humano” de los personajes que buscan a los Titanes y bufffff menudo tostón. Sólo se salvan tres cosas: 1) los Titanes 2) Kurt Russell 3) la sintonía. El resto es un pestiño infumable

Después de esta larga disquisición, vamos a la película de 2023. Que cuando se estrenó en Japón tenía al público enfervorizado aplaudiendo con las orejas. Y eso que se puede decir que hace un revival de la película original aprovechando el 70 aniversario de su estreno, pero ningún problema, oye. Es la película por la que el productor original hubiera vendido su alma al diablo con intereses si en aquellos tiempos hubieran tenido las posibilidades técnicas de hoy en día. Porque es espectacular, es TREMENDA, fantástica, un derroche. Vamos hombre, qué íbamos a competir nosotros con la de la nieve…

Empieza con el protagonista, un piloto kamikaze reclutado en los últimos días de la guerra (cuando ya se sabía que se acababa y Japón perdía hasta el oremus) que en su primera misión le entra el canguelo y se da la vuelta con una excusa tontorrona. Para qué suicidarse, si no vas a arreglar nada. Media vuelta y a la isla de Odo. Esa noche aparece por la playa un enorme ser que solo se conocía en las leyendas locales (Godzilla de jovencito) que masacra a la guarnición. El piloto se sube a su avión para dispararle, pero se queda bloqueado e inconsciente, sin poder disparar sus peazoametralladoras. El y el mecánico son los únicos que sobreviven, y el segundo le culpa de no haber disparado, lo que hubiera acabado con Godzilla (pfffff ni de coña…)

Y estando en semejante faena, se topan con el mutante de nuevo. Pero esta vez ha crecido (se come los isótopos como si fueran caramelos), ha crecido MUUUUCHOOOOO y lleva un cabreo puesto enorme.

Ellos se salvan por los pelos, pero en su camino a Tokio (fijación es lo que tiene este bicho por la ciudad), Godzilla la emprende con los destructores que pilla. El Gobierno implanta la censura, pide ayuda a otros países… pero Estados Unidos dice que la URSS está muy picajosa, hala, apañaos vosotros (como si, una vez destruido Japón, aburrifí aburrifacio, el bicho se disolvería en el espacio). El Gobierno japonés se demuestra tan inútil como era de esperar, y ante los estragos que hace Godzilla por donde pasa, sólo una Junta de Civiles es capaz de organizar una respuesta

La película acaba con un amago de “continuará” que nos encanta. “Esto no va a acabar así”. Y nosotros firmaríamos encantados de volver a ver al mismo elenco haciendo de héroes y a Godzilla rompiendo cosas. Kamiki Ryunosuke, el protagonista, tiene un CV petado, petado. Empezó haciendo de actor infantil y actor de doblaje (Voice actor) en animes de Studio Ghibli, y ahora hace de todo, desde series a películas y tv, de dramas a comedias, y todas de forma solvente. Lo borda como soldado con PTSD y proveedor de una familia sobrevenida. Como Hamabe Minami, la chica recogida,con un CV parecido en extensión y recorrido, y aquí nos tiene abducidos. El resto también pasa con honores, caray que buen elenco y mejor dirección

La parte técnica, como comentaba, una maravilla. No sólo porque la fotografía es fantástica y complementa los FX, sino por ese aspecto de “peli antigua” que tiene el montaje y los planos. Es como ver una película rodada en los 50 con cámaras de 2023. Planos reposados, ángulos clásicos… Los etalonajes con el monstruo tienen potentes dominantes en colores cálidos o azudos según la escena, y los ratitos familiares llevan tonalidades maas «domésticas», con su tonos pardos y sus azules empolvados

Que lo dicho, que os olvidéis de las americanadas y os regaléis unas entradas para verla en pantalla grande. O seducís a ese amigote con home cinema, la pilláis en streaming y os plantáis con unas cajas de pizza, cubos de palomitas y muchos litros de refrescos para disfrutarla entre colegas. Como os pille viéndola en el móvil, os voy a correr a gorrazos hasta Yokohama

Na, ya os he contado los antecedentes de esta saga, os voy a tentar para que veais la original

Y disfrutéis de nuestro adorado Ray

Y o leáis el relato de Bradbury



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