Una niña que es un regalo de Dios

Tokyo Godfathers: Os estoy oyendo lo que vais a decir nada más echar un ojo al título y el cartel. Que a buenas horas una película navideña, si hasta han pasado los Reyes, hemos digerido el roscón y hemos estrenado los regalos. Pues que sepáis, so agonías, que según los sabios y leídos, el ciclo de las Pascuas navideñas no acaba hasta la Candelaria. O sea, hasta el 2 de Febrero tenemos tiempo de dejar puestas luces y belenes, rebañar la bandeja de dulces y disfrutar de películas de espíritu navideño, jinglebel, jinglebel, jingle ol de wey. Y las visitas de parientes para recoger “lo que han dejado en casa del tío Sus Majestades” (y el cuñado sociópata se beba el alcohol de casa mientras gruñe por lo escaso y sencillo de los productos, la madre que te parió, que es la botella de Brandy que me reservaba para mis copichuelas). Pues nada, como dicen que vuelve el frío helador, y nosequé de una omega metereológica, y que si los gigantes del Norte avanzan sobre los páramos apacentando los mamuts, instalamos a la familia en el sofá para ver una película japonesa de animación propia de las fechas.

Ojito a quien sientas en el sofá. Porque si una película es “de dibujitos”, no quiere decir que sea apta para todos los públicos. Esto es un anime para adultos, así que los niños no es público adecuado. Ni por los temas, ni por el tratamiento. En cambio, los adolescentes y Young Adults lo podrán disfrutar (y nosotros, cuando los sobrinos que al principio refunfuñaban por tener que tragarse una peli “de nenes” levanten los ojos del móvil y empiecen a hacer preguntas incómodas a sus padres, jeje)

Los protagonistas son tres náufragos de la sociedad que sobreviven a duras penas en los infamundos de la opulenta y supuestamente deseable sociedad nipona. Entre los edificios rumbosos, hay todo un escalafón del descenso a los infiernos, y justo debajo de los barrios marginales y tugurios están los campamentos de tiendas azules: agrupaciones de infelices sin hogar que resisten en tenderetes (no pueden ni llamarse chabolas) mayormente de lonas azules, que viven expuestos a las inclemencias del tiempo y las crueldades de quien decida majarlos a palos. La marea dejó en uno de estos remolinos a un alcohólico de mediana edad, un travestón de mal genio y una adolescente fugada de casa, asociados por mor de las circunstancias. Nadie podría esperar que estos tres infelices despojos tuvieran capacidad de compasión por otras personas, pero chachis… ¡milagro navideño! Encuentran un bebé abandonado en la basura de un callejón, y se les despierta el instinto maternal. Ahem, se le despierta al travestón, que decide probar eso de la maternidad, y los otros dos ceden y echan una mano.

Toda la trama es la sucesión de aventuras y circunstancias que deben superar los personajes cuidando del bebé, buscando a su madre, evitando los peligros de la calle… y rescatándose a sí mismos.

Porque si bien en apariencia el guión tiene un entorno “cristiano” (concretamente, católico, con esa obra de teatro del pesebre viviente que ofrece la misión de caridad donde comienza la película), un poderoso pilar zen (la purificación y el volver a empezar) sostiene toda la parte final. De hecho, dos de los personajes visitan un templo budista, donde rezan, y se menciona que el fin de año es el momento para limpiarse de los pecados que se han cometido y volver a empezar (las 108 campanadas que hemos atisbado en Nochevieja). No hay penitencia (bastante han sufrido todos por sus malas conductas), pero sí es necesario el propósito de enmienda. Afrontar las mentiras que contamos y las que nos contamos a nosotros mismos, reunir el valor de pedir perdón… y como este es un cuento de navidad, una serie de coincidencias asombrosas irán ayudando a los personajes en su recorrido. Aqui no se libra nadie de hacer repaso de fallos

La película está más en línea con el Cuento de Navidad de Dickens que con los panfletillos pseudorreligiosos de cuartos reyes magos. Solo que esta vez quienes optan a redimirse (con algún rodeo) tienen que correr, sortear balazos, recibir palizas, coger el metro, patear Tokio…

Pues eso, cuando veáis resoplar al cuñado intentando explicar qué es un okama, porqué una adolescente huye de casa, cómo de terrible es el alcoholismo en una familia y unos cuantos asuntillos más, sonreíd perversamente viendo las gotas de sudor que cubren su frente y disfrutad de un anime que, aunque veterano (es de 2003), tiene un estilo de dibujo frescachón, muchos giros de guión, humor negro, fantásticos mensajes… una joyita de las que nos gusta revisar con paz y tranquilidad

Imagen: theglobalist.com

Lo que os decía de los campamentos de los homeless. Aunque el Gobierno jure y perjure que es un asunto “controlado y en recesión” (según los políticos, el número de personas sin hogar, por su parte, ha disminuido un 77% en los últimos 11 años, y también apunta a que hay 4.977 sin techo en Japón y en concreto, 1.242 en su capital, Tokio. Las ONG afirman que las cifras reales son mucho mayores), ahí están las tiendas de lona azul instaladas en los parques (como el emblemático distrito de Shinjuku), con gente que acabó recalando en ellas por culpa de las enfermedades mentales, el alcoholismo o el mercado de trabajo (causa o consecuencia), con sus vagabundos sobreviviendo rebuscando en la basura, etiquetados de vagos sin merecerlo, despreciados por todos, ayudados por unos pocos.

Una composición organizada sobre líneas horizontales. El persoanje sentado en el suelo podría perderse en las sombras, pro el cuello amarillo (en la paleta, verde oliva) y el fondo donde un taxi se ha parado «por casualidad» lo rescata. El segundo personaje está ligado al anterior no sólo por la mirada, sino tambien por la hilera de luces rojas de los conos de tráfico. El dinamismo surge por sí mismo de un punto de fuga cónico que se adivina en esa calle que cruza bajo el puente. Un fondo escénico abigarrado de elementos urbanísticos directamente feos de solemnidad, oscuros y tristes.
A Beethoven le hubiera encantado. Creo… como alternativa a los villancicos yanquis, es MARAVILLOSA

Publicado por directoraymas

Apasionada por la fotografía. Mas de 40 años viendo cine de todo tipo y últimamente decidida a hacer sus incursiones en el asunto. Viajera siempre que puede, pudo y podrá. En la mesa lo mismo puede haber una tortilla de patatas que un wok de verduras o una selección de mezzes... Con semejantes antecedentes, solo podía organizar un blog ecléctico entre la curiosidad y el desparpajo

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2 Comments

  1. Una delicia de anime, con su moralina , sus contrastes entre personajes y situaciones, tocando los puntos principales que llevan a situaciones desesperadas, humor negro y blanco , el autoconocimiento y la compasion, el conocimiento del otro, las paradojas de las sociedades economicamente fuerte y socialmente debiles en algunos casos, la desesperación , el juego, el alcohol, la loteria como vicios y guias de la vida de las personas, la niña, siempre la niña, alfa y omega de la vida de tres huerfanos sociales que juntos hacen sociedad a su manera. Lo dicho, se me hizo corta para ser una peli navideña con moralina.

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