La adolescencia es un mundo complicado

El chico y la garza (The boy and the heron; Kimitachi wa Dō Ikiru ka, lit. ’How Do You Live?’). Desde que anunciaron su estreno, estaba yo ojo avizor todos los días leyendo la cartelera del periódico. A mi medio pomelo le decía: Cariño, asume que el primer día que podamos nos vamos al cine a verla en pantalla grande. Que nos hemos vuelto muy vagos, y eso de salir de casa a ver una película… muy buena tiene que ser para movilizarnos. De hecho, llevábamos dos años sin catar butaca. Entre el precio y la necesidad de los extras (algo te tomarás antes o después, digo yo) pues como que no molaba. Bueno, pues el otro día fue EL DIA, y con besitos y arrumacos me llevé a mi santo varón a verla. Que ojo, encima de que la han estrenado en poca salas aquí la han metido en las pequeñas, y van saltando de pantalla en pantalla.

Así queríamos haber ido a verla, pero ufffff no pudo ser

En el cine, larga cola como hacía mucho que no se veía, con pelotones de adolescentes… que se habían apuntado a otro de esos engendros de jollibú con pseudosuperheróes para criaturas en pleno delirio de octavo grado (el Chūnibyō que le dicen por allí). Bueno, esperemos que ya llegarán a poner en marcha la neurona y dentro de cinco, diez, veinte años, puedan dejar la purpurina falsaria y disfrutar de las maravillas de Studio Ghibli. Porque las fanfarrias pasarán, pero las películas de Hayao Miyazaki permanecerán, incluyendo esta maravilla que algún tontico ha confundido con un pastelito (esa manía de creer que los anime, los “dibujitos”, son para los niños) y en realidad es compleja y densa como una perola de sukiyaki. Vais (¡vamos!) a volver a verla unas cuantas veces, y cada vez nos detendremos en un punto para saborearlo. Que si los fondos y paisajes, que si los pelícanos, que si las viejas criadas… Nos fijaremos en algún asunto que no entendemos y buscaremos pistas para entender que está pasando o de donde viene ese subrelato. Ea, que tenemos película para rato

Me recontrachiflan esas criadas arrugadas como pasas, que parecen primas de Yubaba, la vieja propietaria de la posada donde trabajaba Chihiro (pero sin su mala baba)

El Chico y la Garza NO es una adaptación de ¿Cómo vives?, (novela de 1937, escrita por Genzaburō Yoshino); ha pillado el título y puede que algún pellizquito, pero la historia es completamente original de Miyazaki. Algún escribidor no se ha enterado de nada y ha hecho la crítica escribiendo de oídas, o sea ha patinado. Y Mizayaki ha creado un mundo de fantasía, un “mas allá” aquí al ladito del rabillo del ojo, que estalla de colores y luz, y al mismo tiempo está trufada de momentos sombríos, terribles: el contraste le aporta una grávitas, una profundidad y hermosura que te deja clavadito en la butaca.

Que si, que las mujeres embarazadas pueden ser intratables, porque están a merced de sus hormonas, sus dolores, sus miedos, sus peligros…la madrastra tambien se refugió en un mundo alternativo donde cree estar a salvo, pero sus «defensas» son solo papelitos. Cuando entren los periq… uy, perdón. Venga, mas vale que salgas pitando de allí

Dos horas de filosofía sobre el tema general del Viaje del Héroe (en este caso, la aceptación de la madurez y la realidad, la renuncia al mundo de la fantasía infantil, el sacrificio…) que llega a cansar mentalmente al espectador (vale, molidos pero satisfechos). La cosa es que los espectadores de la sala (con un rango entre 25 y 50 años) ni se cantearon en toda la proyección, y sólo al principio algunos parlotearon un poco (¡ay las nuevas generaciones, que se creen que esa es la sala de estar de su casa!; encima, tampoco venían a ver la peli, sino a chicolear).

Definitivamente, el director ha cogido manía a los periquitos australianos. Será que le compró una pareja a su nieto y acabó hasta el gorro de los bichos

Pues la idea de salida es fácil de contar: durante la II GM, un adolescente que ha perdido a su madre hace un año durante los bombardeos de Tokio, se traslada al campo junto con su padre y su recién estrenada madrastra (ojo, que es la tía carnal del chaval, y ya está embarazada del nuevo hermanillastro… pues sí que se dio prisa el viudo…) a vivir en una destartalada mansión con un enorme jardín lleno de cosas ahem… “raras”. Territorio ideal para que un chico herido y rabioso (nada mas llegar, se descalabra con una piedra, herida que le acompaña toda la película. Las heridas que se autoinflingen los adolescentes que no encajan) lo explore y se meta en aventuras.

Si teniais la idea de que los duendes con aspecto de garza real son seres delicados llenos de belleza… pues no, Menudo pajarraco

Que ojo, el mozo tiene una poderosa razón para meterse en kimonos de once varas: una garza parlanchina y con dientes (¿eins?) le ha dicho que su madre está vida, y su madrastra se ha internado en el bosquecillo y ha desaparecido. Por amor a su padre (al que no puede reprochar la rápida sustitución de su mujer en el lecho marital), por amor a su madre (aunque sepa que la garza miente), por humanidad hacia su madrastra (que es una buena persona e intenta quererlo como a un hijo propio, aquí no hay conflicto) allá que se va a buscarlas. No os destripo más, que pierde la gracia así contado

Cuidado… cuidado…

Mas adelante podréis elegir una escena y darle miles de vueltas para buscarle un significo. Me río yo de los supuestos «artistas» modernillos que te exigen ser tu quien le dé sentido a un montón de basura

Cuando el dios Izanagi regresó de la Tierra de Yomi, se purificó dándose un baño. Mientras se secaba, cada una de las gotas de agua que iban cayendo empapaba el suelo e imbuía la tierra de un potencial sobrenatural. Así nacieron los Yokai.

Los seres fantásticos que corretean por la cita podrían ser asimilados a los Yokai, de los cuales hemos hablado de refilon en otras entradas. Los yokais son criaturas que están entre el mundo real y lo irreal, seres misteriosos con poderes sobrehumanos y poseedores de habilidades espirituales o sobrenaturales que pueden oscilar entre la, benevolencia, la indiferencia (dañando a los humanos de forma casual) o la maldad (hacen daño a propósito). Estarían en un grupo distinto de los Kami, los dioses,  y no son literalmente «demonios» en el sentido occidental de la palabra, sino espíritus y entidades.

Si necesitáis ideas para regalar en Navidad, esta seguro que le alegrará las vacaciones a unos cuantos

La historia de Izanagi y el origen de los yokai viene de la obra literaria japonesa más antigua de las que se conocen, la base de la mitología japonesa: el Kojiki (古事記: Crónicas de Antiguos Hechos) del siglo VIII. En el mito de la creación japonés, la tierra en sí misma (las rocas, árboles, montañas y ríos) están impregnados de energía mágica latente. Ésta energía sólo necesita de un foco para darle vida. Al igual que el gas nebuloso arde para formar estrellas, ésta energía está comprimida por eventos como volcanes o terremotos, o emociones humanas fuertes como el miedo o la ira, hasta que emerge como una casa de fieras de monstruos y fenómenos. Los yokai tienen muchas formas, tan variadas y complicadas como la mente humana pueda concebirlas, y los mas poderosos son capaces de asumir formas humanas. Se consideran yokais los kitsune (mujeres-zorro), los tanukis (perros-mapache), los kappa (las tortugas devoradores de hombres), los yurei (fantasmas), los oni (demonios-ogros), los kodamas (espíritus del bosque)…

Los warawara. Ya se quien va a hacer compañía a mi kodamita al lado del ordenador

Los folcloristas e historiadores japoneses explican a los yōkai como personificaciones de «fenómenos sobrenaturales o inexplicables para sus informantes». El diccionario japonés Kōjien, dará la siguiente definición: «un fenómeno u objeto extraño que no puede ser dilucidado por el conocimiento humano. Monstruo.» Entonces, todo aquello que no era posible explicar con los conocimientos de la época era atribuido a estos seres monstruosos. En el período Edo, muchos artistas, como Toriyama Sekien, inventaron nuevos yōkai inspirándose en cuentos populares o simplemente en su propia imaginación. Hoy en día, se cree erróneamente que varios de estos yōkai (como el amikiri) se originan en el folclore más tradicional.

No he podido pillar el vídeo de la secuencia, que es ejemplar. La garza en la galería destaca frente a las oscuras maderas y el fondo verde. La «cámara», situada con ligera asimetría para mostrar el ave que se acerca, acompañará su imagen en elegante vuelo. Que hayan quedado recortadas las alas en la imagen no es un problema sino que al contrario le añade realismo. Tampoco nuestra vista es capaz de abarcar toda la envergadura de un pájaro tan grande si viene hacia nosotros. Los cambios en la luz aportan el volumen de las figuras

Para saber mas: https://academia-lab.com/enciclopedia/yokai/ https://hyakumonogatarispanish.wordpress.com/2013/02/06/breve-historia-de-los-yokai/

Y extra: teneis la base de datos online yokai.com del folklore japonés para buscar a los 100 yokais de la procesión nocturna y muchos mas

Publicado por directoraymas

Apasionada por la fotografía. Mas de 40 años viendo cine de todo tipo y últimamente decidida a hacer sus incursiones en el asunto. Viajera siempre que puede, pudo y podrá. En la mesa lo mismo puede haber una tortilla de patatas que un wok de verduras o una selección de mezzes... Con semejantes antecedentes, solo podía organizar un blog ecléctico entre la curiosidad y el desparpajo

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  1. Avatar de Desconocido

1 Comment

  1. Uff, película densa con aspecto infantiloide, está hecha para un compendio de psicologia preadolescente y adolescente, duelo, nueva madre embarazada, padre enfrascado en su trabajo, aventuras, miedos y superación de obstáculos y de uno mismo, en algunos momentos te puedes perder en la trama , y lo de los periquitos y pájaros en general como que da yuyu, mucho mito

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