
The Man of Nowhere (Ajeossi, el Hombre sin Pasado): me diréis que es una película antigua (del 2010), que el tema ya está muy visto… no me pongáis excusas, que nos conocemos. Que luego vais por ahí avisándoos por el Facebook de que hoy toca sesión de tiros y palomitas, alabado sea Sam Peckinpah. Y que cuando os ponéis a verlas, siempre decís lo mismo: este es pariente de John Wick, pero no le llega ni a las zapatillas. Bueno, pues la peli de hoy es el primo coreano de John Wick, cuatro años mayor (la peli americana es del 2014), y en vez de perro, el viudo desconsolado tiene a una niña como protegida. Ah, mira, como Leo el Profesional. Si, vaaaaaale, pero el francés seguía en activo y estaba entrenando a la niña para que se convirtiera en su heredera; el coreano se limita a intentar salvarla desesperadamente de las garras de los malos, o sea lo mismo, lo mismo, no es. El francés no se había retirado del negocio, y el coreano lo último que busca es seguir siendo un sicario, por muy agente especial del gobierno o mucho carnet de 00X que le dieran. No vamos a decir que estaba a gusto en su cuchitril, porque sobrevivía como esos pelargonios apapustiados que se fosilizan en las ventanas de algunos cuartos de baño públicos. Un anacoreta greñudo y jasco en los barrios bajos de Seul. Su única hojita verde era la relación de ogro gruñón con la hija de la vecina yonqui. Por ahí empieza el alboroto, porque la niña es secuestrada por los malos de la triada china de rigor y, evidentemente, de algo le tenia que servir al hombre su CV, que quien tuvo y retuvo… Y aquí es cuando el flaco del ramyeon empieza a darle clases de repartir estopa al ex-sicario americano. Despues de algunos entremeses para ir calentando, el tipo se recorta los mechones, se recose los agujeros y va a por todas. Leña, leña, pero mucha leña, hasta el cielo de la boca. Todo filmado con buen ojo y mejor coreógrafo; ya sabéis que, para mí, toda escena de pelea la aprecio como si de un ballet se tratara…el Lago de los Cisnes hardcore. La música está bien, no estorba y en muchos momentos el silencio nos obliga a atender a lo que está pasando, doble esfuerzo cuando está casi toda grabada en low key (como pilléis una copia de baja calidad, vais a dejaros los ojos, así que dejad de mirar el móvil y apagad luces de la habitación). Solo al principio y en el final, con la presencia de la niña, se iluminan las escenas con filtros de atardeceres naranjas y pardos, porque ella es un solete


La cuestión es que la película arrasó cuando se estrenó, con premios a tutiplén, y bien merecidos los tiene. Toooooodo el mundo puso cara ojiplática, peroperoperopero de donde salen estos tíos haciendo estas pelis tan cañeras, ah pero en Corea del Sur hacen cine, choprecha… y algunos críticos de los que siempre barbotean se ponían de perfil como Manolete con el discurso “eso ya lo sabía yo porque en el año patachín se estrenó la película de culto bla bla bla y el cine coreano masblablabla…”. Pues entonces porqué no nos avisásteis de que existían estas golosinas, leñes, que nos las habéis escamoteado, que me he tragado toneladas de palomitas en el sofá viendo tontunás yanquichorras esperando cosas así… que eso de cargarse a los gansters en plan maquinita de marcianos nos encantaaaaa porque son malos y remalos.

Supermalos malosos del noveno círculo de Dante, y bien nos lo enseñan desde el principio con los “animados diálogos” con la madre de la niña hasta las enseñanzas de sus “obras de caridad” con la Santa Infancia. Aunque el final sea moyen-moyen, agridulce, algo han mejorado los personajes y han sobrevivido (que no es poco), pero el futuro es turbio y la pobreza sigue haciendo sus giros centrífugos en el desagüe. Que igual todo se resuelve a posteriori con una llamadita de la agencia South Korean Army Intelligence, y lo recolocan en un entorno mas adecuado a su nuevo estado de ánimo, algo bucólico en el campo con animalitos, y berzas, y repollos…


Que menudo favor les ha hecho: les ha quitado de en medio triadas y mafias, les ha cerrado un laboratorio de drogas… limpieza a fondo. En cuatro días llegará otro grupo y ocupará el nicho económico, porque mientras haya consumidores habrá oferta, pero de momento algo es algo.

Como buena película coreana, tiene ese punto de guión extremo que saca la patita y tantea la raya entre la verosimilitud y el andayá. Dentro de las actividades lucrativas de las mafias muestra el uso y abuso de los menores abandonados como correos de droga y tarjetas robadas (¿Quién se fija en los niños mugrientos que pululan por las calles?), el trabajo esclavo (en su caso, en un laboratorio de meta) y al final de su ciclo productivo, como banco de órganos de donación forzosa. Ahí se han pasado. Si, la leyenda urbana agita una y otra vez la historia de los niños raptados y asesinados para sacarles el riñón, el corazón, el hígado… versión moderna de los antiguos sacamantecas y las perrerías de Gilles de Rais, cuando los investigadores se ponen a buscar evidencias se topan una y otra vez con paredes de niebla que se deshacen en jirones. Como bien explica el dr. Matesanz en este sesudo artículo, el análisis de cómo debería ser el proceso (donantes en buen estado físico, quirófanos de extracción y reimplantación adecuados, postoperatorios…) hace imposible el recurrir a materiales y personal no especializado, y desde luego la viabilidad de los injertos en semejante entorno es complicada. Claro que se podría hacer, por ejemplo, montando un quirófano doble en un módulo prefabricado en una nave industrial diáfana (con zonas conectadas para cambiarse de ropa, preparar a los pacientes, lavar y esterilizar material, suministros de oxígeno y nitrógeno, almacén de drogas anestésicas, módulo de postoperatorio etc…) pero el gasto de mantenimiento de semejante microhospital es tremendo. Si sólo en la Seguridad Social española hacen estas cosas (y la privada se lo quita de la carta de servicios), por algo será. Encima falla en el suministro de materia prima, porque los órganos de donantes desnutridos y agonizantes, probablemente enfermos de males varios, llenos de residuos tóxicos “industriales”, van a dar muchos problemas en postoperatorio. Para qué arriesgarse con las mafias, si por el mismo precio en China te ponen un corazón nuevecito de un condenado a muerte bien alimentado y mejor cuidado durante meses en una cárcel estatal. O directamente un desgraciado paquistaní, indio o egipcio te van a vender su riñón in vivo, y vas a operarte en una lujosísima y legalísima clínica de esos países en plan turismo sanitario. Nada, nada, un mes de viajecito exótico y vuelves con el souvenir mas chachi de la urbanización

Ahora que os habéis relajado un poco con la explicación, os voy a soltar la coz mas fuerte. Parece ser según investigaciones policiales que sí es verdad: se asesinan niños y se les extraen los órganos, pero es para su empleo en rituales de brujería. Pensadlo bien: todos los condicionantes de su empleo en trasplantes (esterilidad, compatibilidad, instalaciones…) desaparecen, el equipamiento y la habilidad son mínimos, da igual el estado sanitario del donante, y la rentabilidad es máxima, casi la de un subproducto agricola. Va ser que, al final, los viejos cuentos sobre sacamantecas tenían razón… No sé vosotros, pero yo voy a pedir una pensión vitalicia para Tae Shik, de encargado de algún centro de acogida de menores descarriados, con disciplina del general Makarenko. A raya iba a mantener a los depredadores sexuales que intentaran cazar niños para sus manejos. Eso si, el jardín bien amplio para ir colocando los montoncitos de astillas

Tengo que verla ineludiblemente. Gracias un lunes más.
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se te nota el aprecio al cine coreano. no soy de peliculas pero la tendre presente si alguien me pregunta.
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La vi y me gusto ,son de esas pelis de acción que cuando acabas de verla te da por dar de ostias a todo lo que se mueve, no cansa tanta escena sangrienta, quien lo diría, recomendable
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