La solución Frozen

Watashi no Otto wa Reitoko ni Nemutte iru (My Husband is Sleeping in the Freezer; Mi marido está durmiendo en el frigorífico): Casi es mas largo el título que la serie (seis capítulos de 25 minutos cada uno), lo que se dice un tentenpié de medianoche (es de los programas que se emiten en horario “para adultos”). Lo que hace un buen póster por la promoción… me topé con este j-drama de casualidad y me llamó la atención el diseño del cartel. Ya con el resumen de la historia, decidí que el terror psicológico bien merece un visionado, y acerté. Lo primero, que no es realmente una serie “de terror”, sino mas bien de misterio y suspense. Una japonería minimalista tanto en duración como en medios: seis actores (siete si contamos la secretaria de la psicóloga, que no pasa de figurante con frase), casi todo rodado en interiores (con alguna escena fuera de las casas de la protagonista y de la vecina)… y poco más. Técnicamente correcta, eso sí, aunque la interpretación de los actores japoneses se nos haga un poco extraña (entre el hieratismo y la cara de susto, no hay intermedios).

El manga sobre el cual se ha hecho la serie. Supongo que algunos detalles se habrán quedado por el camino

La serie empieza fuertecilla, con la declaración de la protagonista de ser una asesina empujada por la agresión y violación que ha sufrido a manos de su pareja. Aunque apenas se dislumbra, es la escena más incómoda de ver. Pero es necesaria para desarrollar todo lo que sigue (la brutalidad del novio, la justificación de su descrismado, el pánico de la novia…), así que por buena la daremos. Luego, claro está, viene lo de deshacerse del fiambre. Compleja tarea. Como a la señora no se le ocurre lo de avisar a la policía y alegar legítima defensa (la marca de ahorcamiento en el cuello sería difícil de explicar), la delicada florecilla saca energías de estibador del puerto de Nagoya y, debidamente empaquetado, lo mete en un arcón congelador de esos de helados de bar que tiene en el garaje. Un Frigopié a lo bestia. Hasta ahí, nada que objetar. Pero por la mañana, el supuestamente convertido en ultracongelado aparece en la puerta y le dice buenos días. No sabemos si es más sorprendente su aparición o su amable trato. Porque enfín, si a nosotros nos descalabran, nos estrangulan y nos meten en el congelador, nos levantaríamos con dolor de cabeza y bastante cabreados. Pues como si nada, oigan.

El caballetere ha vuelto a la suavidad y amabilidad previa al episodio de mala bestia que tuvo después de plimplarse la botella de whisky, hasta mimosote anda.

La agredida/agresora alucina pepinillos agridulces. Pero si ella había dejado el paquete en el garaje atado y bien atado, quien es ese elemento que simula ser un gato ronroneador en el piso. No es una alucinación, no, porque la vecina lo ve y habla con él. Hasta se llevan bien, qué cosas. Visita al congelador, y ahí sigue el fiambre, exactamente como ella lo había dejado.

La vecina novelista, en su desarrollo como una Miss Marple de suburbio, ahora mismo en la fase “soy una solterona excéntrica que viste rara, bebe te en porcelana hortera y escucha ópera a todo volumen”

Total, el resto de la miniserie desgrana en los episodios los intríngulis de lo que pasa cuando tienes un muertito en el congelador, su espíritu vengador ( ¿?)  en la cocina, una vecina curiosa, una madre poco clara y un corredor de fincas enredador. A ratos, me vienen a la cabeza escenas de Las Diabólicas, y a ratos ecos del caso Martin Guerre. El drama juguetea con la verdad verdadera y la verdad pausible, porque todas las explicaciones son relatos justificadores ofrecidos por los personajes, que quizás sean mentiras que ellos mismos se creen. Ya nos avisan con señales sutiles de que nadie está contando la verdad completa, incluso cuando tienen escenas de “confesión”: quedan cabos sueltos y algunos acontecimientos han sido un deux ex machina de aupa. Otras pistas son las conversaciones con la madre y la vecina, que dejan caer al novio que “Nana (Motokariya Yuika, actriz eficaz) es una chica especial…”. A ver, señoras, explíquense porque parecen Gila

¿La protagonista es una Yangire, una chica dulce pero con un lado oculto asesino?¿Ha sacado antes a relucir ese “detallito” de su personalidad?. La moraleja de la historia es explicita, eso sí: la violencia doméstica tiene una transcendencia inimaginable, y como el moho de las humedades de la cocina, acaba saliendo una y otra vez

Lo complicado de tener una madre psicóloga es que nunca sabes si te vé como hija o como paciente

La serie acaba “medio bien”. La protagonista consigue la felicidad (tener un marido que la cuide y se comporte decentemente), y en el manga original indican que con el tiempo tendrán una pareja de mellizos criados con esmero. Porque no hay nada con un buen aviso a navegantes: si vuelves a ponerme la mano encima, vas al hoyo, la decisión es tuya. Quizás eso sea lo que necesitaba el interesado, (Shirasu Jin, un poco sota el actor a veces, pero bueno…), una mano firme que lo acaricie y al tiempo lo mantenga disciplinado, y lo que algunos espectadores han visto como infierno es un refugio. Si la señora hubiera leído la cartilla al mozo desde el principio, se hubiera evitado muchas cosas, incluyendo la agresión. Por cierto, que alguien nos diga qué clase de aislamiento tienen en esa casa, porque una simple trampilla en el suelo y el parqué han controlado olores y podredumbres. A mí se me cuela un trocito de manzana en el frigo, y tengo que descongelar y limpiar para eliminar el pestazo cada vez que abro la puerta, y en esa casa pasa el tiempo, pasan los años, y nada de nada.

(AVISO: voy a hablar de violencia doméstica. Si os produce rechazo el tema, saltad directamente al análisis de la foto mas adelante)

Posavasos creados en un bar para denunciar la violencia sobre las mujeres. Al poner encima una bebida fría, aparecen las lesiones en las caras de las víctimas. Imagen: telegraph.co.uk

El tema de la violencia doméstica en Japón es algo que me intrigaba. Mis referencias era que la sociedad japonesa es muy pacífica, con uno de los niveles de criminalidad más bajos del mundo (eso sí, cuando se ponen, se ponen; la brutalidad de los crímenes es inversamente proporcional a su cantidad, a menos casos más salvajina), pero investigando resulta que la calma que vemos es sólo la superficie. La resistencia a denunciar por parte de las víctimas deja en la sombra muchos de ellos. El aumento inquietante de las cifras en los últimos años puede que venga sobre todo del aumento de denuncias por una buena parte, y sobre todo de la mentalización de que la violencia doméstica es un delito, y además grave. Hasta hace poco tiempo, como en otros países, la única situación que se contemplaba era la violación “polla mediante”. Dar una paliza a la mujer o aplicar otras maniobras no se tenia como importante, y encima las mujeres eran señaladas como culpables, el “algo habrá hecho” que es doble castigo.  En el año 2001 se aprobó y puso en vigencia la «Ley de Prevención de la Violencia Conyugal y Protección de Víctimas” (Haigusha kara no Boryoku no Boshi oyobi Higaisha no Hogo ni kansuru Horitsu), y aun así solo se activan mecanismos de protección cuando ya se ha producido la agresión física. Si la víctima es amenazada y tiene que salir por patas, como mucho le buscarán refugio temporal en algún albergue gestionado por una organización privada, pero nada más. Pues vaya. Quizás por ello, series, mangas y animes sacan a la vista este problema, intentando concienciar a la población de los monstruos que se mueven en las aguas más profundas

La foto en análisis: otra vez unas (casi) siluetas contra un fondo neutro. El etalonaje tan cálido sienta bien al relato difuso y amortiguado de ese momento. Se ha conservado una profundidad de campo amplia (al contrario de lo habitual en cine), jugando con la hiperfocal: desde los personajes de primer plano hasta el horizonte, todo está nitido y enfocado, porque se busca enseñarnos el oleaje y los dibujos de las nubes en el horizonte, y a los personajes inmóviles y a los cuales el viento revuelve el pelo. La quietud de la figura humana se equilibra con la movilidad de los elementos inanimados, en un juego de «ir contra la normas» (en una serie americana o europea, los personajes harían pequeños gestos para no parecer maniquies). El equilibrio dinámico es evidente: los personajes están situados en un extremo que, de acuerdo al sentido de lectura de una imagen en Oriente, vendría despues del punto de luz solar; la mirada ha tenido tiempo de ver el movimiento de las olas antes de detenerse en el banco. Las dos cabezas están colocadas en la zona de la espuma, resaltando contra la franja blanca. La ropa de color azul oscuro evita la monocromía y aporta el elemento de color frío

Publicado por directoraymas

Apasionada por la fotografía. Mas de 40 años viendo cine de todo tipo y últimamente decidida a hacer sus incursiones en el asunto. Viajera siempre que puede, pudo y podrá. En la mesa lo mismo puede haber una tortilla de patatas que un wok de verduras o una selección de mezzes... Con semejantes antecedentes, solo podía organizar un blog ecléctico entre la curiosidad y el desparpajo

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2 comentarios

  1. El tema de la violencia doméstica, tan actual y mundial, casi tabú en ciertas sociedades se está destapando poco a poco en los medios de comunicación y rrss , y con estos j-dramas nos brinda estudiar como se contempla en la sociedad japonesa, con fantasma incluido , para apaciguar la realidad. Tema duro, bronco y delicado a la vez.

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