
The fiery priest (Hot Blooded Priest): como siempre, mi sensei dando orientación y buen consejo. Una serie que me echaba atrás por el cartel (pero qué poco conectan conmigo los encargados de marketing, por Dios) y que como buena alumna revisé con gusto. Que digo gusto… con gustazo. Refrescante serie llena de acción, giros de guion, sorpresas y conejos de la chistera del mago, maravillosos personajes (los buenos y los malos), mensajes positivos, bromas a tutiplén, referencias jacarandosas a producciones «serias», crítica solapada… No me extraña que arrasara el año que competía en los SBS Drama Awards 2019

El eje central gira en torno a un sacerdote católico con un duro pasado (Kim Nam Gil hace un fabuloso trabajo), trasladado a la parroquia donde ejerce el veterano sacerdote que le rescató del cenagal vital donde chapoteaba, y es asesinado por los malos. Que el cura reciclado es un elemento de cuidado queda claro desde el primer momento: fustigo de malvados, látigo de abusones, apalizador de corruptos…no se conforma con homilías ariscas, que vaaaaaaa; este es de los que, entre predicar y dar trigo, lo que dan son guantazos a mano plena. Que no me toquéis a mis pobres, mis enfermos, mis huérfanos, mis parias, mi famélica legión; me quitaré la comida de la boca para alimentarlos, sangraré y dejaré que me rompan los huesos para protegerlos, porque yo no he venido aquí a traer paz y componendas, sino a levantar la espada y luchar por ellos. Unos lo hacen por el método de la resistencia pasiva (simplemente negándose a aceptar los cambalaches, y subidos al monte con el diablo susurrando “todo esto será tuyo” en la oreja, resisten la tentación, aceptan la amarga copa y sufren el martirio) y otros retoman las armas que un día abandonaron, sean cartas, sean disciplinas o sean artes dramáticas… Cuando todos les abandonen (incluidas las propias jerarquías eclesiásticas, demasiado preocupadas por el qué dirán, vamos, que quedan retratados), un puñado de valientes (y raros, porque son raros de narices) quedarán de pie y aguantarán como el último bastión de la dignidad, defendiendo el honor de un sacerdote, el futuro de un orfanato y la verdad del ejemplo… que ya está bien de sacrificar sin pudor a los soldados de infantería en el ajedrez de la sinvergonzonería de altos vuelos.

Fiel heredero de Bud Spencer y Terence Hill (esos grandes que pasarán a la Historia, mientras modernillos engolados son barridos hasta de la alfombrilla de la gloria). Expulsando a los mercaderes del templo y poniendo piedras de molino al cuello, pegando gritos en las misas para llamar al orden a los fariseos, arremangándose para hacer la faena de limpieza social… nos imaginamos a este desfacedor de entuertos en una parroquia española de la periferia, cogiendo por el cuello a los narcotraficantes que se fuman el puro mientras descargan las narcolanchas o pateando escritorios en las sedes de los partidos políticos, despachos municipales y empresas varias… ¡Ah, que a gusto volveríamos a la iglesia a jalear “¡Torero, torero!”, en vez de bisbisear cancioncillas cursihorteras!

Una fiscal cabrona (en el sentido elogioso) y chiflada como un cencerro, gritona, broncas, exagerada, excesiva, incapaz de ser corrupta… Si Ana Ozores hubiera tenido ese genio, seguro que la Regenta no hubiera liado en Vetusta la que lió. Menciono esa novela porque me vino a la mente la muy distinta reacción frente a la atracción por las sotanas: esta disparatada fiscal no se engaña. y reconoce que el cura peleón le sube la bilirrubina. Lo menciona abiertamente, se lo cuenta a la poli jovencita… Y no vale eso de que la señora no sabe nada del sacerdotal celibato, que es católica de misa y velito en la cabeza (curioso recuerdo de las bonitas mantillas que en España hemos perdido). Pero se lo perdonamos por lo cañera que es cuando toca, más Agustina rampante y cañonera que decimonónica malcasada. Siga así, doña Lee Ha-nui, o Honey Lee, o como desée llamarse en el mundillo artístico, que menudo trabajazo actoral nos regala

La burla y denuesto de la corruptísima convivencia de la clase política, el poder empresarial, la política y la judiciatura, todo ello incensado por el colaboracionismo de los medios (que disfrutan escandalizando a los espectadores con historias preparadas y cocinadas en los despachos) es la marejada de fondo de este k-drama. Entre ellos no se tienen el más mínimo respeto, y el único que se salva de todo el lote es el ganster que habla lento y resopla por la nariz (Go Joon), conservando la lealtad hacia su empleador cuando llegan las horas bajas.

Tecnicamente, encontraremos abundantes recursos de cámara jocosa: ojo de pez en los retratos y primeros planos, cámara lenta con recochineo, morphing (estiramientos de algunos elementos en la imagen) en los golpes, humor escatológico regodeado… si el guionista ha dado una vuelta de tuerca al Equipo A, el recogido tipo de la postproducción ha tenido sobredosis de Coyote y Correcaminos (¡mic mic!). Se nota que, en algunas escenas, los actores han jugado a la improvisación y el despiporre grabando. Quizás porque todos son veteranos de la comedia, quizás porque son amigos fuera de la pantalla…

Que luego el personaje tenga sus escenas de lucha y resistencia cual Toro Salvaje negándose a besar la lona no solo compensa las gamberradas sino que redondea el cuadro. Para salir del infierno hay que luchar contra la propia Sombra, aceptando primero quien eres y lo que eres, su propia historia, y solo así serás redimido

Porque eso es lo que tiene que hacer los sacerdotes: rescatar a las personas rotas. Perdonen ustedes que voy a salir al balcón a gritar: ¡aprended, purpurados de elongadas ínfulas! Esto es un pastor de almas, buscando las ovejas descarriadas y las campanillas de los corderos huérfanos
Un detalle que me llamó la atención es la referencia a los “perros amarillos” (Spitz amarillo coreano (코리안 옐로우 스피츠)), a cuenta de una máscara que se pone el policía chapucero (Kim Sung Kyun, con un trabajo complementario al del protagonista que pide ovación y vuelta al ruedo, otro personaje que se sale de la pantalla a fuerza de guiñol y humanidad).

¿Que tiene de especial esta raza? Pues aparte de ser típicamente coreana, la cuestión es que no es una raza ni de trabajo ni de compañía como otras razas; se cría para comer, tal cual, ganado canino. Detalle este que a los occidentales nos escandaliza, comerse a Rintintín, uf uf…. Pero es que en Corea nunca han tenido grandes rebaños, así que los perros no tienen función como pastores, y lo mismo que sus países vecinos, los coreanos han pasado a lo largo de la historia periodos de hambrunas terribles. Los perros, como los cerdos (esos omnívoros de amplio espectro), tienen la capacidad de poder aprovechar como alimentos fuentes prohibidas a los rumiantes. Dicho en palabras sencillas, a los perros y los cerdos les entra una rata al comedero a roerles el pienso, y se zampan la rata de tentempié. Los cerdos además pueden aprovechar los restos de la huerta y la cocina (si es que sobra algo) y hasta hacer montanera, pero los perros son más cómodos de alojar y encima producen cuero y pieles, vamos, una oveja carnívora. No, esta raza no tiene el carácter propio de las que conviven con los humanos y hasta se convierten en niños peludos (por ejemplo, el perro de Chindo). Tienen mal genio, son peligrosos y les faltan muchas generaciones para convertirse en mascotas (mediante selección de los ejemplares reproductores, cría concienzuda y adiestramiento profesional), aunque parece que cada vez hay mas presiones para la ilegalización de su cria, sacrificio y consumo
La foto de estudio: una escena cuidadosamente fotografiada y equilibrada. Las luces cálidas de ambiente recuerdan que estamos en un interior con velas mientras que las ventanas azules «alejan» el fondo dibujando profundidad. La figura en primer plano bien enfocada e iluminada se destaca por su ropa azul, y el conrtraluz separa la cabeza y el pelo del fodo oscuro que evita distracciones. La segunda figura en el fondo se deja ver con el tono rojizo de su porpio fondo y la mirada que adivinamos la conecta con la primera figura. La composición está separada en dos bloques, conectados por la líneas de los bancos La segunda figura se desplaza de derecha a izquierda jugando sobre el foco amarillo del fondo, y la cámara se mueve de izquierda a derecha para no perderla de vista mientras sigue enfocando a la primera figura La segunda figura ha llegado a la altura de la primera y entra en foco. La sotana está iluminada para permitir recuperar sombras, y el foco amarillo del fondo «justifica» el contraluz dorado. La cámara ha terminado su giro para ofrecer una composición simétrica, con ambos lados conectados por las miradas de los personajes
La tenía en la lista ,y ahora que he terminado con la de leche de coco coreana, iré a por ella, aunque ahora mismo tengo 10 en movimiento, y quiero meter la de la última mudanza, que sale el de taxi ryder y la han puesto en netflix directamente.
Tengo las de cine «no asiático» abandonadas, aunque he notado que de tanto verlos, mi cerebro ya los distingue ,aunque me cuesta un mundo aprender me los nombres…curioso lo del cerebro.
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Muy ameno como nos tienes acostumbrados y si, la serie merece la pena seguirla, entretenida y con numerosos gags y lo de la raza de perro coreana me ha sorprendido, o sea cria de perros para consumo gastronómico….a que sabrá?
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a veces no solo disfruto sino que aprendo leyendo tus entradas. No tanto por la mantilla en la cabeza, que lo vi con mis propios ojos, sino por ejemplo lo del perro o el análisis de la fotografía, nunca hubiera imaginado que se estudiara tanto las imágenes grabadas.
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Y como disfruté cuando gano el premio a mejor drama de SBS, que emocionadico estaba el protagonista al recoger el trofeo. Y eso que otros marcaban de favorito a «Vagabund», pero a mí esta me gustó más, así que ahí que lo celebré yo también.
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